Se sitúa en la línea del tiempo, como un pueblo centenario, en función de la ponencia presentada por el célebre Maestro Jorge Martínez Zepeda, que arrojó como fecha de fundación el 12 de octubre de 1892, por el irrefutable contenido de exposición, que dio origen a que Tecate, contara como pueblo con su acta de nacimiento.

Sin embargo, en su origen es un sitio milenario en historia, si se toma como fundamento el hallazgo arqueológico que data desde hace 14,500 años, localizado en la “Isla de Cedros” donde se detectaron vestigios de vida humana, a los que se les aplicó científicamente el método del carbono 14, que dio como resultado la fecha antes citada. Si bien es cierto que  en Tecate, se encontraron elementos similares a los de la Isla, a los que se les dio el mismo tratamiento científico, dando como resultado un asentamiento indígena tardío con una diferencia en miles de años comparativamente con el sitio arqueológico de la “Isla de Cedros”. A lo que hace referencia el arqueólogo Fernando Oviedo, que Tecate en  particular hay mucho trabajo pendiente por hacer, sin descartar que en la aplicación de nuevos proyectos pudieran darse resultados con fechamientos más tempranos, en tanto esto no suceda se mantendrá el que actualmente se conoce que oscila entre los 500 y 1000 años de antigüedad.

Pinturas rupestres en el interior de la cueva del sitio

ARQUEOLÓGICO “LOS GUERREROS”

CUEVA SITIO LOS “GUERREROS”

En estudios museográficos y obras consultadas que ilustran respecto al tema, indican que la llegada de los primeros pobladores a la península de Baja California, se remonta a 15,000 años del tiempo presente, grupos que en su peregrinar avanzaban en espera de encontrar parajes que contaran al menos con lo elemental para subsistir principalmente el agua, como ejemplo existen en la región rancherías con esas características, que se asentaron al pie de algún aguaje o al margen de un arroyo, como es el caso de Jacuin, que en tiempo de lluvias es considerable el caudal de agua que corre por el arroyo y en tiempo de secas se pierde totalmente de la vista, como si no existiera nada, pero los rancheros y vecinos del lugar cuentan con represos como pequeños lagos en miniatura de donde se riegan los pequeños campos de hortaliza y las huertas de árboles frutales por lo que nunca se carece de agua.  

Jacume, sitio elegido por los jacumeños que contó en su momento en abundancia del vital líquido, además tenía en su haber los manantiales de las aguas termales y el aguaje de fierro. De los parajes de mayor trascendencia es el “Cañón del Álamo”, lugar en donde no dejan de correr las cristalinas aguas en cualquier época del año, deslizándose lentamente entre cientos o miles de álamos acompañados de escasos encinales, cuando las lluvias regresan la cascada se activa en todo su esplendor ofreciendo en conjunto un impresionante espectáculo como una bella postal.

PINTURAS RUPESTRES SITIO “PIEDRAS GORDAS”

 Cañón del Álamo, lugar de mito y leyenda, en esta ranchería corrió la leyenda de la “Piedra Hombre”, este monumento natural se ubica en la parte más alta de la cordillera, que se orienta al oeste de donde se domina ampliamente la belleza del gran Cañón. De una roca que se localiza entre los vestigios de lo que fueron las chozas de los pobladores del lugar, se dice según creencias que cuando un niño estaba por nacer llevaban a la mujer y la sentaban en la piedra y de acuerdo de los movimientos se sabía si iba a ser hombre o mujer.

En este paraíso envuelto en el misterio, nació el guerrero Jat-Ñil, un icono de la cultura kumiai, y del que fue posible conocer un poco de la historia del sitio, de la familia y de su vida personal, por la entrevista que  realizo el peruano Manuel Clemente Rojo Zavala, a finales de la quinta década del siglo X1X, entre los años de 1848-1849, cuando el guerrero Jat-Ñil, era ya un anciano, de esos importantes momentos se destaca lo que le narró al Licenciado Rojo, “Mira yo soy el tercero en el orden al mando de esta tribu, primero lo fue mi abuelo, luego mi papa y ahora yo, por eso esta tribu fue conocida como Los Jatñiles, mi papa me decía que no fuera yo entrar en pelea con los blancos como no lo hice yo y tu abuelo, porque sabíamos que un día llegarían y serían los dueños de las tierras, mírame aquí viejo, solo y sin mirar, los míos se fueron a California, a la fiebre del oro”, en busca de fortuna somos muy pocos los que quedamos aquí.

SITIO ARQUEOLÓGICO “PIEDRAS GORDAS”

Este es un gran sendero que ofrece historia y cultura que bien se puede sumar a la ruta del vino, motivos y razones existen para visitar el sitio, en él encontrará las dos piedras enigmáticas, anteriormente citadas, el abundante bosque de álamos, sus cristalinas aguas que corren por el arroyo, el panteón donde está sepultado, según testimonios, Sebastián Osuna, el ultimo capitán de la tribu y donde también descansan los restos de aquel célebre personaje, “Mingo el Indio” que muchos que lo conocieron sabrán a quien nos estamos refiriendo y si la suerte los premia tendrán la fortuna de avistar las manadas de caballos salvajes que era su hábitat elegido, no obstante Fernando Cuajo, se ganó el mote de “El Mesteño” por la destreza que tenía en atraparlos, amansarlos, para venderlos a los rancheros, pero además si usted tiene dotes y habilidad en la búsqueda de tesoros en este bello lugar los puede poner en práctica, desentrañando el misterio de la campana de oro perdida.

