Terminó hace unos días el Sínodo de los Obispos para la región del Amazonas, convocado en el Vaticano por el Papa Francisco. Este Sínodo se reúne cada dos años de manera ordinaria, y extraordinaria cada vez que lo convoque el Santo Padre. Participan Cardenales, Arzobispos, Obispos, Sacerdotes y laicos expertos en el tema para el cual fue convocado. En este caso asistieron 185 Padres Sinodales como se le llama genéricamente a los participantes. El único mexicano miembro del colegio sinodal fue el Arzobispo Primado de México, el Cardenal Carlos Aguiar Retes.

Fue un sínodo muy controvertido por el cual el Papa Francisco fue muy atacado. Se le llegó a atacar de faltar a su principal encomienda que es cuidar el depósito de la fe, es decir, cuidar que la enseñanza de Cristo sea la misma a través de los siglos. Fue acusado de idolatría al aceptar en los jardines vaticanos rituales indígenas de la zona del Amazonas y recibir la imagen de Pachamama, la madre tierra equiparada por muchos pueblos indígenas a la Virgen María. También lo fue por poner a discusión la posibilidad de ordenar diaconisas a mujeres y más aún por considerar que se pueda ordenar sacerdotes a hombres casados.

La ordenación de mujeres diaconisas ha sido discutida a lo largo de la historia de la Iglesia, no es un tema nuevo. En los siglos recientes no se ha llegado a dar el paso, pero algunos sostienen que sí existían en los primeros años de la Iglesia. Y sobre la ordenación de los varones casados habrá que decir que durante el primer milenio la Iglesia los ordenaba como práctica común. No fue sino hasta los dos Concilios de Letrán, en el siglo XII, cuando se instituyó como obligatoria la práctica del celibato. Pero en la historia reciente, tanto San Juan Pablo II como Benedicto XVI aceptaron la inclusión de varones casados al sacerdocio cuando se incorporaban a la Iglesia provenientes de otra religión como es el caso de los anglicanos. Ninguno de ellos fue tan atacado por ese tema como lo ha sido el actual pontífice. Me queda claro que los cambios que está introduciendo el Santo Padre en materia del manejo del dinero del Vaticano, así como en prácticas pastorales centenarias, que por otro lado fueron iniciadas desde San Pablo VI después del Concilio Vaticano II, son la causa de ataques tan virulentos como los que ha recibido. Nadie puede impulsar tantos cambios sin que se enfrente a resistencias como las que está enfrentando Francisco, cuya fuerza e intensidad es pocas veces vista.

El Sínodo se manifestó a favor de la ordenación sacerdotal de varones casados bajo ciertos lineamientos, y pidió un mayor estudio a la ordenación de diaconisas. Ambas medidas las dejó a consideración final del Santo Padre quien tiene siempre la última palabra en las deliberaciones del Sínodo.

La ordenación de hombres casados abre la puerta para que en el futuro no solo sean posibles en la región amazónica, sino también en otras como pudieran ser África o Asia, donde la presencia de sacerdotes es escasa, y eventualmente, se pudiera incorporar como regla general para toda la Iglesia. Las Iglesias Orientales aceptan a los sacerdotes casados pero no pueden ser ordenados Obispos para quienes sí está reservado el celibato. Es una disciplina que ha funcionado a lo largo de muchos siglos, me parece que pudiera ser adoptada en términos muy similares en la Iglesia Católica con beneficios muy positivos para la predicación del Evangelio.

paco@pacogarciaburgos.mx

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