La intención del Presidente de la República de conducirse, y conducir su gobierno, con austeridad es, sin duda, muy loable y ha dado un gran ejemplo a nivel nacional e internacional. Uno de los signos más importantes es la venta del avión presidencial, y más que eso, el uso que hace de vuelos comerciales para transportarse por todos los rincones del país. Lo hemos visto en las salas de espera y en múltiples videos sentado en las filas de asientos del avión. La gente aprovecha para tomarle fotos o tomarse fotos con él, plantearle sus problemas o simplemente expresarle sus opiniones.

Por otro lado, hay algunos inconvenientes que bien vale la pena que el Presidente y su equipo tomen en cuenta para una reflexión sobre la conveniencia de continuar con la práctica del uso de aviones comerciales. Hablemos del tiempo. Tomar un avión comercial implica estar un tiempo en la sala de espera que puede llegar a ser hasta de 1 hora. Para un ciudadano común y corriente esto no significa mucho, pero para un Presidente son 60 minutos que bien pudieran dedicarse a tomar decisiones.

Los aviones comerciales toman rutas normales, el avión presidencial toma rutas específicamente diseñadas para su pasajero más importante, reduciendo el tiempo de vuelo, que en el caso de un trayecto de CDMX a Tijuana, puede reducirse hasta en la mitad.

El Presidente se expone a faltas de respeto que tienen un efecto en la imagen pública, y aunque sea muy cercano a la gente, es importante que el país perciba que su primer mandatario genera respeto entre la gente que lo tiene cerca y no al revés.

Pero en el caso de Culiacán hay que decir algo que ha pasada un tanto desapercibido. Se dijo que el Presidente estaba incomunicado para atender la emergencia por que se encontraba en viaje por Oaxaca. Esto es inaceptable para un Jefe de Estado. Ante una crisis como la que se presentó, es imprescindible que quien toma las decisiones esté disponible para cumplir su mandato y tomar las decisiones que le corresponden. En este caso fue una aprehensión fallida que puso en riesgo a miles de ciudadanos. La estrategia evidentemente tuvo fallas graves, pero lo más grave, es que el jefe de las fuerzas armadas no estaba localizable. Hay muchas situaciones aún más graves que la de Culiacán que pueden presentarse en cualquier momento, y el Presidente debe estar comunicado en todo momento.

Creo que es tiempo de que el Presidente López Obrador cambie su estrategia y se haga de un avión presidencial que no tiene por que ser tan caro o tan grande como el que está en venta. Pero un avión pequeño, más modesto, seguro y con espacio suficiente para una comitiva pequeña, es algo que los mexicanos aceptaríamos como una medida austera y daríamos por cumplida su promesa de campaña respecto de este tema.

Por encima de la austeridad, está la capacidad del Presidente de cumplir con su mandato. Estar incomunicado, es un grave impedimento para lograrlo.

paco@pacogarciaburgos.mx

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