Culturalmente el legado de estas primeras civilizaciones, se expresa en más de los veinte sitios arqueológicos, incluyendo el museo de sitio El Vallecito, que corren de oeste a este, iniciando con Los Alisitos, pasando por el de San José, y llegar a la de mayor concentración en el corazón de la sierra en La Rumorosa, hasta la caída en el desierto en la Laguna Salada, territorio compartido entre los dos municipios Mexicali y Tecate, donde se localizan los últimos sitios arqueológicos uno en el Cañón de La Víbora y el otro en el Cañón de Guadalupe, hacia el sur, rumbo al municipio de Ensenada, en Tanama hay dos sitios ya casi al borde de la desaparición, un petrograbado conocido como la carita de La India, uno más lo identifican como las pinturas de Los Monos, porque precisamente son las figuras en forma de monos, que están plasmadas en unos nichos que contiene una singular piedra que emerge de las entrañas de la tierra motivo por el cual las montañas recibieron el nombre de “Los Monos”. Kilómetros adelante en el rancho Los Bateques, también se manifiesta esta cultura primitiva, que presenta en algunos paneles pinturas rupestres, en la misma dirección poco más adelante del poblado de Valle de Las Palmas, se gira hacia la izquierda y a menos de 30 minutos tal vez se llega al sitio arqueológico de “Rancho Viejo” que presenta solamente un panel de pinturas rupestres, que al parecer solo acostado pudieron haberlas plasmado. Pero agregado a este sitio lo más destacado son los morteros de más profundidad en roca dura y firme moldeados tal vez en cientos o miles de años que no se ha encontrado algo igual en ningún otro lugar, el ultimo sitio arqueológico en el municipio de Tecate, se localiza al suroeste del poblado Carmen Serdán, en esta comunidad sería el punto final o destino si se llegara a implementar una ruta cultural.

CAÑADA DE TECATE

JUAN BANDINI BLANCAS  (1800-1859)

Es una etapa muy significativa para  la historia de Tecate, esta tiene su inicio al término del periodo misional al crearse la ley de la secularización de la misiones, aprobada el 17 de agosto de 1833, la que en sus preceptos estipulaba que la sociedad civil podía adquirir los bienes del clero, esto dio origen al nacimiento de los ranchos, en ese contexto aproximadamente cuatro meses después, recibe en concesión cinco sitios de ganado mayor el peruano Juan Bandini Blancas, originario de Lima Perú, lugar donde nació el 4 de octubre de 1820, con fecha 14 de diciembre de 1833, dándole un año de gracia para poblarlo, cultivarlo y cercarlo con la condición de no afectar los caminos vecinales, el predio colindaba al este con la ranchería llamada Milkuatay el norte y sur estaba amurallado por las dos cordilleras que custodian el gran valle donde se asentó el pueblo de Tecate, el oeste está limitado por la ranchería de San Isidro Ajolojol actualmente Valle Redondo, dando a los hermanos José e Ignacio López, once sitios de ganado mayor por el servicio  a la patria.

Imagen tomada en 1851, Juan Bandini Blancas y su hija Margarita

Como rancho dedicado a la agricultura y la ganadería, tuvo un periodo de vida de 36 años. Siendo don José Mogort el hombre de las confianzas de Juan Bandini, y aprovechando que Bandini ya había muerto el 4 de noviembre de 1859, lo solicitó en propiedad en el año de 1862, argumentando que él lo estaba habitando y trabajando desde el año de 1854, la solicitud surtió efecto, el predio le fue concedido. Tiempo después ya nada se supo de don José Mogort, en 1869, fue solicitado por un tercer aspirante don Luis G. Sosa, originario del Estado de Guerrero, poco le duró el gusto a los dos meses de haberle otorgado la propiedad muere en una explosión en el pueblo de Santo Tomas.

Al parecer, de los Bandini ya no se sabía nada pero el Licenciado Juan del Toro abogado de la familia Bandini solicita a las autoridades de Santo Tomas la devolución del Rancho Tecate. Así también, en 1925 todavía descendientes de la dinastía de los Bandini, pedían información del estado que guardaba la propiedad del Peruano, pues fue este personaje a quien se le debe el génesis de la colonización en Tecate al que se le ha señalado como un traidor, sin embargo, de acuerdo a la época, con sus acciones solo pretendía dar protección y asegurar sus bienes, pues en el conflicto bélico por William Walker en la invasión a Baja California en 1854 escribió a su hijo que estaba en ese entonces en la grulla diciéndole que se uniera a los defensores para proteger la patria. Además murió siendo Mexicano y pese a lo que se le tachó, fue un personaje que tiene un papel importante en la historia tanto nacional y localmente.

Cañada de Tecate

Por: Emilio Sánchez Pérez
Cronista Municipal
Taller de Historia de Tecate

1 Comment

Haydee Rodriguez Quintana octubre 12, 2019 at 10:13 am

Hermoso pueblo magico, orgullosamente Tecatense. Gracias a mis padres Beatriz Quintana Anaya e Isidro Rodriguez Cobian de Sonora y Jalisco respectivamente por su gran esfuerzo. Gracias a Tecate por recibirlos gente noble y calida.

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