El último mes de 2019 llegó, muchos estudiantes desde jardín hasta la universidad se preparan para las fiestas navideñas. Las posadas a la vuelta de la esquina. Los maestros y padres de familia miran con azoro que deben entregar calificaciones y además preparar todo aquello relacionado con los festejos. Que si los presentes, las comidas y además cumplir con aquellos compromisos de trabajo y familiares que nunca faltan.

En lo personal adoro la navidad y todo lo que implica, adornar, pensar en la gente que amamos y aquellos seres que alejados están o que ya pasaron a otro plano de la existencia, no dejan de estar presentes en nuestro pensamiento y en nuestro corazón.

Recuerdo la época en que fui docente, las preocupaciones de quienes fueron mis alumnos por las calificaciones y a su vez la de sus papás porque si quedaban a deber alguna materia no podrían irse de vacaciones. ¡Qué tiempos! Imagino ahora a muchos de ellos que ahora son papás o docentes, ¡Quién lo diría! Hace poco escuché a uno de ellos quejarse de lo poco cumplido de sus alumnos, y no pude evitar sonreír. Le comenté ¡Tenles paciencia! … Sonrió, afirmando “Yo también fui una pesadilla”.

Así que atención a que es el mes de contar historias, anécdotas y cuentos, incluyo algunos.

Un día cualquiera…

Como cada día de semana laboral la escritora LY se levantó pasadas las cinco de la mañana antes de que sonara el despertador, bajó a la cocina y preparó el café, mientras esperaba a que terminara de escurrir comenzó a ordenar en su pensamiento las labores del día, veía al horizonte en ese punto en que se pierde el azul del cielo con el azul del mar y…llegaron uno a uno los recuerdos. La sacó de sus pensamientos la alarma de la cafetera que le indicó que ya había terminado de prepararse el café, lo sirvió el en su taza favorita, aunque no lo crean, tiene una taza favorita, es blanca en forma de corazón, sólo la utiliza en momentos especiales y éste …era uno de ellos. Cuando su mente divaga y la hace llegar a otro lugar. Se estiró, se sentía algo adolorida del cuerpo, sacudió su cabeza trato de alejar esas historias de su mente que creía eran un sueño.

Nuevamente se perdió en sus pensamientos, recordó ese sueño extraño que tuvo durante la noche y la frase que se repetía en su cabeza más de una vez “Fuiste a domar…ese oso” sonrió, su cuerpo adolorido le hizo pensar que quizá eso no fue sólo un sueño. Antes de dar el primer sorbo a su café aspiró su aroma, no sabía que le gustaba más si su aroma, el sabor o el deleite de su calor que le agradaba sentir al beberlo, claro sin haberle añadido azúcar (Según dice pierde el sabor el café, con el dulce) trató de recordar ese sueño, era como si algo le impidiera recordarlo, lo único que su mente le dejó ver es que ella en ese lugar, con ese ser era feliz, ahora respiraba parte de esa paz que le había dado soñar… Lo que recordaba con nitidez es que hacía calor, y estaba nublado, lleno de nubes, cuando regresó a su morada observó a lo lejos el atardecer con unos colores entre amarillos, rojos y ocres, que hacía mucho tiempo no tenía oportunidad de ver.

Sonó la alarma de su reloj era el momento de vestirse con su ropa del trabajo diario, ya portando la indumentaria requerida, se detuvo un momento y aspiró el aroma de esa camiseta roja que le llenaba de paz, se fue a su encuentro con el trabajo de un día cualquiera…

He visto un helecho…

Si, ese que adorna la estancia posterior de mi casa, vive dentro de una jarra de cristal trasparente con  un borde color plateado, sobrevivió a la sequía a la que lo sometí de manera involuntaria, platiqué con el después de haberle llenado el recipiente de agua, sus raíces secas se negaron a dejarle morir, se enredaron entre las canicas que adornan el contenedor traslúcido, perpleja me quedé al ver como la vida se aferra a la vida, igual cuando un humano se aferra por lo que sea, a otro ser…

“Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió”

El Principito
Antoine de Saint-Exupéry

“Los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín y no encuentran lo que buscan… Y sin embargo, lo que buscan podría encontrarse en una sola rosa, o en un poco de agua. Pero los ojos están ciegos”

El principito
Antoine de Saint-Exupéry

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