El presidente de México Andrés Manuel López Obrador sostiene una sorda y cruel guerra civil con grupos privilegiados del anterior régimen.

Además literalmente con la creación de la Guardia Nacional, su fortalecimiento, tiene como objetivo principal, evitar la tentación de un golpe militar de la Armada o el Ejército que volvería a poner en el Poder a los neoliberales.

Está guerra está dividiendo a la clase política y empresarial en nacionalistas y liberales, no hay otro bando.

México está dominado por grupos de privilegios; y los pasados 30 años, por un una minoría rica que controla la mayor parte de los políticos, de los gobiernos y las instituciones sociales.

Son neoliberales que se auto nombran liberales y se han ganado el apoyo de los conservadores. Son los neoconservadores.

Dueños de las instituciones financieras, de comunicación  y de varios partidos políticos, tienen como fin último favorecer siempre a una elite rica.

Se hacen visibles a través de la COPARMEX, la banca, los medios de comunicación, la cúpula de la Iglesia Católica, del PAN, y ahora también del PRD y MC.

AMLO intenta separar a esos grupos de privilegiados ricos de las decisiones del Gobierno.

Estos grupos de privilegio y la corrupción gubernamental, llevaron al país a retrasarse en competitividad, en productividad y en tecnología.

Los empresarios no tenían que preocuparse por ser más eficientes y efectivos, bastaba con dar moche, y así los pequeños grupos de privilegio ganaban miles de millones de pesos con las políticas públicas. Carreteras de cuota con dinero público sin competencia de carreteras libres dignas, concesiones a modo en comunicaciones a modo, adjudicaciones directas de compras o servicios, a precios elevados y con mala calidad, y hasta rescates financieros y condonaciones de impuestos con cargo a la clase trabajadora.

La visión de los gobiernos neoliberales fue desmantelar las instituciones sociales, transformar las que quedaron en instituciones que favorezcan a los ricos. Ceder la banca nacional al extranjero, negarse a democratizar los medios de comunicación, exigir condonación de impuestos, y quedarse con los impuestos que paga la clase trabajadora y la renta del petróleo.

Los ricos acostumbrados a que los gobiernos neoliberales los hacían ganar miles de millones de pesos a costa de empobrecer a la población, iniciaron una cruzada para lograr nuevas crisis económicas y sociales y desbarrancar al Gobierno de AMLO.

La estructura social en México está diseñada para conservar el sistema de cosas favorable para que los ricos siempre sean ricos, y los pobres siempre sean pobres.

El primer gran misil que envió la elite de ricos al gobierno de AMLO fue esconder el dinero y generar una crisis económica y no tener crecimiento productivo ni competitivo.

Guardan su dinero, lo mandan al extranjero. Los miles de millones de dólares ahorrados por los ricos que hicieron su gran fortuna al amparo de la corrupción y el neoliberalismo, no le sirve a nadie.

Los dueños del dinero exigen que el presidente de México sea su títere y hasta su bufón. Así obtenían subsidios y condonaciones de impuestos, concesiones y préstamos que nunca pagaban, contratos fraudulentos e inmorales, y de esa manera se quedaban con el dinero del país sin gran esfuerzo. AMLO les dijo que no.

AMLO respondió al ataque de los grupos de poder ricos.
Ellos escondieron su dinero, AMLO les  cobra los impuestos.
Y ese cobro de impuestos mantiene la estabilidad de precios.
AMLO toma ventaja y ataca dos  veces.

Rompió el paradigma inflacionario, subió el salario mínimo. Y para contrarrestar la falta de dinero circulando que fue escondido por los ricos, en lugar de los programas de entregar el dinero del gobierno a lo más privilegiados, lo entrega a los estudiantes, a los jóvenes y ancianos pobres.

Esta política social de AMLO aumentó el dinero que hay en los hogares mexicanos de los más pobres. Ese sector de pobres, ahora demandan más bienes y servicios, tienen con que comprar.

El dinero genera dinero, y los sectores productivos compiten entre sí para vender. Ese dinero pasó a los pequeños comerciantes, y de ahí el dinero continúa gastándose y aumenta la producción y aumenta la ocupación activa, genera empleos formale.

Por primera vez en décadas el trabajador gana un poquito más, y cada peso le alcanza para lo mismo, no hubo devaluación ni inflación, pero gana más, en términos reales, es menos pobre y los sectores productivos tienen mayor demanda.

Todos ganan, hasta los traidores ricos de ricos.

Los programas sociales de AMLO son con el dinero cuyo origen antes los gobiernos neoliberales le daban el dinero a los ricos pretextando que generaban riqueza, pero la acumulaban.

Ese gasto de gobierno ha aumentado el consumo en México, las exportaciones se mantienen, pero la cúpula empresarial quiere detener la inversión, un componente clave para una buena economía.

Los ricos vuelven a atacar e inician una serie de amparos para detener el gasto público en obras de infraestructura, para detener los empleos, de ahí la oposición al tren Maya y el aeropuerto en Santa Lucia.

Aún no les alcanza para provocar una devaluación, para provocar una inflación.

La propuesta económica de AMLO fue a plazo inmediato, no subió los impuestos, pero si los cobro a los ricos, y eso los tienen enfurecidos, están obligados a ser competitivos, y no como antes, sobornar a un político vende patrias y con ello ahorrarse o ganar miles de millones.

Pero a AMLO le falta aún generar obras estratégicas de infraestructura en todos los estados, por todo el país.

Aun falta que el gasto público vaya a esos rubros para que la economía no solo sea estable, sino que crezca.

Pero la concentración de poder que se logró los pasados 30 años y sus nuevas instituciones neoliberales, crearon una red de intereses económicos que alcanzó las raíces de MORENA, el Partido que llevó al poder a AMLO.

Así que con políticos neoconervadores y neoliberales en MORENA, y los intereses económicos prevalecientes, hacen que los cambios en este país, se detengan.

Esta intrincada red se apoya mutuamente para favorecer a una pequeña elite de ricos neoliberales.

La guerra es muy larga, nacionalistas contra neoliberales.

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