Cada día que pasa la entropía se apodera con mayor y mayor fuerza de todos los Estados mexicanos, ni la clase política ni los sectores económicos saben ya de brújulas; crearon un modelo económico que cada día controlan menos y por otro lado, no se sabe por qué los autores del desorden han acelerado el paso.

Dentro de poco, si nada se hace, e incluso ahora con mucho trabajo, se podrá evitar que la acción pública se traduzca en un cero a la izquierda. En todos los Estados del país, la clase política no sirve para resolver problemas éticos, tocantes a la sobrevivencia, pero no nos sintamos tan mal como país pues también pasa internacionalmente, es el caso del incendio de la selva amazónica como ejemplo de lo que tenemos encima y que no preocupa a nadie seriamente porque la gente se complace así misma pensando que se trata de algo trivial, cuando la realidad es que se quema ante nuestros ojos el pulmón vital para el mundo entero, vivo ejemplo de que hasta en momentos de urgencia ambiental los países anteponen sus intereses personales en lugar de salvaguardar los ecosistemas, como lo muestra el intenso pleito de niños que desataron esta semana donde Bolsonario, Presidente de Brasil, rechazó los 20 millones de dólares que ofreció el G7 para controlar los incendios en la selva, y dijo no aceptar la ayuda si el Presidente Francés, Macron, no se disculpa primero. Ilumínalos señor…

Volviendo al tema, en los años setentas los sicarios que estaban activos entre México y el sur brasileño solían ser asesinos que mataban por la noche. Ahora se han transformado en comandos armados como la infantería ligera moderna, construyen sus propios carros blindados y a bordo de ellos entran en los pueblos, dispuestos a desencadenar la matanza de residentes y dejar ver su poder. Esta semana lo pudimos ver en Veracruz, Tamaulipas y Chihuahua, no son los únicos que sufren de la incontrolable violencia pero sus crímenes fueron de tal magnitud que prendieron los focos rojos de los noticieros nacionales al alzarse con 28 muertos hasta el momento en que se escribe este artículo dentro de un bar en el Estado de Veracruz y las tres pequeñas asesinadas en chihuahua, aparentemente porque su padre mantenía nexos indeseables.

Que decir de los feminicidios que han venido a colocarse en un hartazgo social, en el que mujeres desesperadas por no ser escuchadas, apoyadas y defendidas expresan su miedo a morir, quizá muchos lo llamen exagerado pero madres, hermanas, hijas. Todos tenemos a alguien que puede salir y solo por ser mujer está expuesta a jamás regresar.

Y así podríamos escribir y escribir sobre como la violencia consume al país y el Estado lucha como lucha el pez cuando es atrapado, solo brinca y brinca sin poder hacer algo más, la política internacional se concentra hoy en el mercado, las finanzas, las elecciones y los tráficos ilegales y se olvida del nuevo derecho que debe ser sustento del Estado, el futuro cercano necesita que del debate se pase cuanto antes a la conducción de la realidad.

Se necesitan nuevas leyes capaces de regular una realidad presente que ni siquiera los constructores del modelo económico y financiero imaginaron tan compleja, pero sobre todo se necesitan cabezas fuertes, sin miedo, sin mentiras, que sean conscientes del dolor ajeno y bajo la protesta de blindar a la sociedad de toda esta bola de nieve roja que nos aplasta poco a poco traigan con ellos estrategias y procedimientos que en lugar de hacernos cada día más inmunes al dolor ajeno, nos ayude a terminar con la indiferencia que mostramos al ver una imagen de un cuerpo maniatado, un hombre ultimado, una joven abusada o un niño golpeado, personas capaces de hacer entrar en conciencia a un pueblo que ya lo acepta todo, pero sobre todo algo o alguien que nos devuelva lo que nos diferenciaba de las especies, lo humano.

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