“Algún día tendré mi propio negocio”… y así pasa el tiempo, tan rápidamente mientras nosotros seguimos manteniendo esa “Nota mental” de que algún día tendremos nuestro propio negocio, o algún día viajaremos, o algún día me inscribiré a cierta clase, etc.

Y el tiempo no nos espera, ni tampoco encontraremos un día de la semana que espontáneamente se llamará “Algún día”, de lunes a domingo siempre habrá 7 días, y en año bisiesto nos encontraremos con que viviremos 366 días, pero ese extra tampoco es el “Algún día”.

No solamente postergamos proyectos, deseos o planes, también las responsabilidades, “Después me preocupo por las cuentas, por las deudas, por las tareas” ¿Le parece familiar? , y lo hacemos hasta que alguna situación, o consecuencia, nos obligue a buscar la solución, y es donde aparecen sorpresas, y nos damos cuenta que aquellos problemas que no parecían tan grandes (Motivo por el cual los postergamos) ahora llevan cierta carga extra debido a que los hicimos esperar. ¿Recuerdas aquella cuenta con el banco a la que le depositabas abonos esporádicos, y parecía que nunca disminuía?

Realmente parece que desde ningún punto de vista el postergar nos genera beneficio alguno, incluso antes de vernos obligados a resolver, nos mantenemos desgastándonos de a poco, a cuenta gotas, con ese recordatorio en la cabeza de aquello que tenemos pendiente. “No quiero ir al médico, que pereza…” pero aun así no te salvas de la preocupación por tu falta en la consulta, a veces afrontar esos pendientes resulta mucho más sencillo, que vivir preocupados por el mismo tema.

Postergamos un pendiente, después otro, y luego uno más, ¿Y nos extraña el por qué estamos de mal humor? ¿Por qué no dormimos bien? ¿Por qué nos sentimos tan cansados? Creo que ya vamos deduciendo la respuesta…

A cada uno de los asuntos que postergamos, le aumentamos la carga de saber que aún no lo hemos resuelto, y un poco más con la incertidumbre de no tener la menor idea de cómo es que resultará todo.

Imagina un pizarrón en donde en papelitos de colores escribirás todo aquello que estas dejando para otro día (O mejor aún, no lo imagines, HAZLO…), cuando creas que terminaste da un paso atrás, dos, o tres, si es que no alcanzas a ver la totalidad de esos pendientes, de esos “Algún día”, pero cuidado corres el riesgo de sentirte abrumado, y perdido, entre tantos recordatorios.

Aprendimos con el paso de los años, no solo nosotros, si no la sociedad a aplazar nuestros problemas, y tal vez sin darnos cuenta hemos transmitido tan penosa costumbre a aquellos que son el futuro de esa misma sociedad.

“Es que así soy, por más que intento, siempre dejo todo para después”… sin pretextos, todo está en decidirnos a actuar, porque cuando tenemos hambre buscamos comida, o cuando queremos ir al baño, buscamos el sanitario más cercano, no lo dejamos para después, ni algún otro día. Practicando el dejar de postergar, y mejor afrontar, poco a poco nos enseñará que tan bien se siente no esperar con ansias o, según sea la situación, miedo a ese algún día.

“Cuanto tienes que escalar una montaña, esperar no la hará más pequeña”

¡Que tengas un excelente día!

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas