JAMES KNOX POLK

El 15 de abril de 1848, Nicholas Philip Trist (48) había recibido instrucciones del Secretario de Estado James Buchanan (57) para no presionar la adquisición de Baja California; pero debido a las demandas del presidente de los Estados Unidos, James Knox Polk (53) para conseguir el control de todo el litoral del Pacífico, estas fueron canceladas el 27 de agosto.

Nicholas Philip Trist

ANTONIO MARÍA MELÉNDREZ CESEÑA

Llegaron otro grupo de filibusteros a La Grulla al amanecer el día 2 de diciembre de 1853, rodearon las habitaciones y se hicieron conducir a la de Antonio María Meléndrez Ceseña (23), que era a quien buscaban.

La actitud de Antonio María Meléndrez Ceseña (23), su genio militar que no tuvo más escuela que su vida libre de ranchero, lo llevan a no dar respiro a los filibusteros; además, su enorme conocimiento del terreno fueron factores decisivos para que incluso el apocado subjefe político del Partido Norte, Francisco Xavier del Castillo Negrete se aprestara, el 4 de diciembre (1853), a unirse con Meléndrez y a darle órdenes como si él fuera el comandante victorioso y no el propio Meléndrez.

FILIBUSTEROS

WILLIAM WALKER

Está documentado que el 13 de diciembre de 1853, se embarcaban 230 hombres en el buque “Anita” desde San Francisco viniendo con William Walker (29) para fundar una república proesclavista en las extensiones de Baja California.

La barca “Anita” con 183 hombres, desembarcaron en Ensenada el 17 o 20 de diciembre; poco después llegaron otros 70 refuerzos procedentes de San Diego para acabar de afianzar la posición de William Walker (30), quien a principios de 1854 contaba con unos 600 hombres y 2 cañones, mientras que las fuerzas de Antonio José María Melendrez Ceceña (23) llegaban a poco más de 50.

Estas eran las condiciones cuando el 18 de enero de 1854, el médico aventurero cambió en Ensenada la designación de República de Baja California por República de Sonora, e hizo en su Fort McKibbin, una bandera con dos estrellas representando las dos provincias de la nueva nación.

El 18 de enero de 1854, William Walker (30) expidió un nuevo decreto por el cual se cambiaba el nombre de República de Baja California por el de República de Sonora.

A pesar de las circunstancias, William Walker (30) se proclamó presidente de Sonora, el 18 de enero de 1854, y la nueva república fue dividida en los Estados de Baja California y Sonora, esta última regida por el Código Civil vigente en Luisiana.

El 2 de abril (1854) llegó William Walker (30) a San Vicente, donde hizo concurrir a una junta a algunos de los vecinos de los rancheros contiguos, a quienes les dijo en inglés que él había venido a proteger los verdaderos intereses del país; que iban a independizarse de México y formar una república, de la Baja California y del Estado de Sonora, bajo la protección del gobierno de Estados Unidos, y que él, como presidente de dicha república, les invitaba para hacer una petición al congreso norteamericano, con el objeto de que los protegiera contra la tiranía del gobierno de México.

El 7 de mayo de 1854, Antonio José María Meléndrez Ceseña (24), expulsó definitivamente al filibustero William Walker (30) obligándolo a cruzar la línea divisoria internacional en el rancho de Tijuana.

FRANKLIN PIERCE

Una muestra clara de que las acciones del poder federal iban en un sentido y las de los interesados en la anexión de otro, es que el 18 de enero de 1854, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce (50), hizo una proclama acerca de lo que sucedía en Baja California.

“Por tanto, yo Franklin Pierce (50), presidente de los Estados Unidos, he expedido esta proclama, advirtiendo a todas las personas que tengan alguna parte en dichas empresas o expediciones, que se aplicarán con todo rigor las penas establecidas por las leyes contra tales delincuentes, y exhorto a todos los buenos ciudadanos a que, por consideración a nuestro carácter nacional, por respeto a nuestras leyes, al derecho de gentes y a los bienes de la paz y bienestar de su país, desaprueben e impidan por todos los medios legales esas criminales empresas; y prevengo a todos los empleados de este gobierno, civiles y militares hagan todos los esfuerzos posibles para arrestar a tales delincuentes a fin de que sean juzgados y condenados”.

Muy notable fue que ninguno de los agentes referidos se presentase a impedir semejante escándalo, cuando todo se hizo público en el puerto referido y cuando, anticipadamente (El día 8 del propio mes) según refieren los mismos diarios, se había fijado en la esquina de las calles de “Kearny” y “Sacramento” la bandera de los filibusteros, con el objeto manifiesto de reclutar gente para la segunda expedición.

Otros diarios, los que en apariencia apoyaron el movimiento pero que en realidad tenían interés de incorporar Baja California a Estados Unidos, como el “San Diego Sun” y el “Calexico Daily Chronicle” mencionaron que, de ganar los federales, la dictadura se volvería a establecer.

Telegrama del 30 de diciembre de 1876 de Miguel G. Pritchard, cónsul mexicano en San Francisco, a la Secretaría de Estado: “Digo a usted, por si fueran exactos los informes que acabo de recibir; para que él dé la voz de alarma a nuestros hermanos, y que se pongan en defensa del territorio nacional”.

El 3 de mayo de 1885, el Cónsul de México en San Diego, Tomás Valdespino Figueroa, afirmó: “Hoy una persona me aseguró que realmente se trataba de una invasión de filibusteros a la Baja California, semejante a la que intentó William Walker en 1853”.

Si los Estados Unidos no aceptan esa faja de tierra, el “Sun” del 6 de mayo de 1886, propone que una corporación particular la adquiera y establezca un gobierno independiente, a donde todos los que sufren de jaqueca y todos los viejos politicastros puedan emigrar y crecer con el país.

El 20 de diciembre de 1888, la Cámara de Comercio de Los Ángeles, a iniciativa del doctor Widney, “Ha resuelto el día de ayer dirigir una exposición al Gobierno, para negociar la adquisición, por este país, de la Baja California”.

Periodistas de San Diego, fueron descubiertos al querer proyectar una invasión filibustera a Baja California, formulando declaración de independencia.

“EL ÁLAMO”

El cónsul Joaquín Díaz-Prieto afirmó el 18 de abril de 1889 que, debido al alto número de desempleados que había en el sur de California, y que se trasladaban a los minerales de Santa Clara (El boom minero estaba en apogeo en esas fechas, al grado que el poblado de El Álamo llegó a tener cinco mil habitantes por algunos meses), podrían, según los editorialistas, ser utilizados para una invasión de carácter filibustero.

En el transcurso de las indagaciones realizadas en torno a este asunto (Filibusterismo), se descubrió que la “Compañía Mexicana de Terrenos y Colonización”, una empresa británica con fuertes inversiones económicas en la península también había estado involucrada.

Por su parte, en Ensenada, George Ryerson informó a Tomás Valdespino Figueroa, el cónsul mexicano en San Diego, que el capitán Buchannan Scott, representante de la “Compañía Inglesa” en el puerto, “Trató de convencerle de la conveniencia de que la península pasara al dominio de los Estados Unidos, considerando, en primer lugar, que en caso de que se verificase la anexión, las propiedades, tanto de la compañía como de particulares, aumentarían de valor, cuya idea fue rechazada enérgicamente por el señor Ryerson”.

Sin embargo, Buchannan Scott, gerente de la “Compañía Inglesa”, el 8 de agosto de 1890 informó a Mr. Cuthbert Quilter, representante de esa compañía en Londres, que los terrenos ubicados en la zona fronteriza debían considerarse como perdidos; “Existen algunos habitantes muy tercos en esa parte del territorio, por lo que mejor usted debe considerar que todo ese territorio no pertenece a la compañía”.

El 16 de diciembre de 1891, J. A. Drougth, directivo de la “Compañía de Desarrollo de la Baja California”, filial de la “Compañía Inglesa”, preguntó: “[…] si habría algún medio, por difícil que sea, de conseguir que esta península pase a poder de otra nación (Sin decir cuál) que sus socios han estado acá iniciando esta idea por largo tiempo y muchos han basado sus esperanzas en este cambio que él había aconsejado desde Londres que se aconsejase despejar esa incógnita, pero que nadie se había atrevido a hacerlo y que por fin él, cuyo sistema era proceder con entera franqueza había venido para aclarar eso conmigo: que ese cambio haría la fortuna de los que intervinieran en él, de manera de satisfacer las más exageradas ambiciones”.

El 20 de diciembre de 1906, un grupo de rancheros del Valle Imperial, California, solicitó que la región deltaica del Río Colorado pasara a formar parte de Estados Unidos, por compra o permuta por una región de Texas.

Lo que más les avergonzaba, y además era cierto, fue que tanto los clientes, las prostitutas y los dueños de las cantinas eran estadounidenses.

MOVIMIENTO DE 1911

ENERO

“Regeneración” hizo un llamado urgente a los mexicanos y a la gente de izquierda de todas partes.

Un día después, el 24, el “Calexico Daily Chronicle” publicó acerca de la llegada de un grupo armado la tarde del día anterior.

Después de que pasaron armas de contrabando por la frontera, José María Leyva y Simón Berthold Chacón y otros seis cruzaron el 27 de enero la línea divisoria, a pocos kilómetros al este de Calexico y Mexicali.

Los rumores de un ataque se incrementaron en los siguientes días; el subprefecto político tomó algunas medidas preventivas y el 27 de enero, Gustavo Terrazas recibió autorización para formar un grupo de voluntarios y preparar la defensa.

La campaña del PLM en el entonces llamado Territorio Norte de Baja California comienza el 29 de enero de 1911, cuando cerca de 30 rebeldes guiados por José María Leyva y Simón Berthold, junto con un grupo de residentes entre los que se encontraban Margarita Ortega y Natividad Cortes, tomaron el pueblo de Mexicali sin encontrar resistencia; abrieron la cárcel, ocuparon el cuartel, confiscaron los fondos de la aduana y de otras oficinas de gobierno.

En su “Diario de Fatigas”, Julio Núñez registró que, para el amanecer del 30 de enero, ya se habían presentado los primeros voluntarios: Julián González Romo, su hermano Lerdo González Romo (39), Andrés Adams, Rómulo Brambila, Juan de la Cruz Peralta, Ezequiel Collins y Mauro Soto.

Así, al amanecer del día 30 de enero, un día después de la toma de Mexicali, rancheros de Tecate en su mayoría, ya estaban dispuestos a combatir a los “Revoltosos”; en los días siguientes se sumarían más rancheros.

El 30 de enero, un día después de la toma de Mexicali, en el “Los Angeles Examiner” -de la cadena de William Randolph Hearst uno de los mayores promotores de la anexión de Baja California a Estados Unidos- se publicó por primera vez que la toma de Mexicali se trataba de un movimiento de carácter filibustero.

FEBRERO

De allí que Porfirio Díaz (80), desde la segunda semana de febrero -y no en su informe del 1 de abril- tuviera información de que “Los filibusteros americanos están planeando invadir la Baja California con el propósito de establecer un gobierno independiente”.

Ante las insistentes preguntas de los reporteros, Simón Berthold Chacón y José María Leyva (34) ofrecieron, el 21 de febrero un resumen de los fines de los liberales: Los magonistas eran independientes de Francisco Ignacio Madero González (38) y se inclinaban a establecer una utopía en forma de una mancomunidad socialista o cooperativa.

Enrique de la Sierra, cónsul mexicano en Calexico, el 22 de febrero y el 3 de marzo dio el nombre de filibusteros, en el sentido anexionista, a los hombres que ocuparon Mexicali.

MARZO

El primero de marzo otro grupo de “Revoltosos”, dirigidos por Luis Rodríguez, cruzó la frontera, saqueó varios ranchos y se estableció en el indefenso pueblo de Tecate.

Richard “Dick” Ferris contaba con el himno de la nueva república y el visto bueno de importantes personalidades de California, “Mi proposición es absolutamente seria”, dijo, y especuló acerca de que en Baja California se podría formar una república en la que se permitieran los juegos de azar, los cuales estaban prohibidos en el Estado de California. Muy lejos de la frontera, en Nueva York, el “New York Times”, con una influencia importante en Estados Unidos y los consulados mexicanos, publicó el 5 de marzo que existía un “Plan para darnos la Baja California”.

Tratando aparentemente de reforzar la última impresión, el 7 de marzo de 1911, “Los Angeles Times” publicó un artículo fantásticamente manipulado para hacer creer que los liberales recibían apoyo financiero de poderosas empresas de Chicago e intentaban fundar una república en los Estados del norte de México, donde había grandes inversiones de capital norteamericano.

El 8 de marzo, luego de todos los sucesos que hemos narrado, el cónsul estadounidense informó que, para esas fechas, el grupo insurgente se componía de entre 125 y 200 hombres, que varios extranjeros decían pertenecer a la IWW y que “Los líderes del grupo se consideraban así mismos independientes del resto de los líderes que operan en otras partes de México, y ellos proclaman que su intención es establecer una república independiente en Baja California”.

Los eventos a los que hace alusión tienen poco más de una semana de haber sucedido y el comentario que él hace -de que los miembros de la IWW se retiraron, y con ellos las intenciones de formar una república socialista- apareció el 8 de marzo en el “San Diego Union” y “Los Angeles Times” y el 9 de marzo en el “San Diego Evening Tribune”.

“Los Angeles Times”, en el mismo sentido, afirmó que los americanos que desertaron eran quienes propugnaban por el establecimiento de una república socialista.

En marzo, afirma el corresponsal de “Los Angeles Examiner”, varios mexicanos -uno de ellos hermano de José María Larroque- acudían a los hoteles para enterarse acerca de lo que se decía de la Baja California y la opinión generalizada de los estadounidenses que frecuentaban esos lugares era que, en menos de una semana -la tercera de marzo-, Estados Unidos contaría con un nuevo territorio.

El pueblo de Tecate, que estaba defendido únicamente por el Comisario José D. Morales y los gendarmes Manuel Downey, Capracio Valencia e Isidoro Flores, fue capturado en la madrugada del 12 de marzo de 1911 por el cabecilla Luis Rodríguez, al mando de 35 filibusteros quienes perfectamente armados, se encontraban en el pueblo de El Cajón, California, esperando el momento oportuno para dar el albazo.

ABRIL

El cónsul norteamericano George B. Schmucker, quien según su decir, mantenía una relación muy tensa e incómoda con el coronel Celso Vega, escribió el 7 de abril: “La mayor parte de los hombres de negocios de Ensenada ahora expresan abiertamente su simpatía con los objetivos señalados por el movimiento revolucionario”.

Por su parte, el “San Diego Sun”, un diario que siempre manifestó su interés por la anexión publicó el 8 de abril declaraciones de oficiales del ejército.

Schmucker al Departamento de Estado: “Confidencialmente, Patrick Glennon me dijo que le habían ofrecido a Newton House, un ranchero norteamericano que reside cerca de El Álamo, hacerlo gobernador provisional de la Baja California. House los rechazó”.

Schmucker al Departamento de Estado, 27 de abril de 1911. “Confidencial: Circunstancias parecen indicar que poderosos intereses norteamericanos actúan a través de Independent (sic) Workers of the Word a fin de establecer una república en Baja California, objetivo último anexión por parte de Estados Unidos”.

Y un día después, el 27 de abril, el cónsul George B. Schmucker mandó un telegrama que decía:

“Confidencial. Las circunstancias parecen indicar que poderosos intereses americanos están trabajando a través de los trabajadores independientes del mundo para establecer una república en Baja California, el último objetivo es la anexión a los Estados Unidos”.

Debió haber causado un alboroto en Washington el mensaje en que George B. Schmucker insinuaba que intereses norteamericanos estaban detrás de la anexión, pues al día siguiente, el jefe del Estado Mayor, Leonard Wood (51) ordenó al general Tasker Howard Bliss (58) encontrar pruebas de cualquier posible interés norteamericano detrás de los rebeldes.

El 30 de abril de 1911, en un cambio muy evidente de las palabras de Ricardo Flores Magón (38), “El País” publicó: “Flores Magón ha declarado hoy que los filibusteros e insurrectos mexicanos afiliados a esa organización anárquica que pretende la desmembración de la Baja California no reconocerán los arreglos que haga don Francisco Ignacio Madero González (38)”.

El 30 de abril de 1911, los liberales acamparon cerca de Tecate para esperar la llegada de las fuerzas de Carl Ap Rhys Pryce (35).

El 30 de abril, Francisco Pacheco, quien en los dos lados de la frontera tenía fama de malhechor, ordenó a tres norteamericanos bajo sus órdenes que ejecutaran a los hermanos George y Concepción Mason, así como a Plácido Mata. Todos tenían familia; Concepción Mason tenía seis hijos.

MAYO

La partida de filibusteros al mando de Jack B. Mosby se desprendió de Mexicali con destino a Tecate el día primero de mayo.

El 1 de mayo de 1911, la columna principal, que incluía a algunos mexicanos comandados por un hombre llamado Francisco Pacheco, se dirigió a Tecate.

El 2 de mayo, cerca de Tecate, los liberales fueron tomados por sorpresa por un grupo de federales de reconocimiento comandados por Lerdo González Romo (39) y en la escaramuza que siguió, Jack B. Mosby recibió una bala en el pecho que le atravesó el pulmón. Sus compañeros lo trasladaron al otro lado de la frontera, donde empezó un mes de lenta recuperación.

Por un verdadero milagro, el 3 de mayo de 1911, Abraham Ágreda Salazar (37) se escapó de morir fusilado a manos de los floresmagonistas, junto con Jorge y Concepción Masson y Plácido Mata.

Carl Ap Rhys Pryce (35) llegó a Tecate el 4 o 5 de mayo, por lo que en esos días el asalto a los ranchos se multiplicó.

Kaspar Bauver, socialista y E. E. Kirk, joven abogado liberal eran muy activos en la Liga Anti-intervención, agrupamiento de progresistas y radicales fundado un tiempo antes para oponerse a cualquier posible invasión militar de los Estados Unidos en México.

El 8 de mayo de 1911, la Segunda División del Ejército Liberal Mexicano a cargo de Carl Ap Rhys Pryce (35), tomó Tijuana.

Luego de casi dos meses de recorrer los poblados del sur de Ensenada, el 8 de mayo, el mismo día que se inició el ataque sobre Tijuana, los indígenas de Emilio Guerrero y los mexicanos que los acompañaban, alrededor de cuarenta en total, atacaron el puerto de San Quintín.

Claudio Sarabia, hermano de Faraón Sarabia -mencionado como el conductor del coche correo asaltado por Jack B. Mosby en las afueras de Tecate y uno de los defensores de Tijuana el 8 y 9 de mayo, fue uno de los 22 que no quisieron pasar a Estados Unidos-.

La publication gubernamental titulada “Revolutions in Mexico: Hearing Before a Subcommittee of the Committee on Foreign Relations”, United States. Senate, 62nd. Congress, 2nd. Session (Washington, Government Printing Office, 1913 contiene varios documentos impresos, tales como el testimonio de Richard “Dick” Ferris, quien desempeñó un papel importante en las etapas finales de la revuelta, especialmente en las semanas que siguieron a la toma de Tijuana el 9 de mayo de 1911; los testimonios de Dudley W. Robinson, el fiscal durante el juicio en contra de los magonistas, en 1912, bajo la acusación de haber violado las leyes de neutralidad estadounidenses, y R. L. McCormick, procurador federal para el Distrito Sur de California.

La mayoría de los involucrados en la oposición al coronel Celso Vega, luego de la ocupación de Tijuana el 9 de mayo, salió de Ensenada con sus familias y en algunos casos con bienes muebles, con destino a San Diego, donde se encargarían de reclutar voluntarios que tomaran las armas en contra de los insurrectos, además de seguir criticando la labor de Celso Vega, al que en el “San Diego Union” acusaron de cobarde.

Salvador Orozco, ranchero mexicano, nativo de Tecate que se unió al movimiento junto con Rodolfo J. Gallego, al igual que Jack B. Mosby y Francisco Pacheco, fue trasladado a Estados Unidos para que recibiera atención médica, sólo que este se recuperó antes que Mosby y Pacheco, por lo que participó en la toma de Tijuana el 9 de mayo de 1911.

Luego de la Toma de Tijuana el 9 de mayo, el editor del “Calexico Daily Chronicle”, Otis B. Tout, publicó algunos artículos en los que auguró la ocupación de Baja California por las tropas insurgentes.

El 9 de mayo, unos 200 insurrectos, al mando de Carl Ap Rhys Pryce (35) enfrentaron a cerca de 100 hombres; en la reyerta murieron el subprefecto político José María Larroque Zúñiga (55) y Pastor Ramos Camperos, hombre de sesenta y tantos años de edad, con esposa y numerosos hijos, que desempeñaba el puesto de administrador subalterno del Timbre en el lugar, y era, además, agente aduanal y de negocios y fue herido el teniente Miguel Guerrero (20).

Lerdo González Romo (39) concurrió a los combates de “El Álamo”, en 1911, los días 10 y 11 de mayo.

“San Diego Evening Tribune” calculó treinta y dos muertos, veinticuatro heridos.

“Los Angeles Examiner”: “Es casi seguro que los federales tuvieron muchos más de veinte muertos”.

En medio de las ruinas y los edificios incendiados, Carl Ap Rhys Pryce (35) presidió una breve ceremonia fúnebre episcopal y ordenó que todos los cuerpos, liberales y federales, se enterraran en una fosa común.

De hecho, durante los primeros días posteriores a la toma de Tijuana, los magonistas mexicanos difícilmente llegaban a más del 10 por ciento de los doscientos y tantos hombres, pues la mayoría de los mexicanos estaban con Francisco Quijada en Mexicali.

Ciertamente, Carl Ap Rhys Pryce (35) anunció un avance prematuro sobre Ensenada donde, como él decía, se establecería un “Gobierno estable” a cargo de un dirigente que no quiso nombrar.

El primer editorialista terminaba sugiriendo que esto “Sería embarazoso” para los Estados Unidos, pues le daría a México los más firmes motivos para querellarse basándose en los antiguos temores provenientes de los numerosos intentos hechos en el pasado por norteamericanos por apoderarse de la Baja California. Si la Baja California despierta una mañana y se encuentra con que con que las barras y las estrellas ondean en su suelo, San Diego se convertirá de pronto y más que nunca en una Ciudad de Destino.

El reportero del “San Diego Sun” calculó 25 mexicanos, el del “San Diego Union” mencionó que había 90% de americanos y 10% de mexicanos, mientras que C. W. “Melbourne” Hopkins, subalterno de Caryl Ap Rhys Pryce (35), aseguró que los mexicanos integraban un 5% del contingente.

El 11 de mayo, el “San Diego Union”, en su página editorial, publicó un escrito que criticaba al gobierno de Estados Unidos por permitir que en un punto tan cercano a la frontera una banda de forajidos provocara tantos desórdenes.

Y el “San Diego Union” denominaba filibusteros a los hombres de Caryl Ap Rhys Pryce (35) -más como excepción que como regla- en función de que el gobierno de Estados Unidos interviniera para detener el movimiento, ya que “Estados Unidos tendrán a sus puertas una república filibustera o una Commonwealth gobernada por un grupo de aventureros y sus seguidores quienes tienen las mejores razones para quedarse al sur de la línea fronteriza”.

Es posible que sea el editorial del 11 de mayo del “San Diego Union”, en el que, a pesar de que se condena al movimiento filibustero, se vaticina que es muy posible el triunfo de Caryl Ap Rhys Pryce (35) en la toma de Ensenada.

De acuerdo con las versiones periodísticas, cuando Salvador Orozco paseaba por una calle de Tijuana, encontró el cadáver de su tío Bernardino Gortari, ranchero de Tecate que participó como voluntario en la defensa de Tijuana.

El “San Diego Sun” del 12 de mayo, luego de la Toma de Tijuana, afirma: “Es bien conocido que las fuerzas, ahora bajo el mando de Carl Ap Rhys Pryce (35), quienes tienen controlada la frontera desde el océano hasta el Río Colorado, y que se moverán a Ensenada, están compuestas en su mayoría por entusiastas jóvenes americanos”.

El “San Diego Union”, del 12 de mayo, en su página editorial, señaló: “Parecía imposible que gente de San Diego robara a gentes que están de luto por sus muertos y que ya habían sido robadas por los rebeldes”.

Un día después, el 12 de mayo, el “San Diego Sun”, para oponerse el “San Diego Union”, publicó un editorial -ya citado- en la que hablaba de las enormes ventajas que tendría la anexión de la península para San Diego.

El 12 de mayo, los “Defensores de la Integración Nacional” publicaron un documento en español que fue transcrito en el “San Diego Evening Tribune” del 17 de mayo, en el que convocaban a los mexicanos residentes en San Diego a tomar las armas para defender el territorio nacional.

El Programa de Ricardo Flores Magón (38) para el periodo de transición se asemejaba a las ideas a la sociedad de los socialistas: El 13 de mayo, Antonio de Pío Araujo, en representación de la Junta, emitió una proclama invitando a los tijuanenses a regresar a Tijuana, donde estaban garantizadas “La libertad, la seguridad y la justicia”; se ayudaría a las familias, se tendría especial consideración con los pobres, y no habría impuestos aduanales en el intercambio de provisiones de boca y ropa.

Específicamente, “El gobierno que habrá de establecerse […] deberá ser creación del Partido Liberal y una forma ideal de república, donde los hombres blancos, así como los mexicanos, puedan asegurar la justicia”.

Luego de ocupado el sitio por los insurgentes, estos descubrieron una ametralladora sin utilizar, por lo que el capitán C. W. “Melbourne” Hopkins, un subalterno de Carl Ap Rhys Pryce (35), excombatiente de la guerra de los Boers, llegó a la conclusión de que a los defensores les habían faltado municiones.

El 14 de mayo, se publicó en el “San Diego Union”, decir, un periódico que resaltó en esos días la cuestión del filibusterismo un encabezado que decía: “El general Carl Ap Rhys Pryce (35) no niega que quiere dar la península a Estados Unidos”.

El general Carl Ap Rhys Pryce (35) anunció en varias ocasiones que atacaría el puerto de Ensenada. Para ello tenía que conseguir armas y dinero, por lo que desde el 14 de mayo se empezó a cobrar 25 centavos de dólar a los estadounidenses que quisieran visitar Tijuana, además de que abrió las cantinas y los establecimientos de juegos de azar para los visitantes.

El lunes 15 de mayo, escribieron a Porfirio Díaz (80) que estaban “[…] deseosos de luchar de nuevo contra los invasores extranjeros, y que deseamos se nos proporcionen armas, parque y víveres, para vengar la derrota sufrida por los defensores de Tijuana […] los filibusteros están reclutando, sin dificultades de ningún género, numerosos grupos de hombres, con la mira de lanzarse a la captura de Ensenada, con objeto de proclamar una república independiente”.

A pesar de ello, el coronel Celso Vega, basado en la información que le proporcionó el cónsul Geoge B. Schmucker, escribió un informe el 16 de mayo -ya comentado- en el que aseveró que las compañías terratenientes de la Baja California eran las interesadas en anexar la península a Estados Unidos, ya que se verían favorecidas por el valor que adquirirían sus terrenos.

El 16 de mayo, “San Diego Sun” afirmó que en Tijuana se discutía acerca de la posibilidad de la anexión entre los hombres armados que ocupaban Tijuana.

El 16 de mayo informaron al coronel Celso Vega que se habían organizado debidamente y que su objetivo era colaborar de manera efectiva en la defensa de Baja California: “Deseamos manifestar a usted que nuestros trabajos consistirán en reclutar voluntarios y enviárselos a usted, colectar fondos para la compra de armas y parque, víveres y medicinas; hacer propaganda en las distintas poblaciones del Estado de California”.

El entusiasmo del editor del “Calexico Daily Chronicle”, Otis B. Tout no acabó el 16 de mayo, publicó un editorial -ya citado en su totalidad- en el que abiertamente trataba de convencer a los residentes del Valle Imperial de la conveniencia del triunfo insurgente.

“Calexico Daily Chronicle”: “Déjenlos que tengan éxito, la hagan independiente y luego pidan su admisión a la unión como deben”.

Al siguiente día, se publicó en los periódicos que Ricardo Flores Magón (38) estaba en Tijuana y que se ocupaba de cobrar los impuestos.

Debido a las constantes declaraciones de Carl Ap Rhys Pryce (35), en el sentido de que atacaría Ensenada lo más pronto posible, los miembros de la junta enviaron al primer grupo de hombres el 17 de mayo.

El 18 de mayo, a las ocho y media de la mañana, llegaron en el vapor nacional “Bernardo Reyes”, al mando de su patrón Adolfo Graciano, 63 hombres como primer refuerzo de voluntarios.

Un residente de Ensenada al desembarcar en San Diego: “El general Carl Ap Rhys Pryce (35) cometió un gran error cuando anunció que él no estaba afiliado con Madero. Él hubiera encontrado comparativamente pequeña resistencia si hubiera atacado Ensenada y la gente pensará que estaba peleando por Madero. Yo creo que el sesenta por ciento de los ciudadanos de la ciudad y la mitad de los soldados del ejército se harían maderistas”.

De hecho, los norteamericanos residentes en Ensenada defendieron al cónsul Geoge B. Schmucker de las acusaciones en su contra, de que no hacia lo necesario para proteger las vidas y los intereses de los americanos en Baja California.

John Kenneth Turner

John Kenneth Turner (32) indicó a Carl Ap Rhys Pryce (35) que era de la idea de sumarse a los acuerdos que se realizaban en Ciudad Juárez y que se olvidara de Ricardo Flores Magón.

El 18 de mayo, el cónsul mexicano en San Diego, Joaquín Díaz-Prieto escribió que era escandaloso ver en las calles a los “Bandidos del filibustero Carl Ap Rhys Pryce (35) y en sus banquetes y paseos con que lo obsequian los turistas y gentes acomodadas americanas por regalos de mercancías y souvenirs robados de las tiendas y casas particulares de comerciantes extranjeros y nacionales de Tijuana, gozando de la impunidad y en contra de las leyes de neutralidad”.

El general Tasker H. Bliss (58), por su parte, por cumplir las órdenes de aprehender a los combatientes más conocidos, ya fueran revolucionarios o federales, el 18 de mayo, cuando Carl Ap Rhys Pryce (35) planeaba dialogar de nuevo con John Kenneth Turner (32), lo arrestó.

Se envió un documento con la firma de todos a Porfirio Díaz (80), en el que pedían armas y municiones para combatir la invasión filibustera y defender a la patria; “Usted está informado debidamente de que los filibusteros actualmente comprometidos en reclutar gente (…) como representante de nuestro país, nosotros le ofrecemos nuestros servicios y nuestras vidas, y confiamos que nos dará facilidades para pelear con el enemigo exitosamente, y preservar para nuestro país la península de Baja California”.

Asimismo, los estadounidenses socialistas que apoyaban la causa de John Kenneth Turner (32), son quienes durante el breve arresto de Carl Ap Rhys Pryce (35) ocurrido el 18 y 19 de mayo, dieron todo su apoyo a la Liga Anti-interferencia para presionar al general Tasker H. Bliss (58) y obligarlo a que dejara en libertad a Pryce.

El 18 de mayo, el coronel Miguel Mayol comenzó a movilizar sus tropas con dirección a Ensenada.

El inicio del avance fue interpretado inicialmente como un ataque al poblado de Mexicali, donde permanecían alrededor de cien hombres, la mayoría mexicanos, y entre ellos alrededor de treinta indígenas cucapás, quienes, por cierto, un día antes, dieron muerte a dos individuos de su propia tribu, por considerarlos espías de los federales.

Carl Ap Rhys Pryce (35) saludó al subteniente Miguel Guerrero (20) por su valiente combate en Tijuana, pero como Guerrero no entendía inglés y Pryce no sabía español, se concretó a ofrecerle un cigarro y a saludar de mano a otros de los federales heridos.

El encarcelamiento de Carl Ap Rhys Pryce (35) es un indicador de cómo un número considerable de santiaguinos lo conocían y consideraban un héroe, ya que hicieron manifiesto su apoyo para que fuera liberado.

El 19 de mayo, Richard “Dick” Ferris visitó a Carl Ap Rhys Pryce (35) en la cárcel; al salir, dijo que era el hombre indicado para conseguir lo que buscaba.

El 19 de mayo, partió de El Cajón, California, un segundo grupo de voluntarios.

La información fue recibida con cuidado, pero ésta llegó a la prensa de San Diego y se aseguró durante el mes de mayo que treinta japoneses se integraron a las fuerzas del coronel Celso Vega.

En otro caso, “La Junta […] vendió por una bicoca cuatro mil quinientas hectáreas de tierra de las que era propietaria una compañía de ciudadanos norteamericanos que se habían negado a pagar tributo”.

“Regeneración”: “La gente viviría en casas y tendría sus propios animales, utensilios y objetos personales, según se necesitaran”.

“Regeneración”: “La Baja California será la base principal de nuestras operaciones para llevar la Revolución Social a todo México y a todo el mundo”.

Además, Richard “Dick” Ferris lo hacía, proclamaba, por su continua esperanza de hacer de Baja California “La tierra del hombre blanco” de México, añadiendo que Carl Ap Rhys Pryce (35) era “Un hombre a la medida para llevar a cabo el proyecto, siempre y cuando el Partido Liberal accediera a una proposición semejante”.

La noche del 20 de mayo, el general Tasker H. Bliss (58) ordenó que Carl Ap Rhys Pryce (35) y C. W. “Melbourne” Hopkins fueran puestos en libertad.

De hecho, aunque las arlequinadas de Richard “Dick” Ferris durante varios meses se habían convertido en una amenaza muy seria para la Junta, así como en un claro peligro para los liberales desde la caída de Tijuana, los redactores de “Regeneración” no se sintieron obligados a hacer una sola referencia a él en los números del 20 al 27 de mayo, ni en el del 3 de junio.

Posteriormente, en la edición del “Imperial Valley Press” del 20 de mayo, luego del triunfo de los insurgentes en Tijuana, señaló: “Hay más insurrectos americanos que mexicanos en Baja California y los americanos están realizando todo el combate y probablemente se paren en territorio mexicano”.

Incluso, la permanencia en la cárcel de Carl Ap Rhys Pryce (35) despertó mayor simpatía por el movimiento y varios jóvenes de la localidad. Seis al parecer, adolescentes todos ellos entre los 13 y 17 años, se fueron a Tijuana a sumarse al movimiento al siguiente día.

El 20 de mayo, la liga anti-interferencia salió victoriosa.

Carl Ap Rhys Pryce (35) fue liberado ese mismo día y de inmediato se dirigió a Tijuana en compañía de C. W. “Melbourne” Hopkins.

Paradójicamente, en ese mismo escenario, sólo que a diferente hora, el 20 de mayo John Kenneth Turner (32) leyó parte de su obra para apoyar a los insurrectos; el público sandieguino que acudió al evento estaba formado principalmente por estadounidenses socialistas que apoyaban la causa de Turner.

El 20 de mayo, varios miembros de la Junta de Defensores recibieron amenazas de muerte.

El 20 de mayo, en “Regeneración”, Ricardo Flores Magón indicó: “Entiéndanlo bien, lacayos de Porfirio Díaz y Francisco I. Madero, los liberales no intentamos separar la Baja California del resto de México (…) Baja California constituye la base principal de nuestras operaciones para extender la revolución social a todo México”.

Otra parte de la publicación de Ricardo Flores Magón del 20 de mayo sostenía: “Como siempre arteros, el dictador y sus cómplices alegan que no son revolucionarios los compañeros que operan en la Baja California sino filibusteros que van a entregar ese territorio a los Estados Unidos…”.

La liberación de Carl Ap Rhys Pryce (35) y C. W. “Melbourne” Hopkins el 20 de mayo, así como el encarcelamiento de los directivos de la Junta de Defensores fueron elementos que dieron mayor seguridad a un grupo numeroso de bajacalifornianos de que se trataba de un movimiento filibustero.

Desde el 20 de mayo, Alejandro Savin y Heraclio Ochoa habían mandado un telegrama al subsecretario de Relaciones Exteriores, Victoriano Salado Álvarez, en que le indicaban: “Distrito Baja California incendiado por filibusteros proclaman anexión: Urgentísimo nuevo jefe político y tropas Mayol; desconfiamos Vega”.

Federales del Río Colorado son esperados pronto en Ensenada y arriban voluntarios de San Diego.

Por su parte, el “Imperial Valley Express”, el 20 de mayo publicó un editorial -ya citado- en el asentó que, de manera natural e inevitable, el Valle de Mexicali formaría parte de Estados Unidos.

Otro revés sucedió el 21 de mayo de 1911 al firmarse los convenios de Ciudad Juárez, poniendo fin a la revolución maderista e iniciando el licenciamiento de las tropas; los que se declararon seguidores de Francisco Ignacio Madero González (38) entregaron sus armas, lo que les restó integrantes a las fuerzas magonistas y subsecuentemente el movimiento desapareció sin el apoyo de la población, la falta de recursos y por las derrotas sufridas.

Los rebeldes dispararon sus rifles y pistolas en una descarga de bienvenida y gritaron “Viva la Libertad”, “Viva Pryce” y “Viva “Dick” Ferris”.

Los rebeldes estaban demasiado débiles, y en esa ocasión, el coronel Miguel Mayol, que tomaba las cosas al pie de la letra, tenía órdenes de marchar hacia Ensenada.

El 21 de mayo, partió de El Cajón, California, un tercer grupo de voluntarios, entre los que figuraba el subteniente Miguel Guerrero, a pesar de no haberse repuesto por completo de sus heridas.

La lucha de Ricardo Flores Magón era contra el capital, cualquiera que este fuere.

Además, para sacar la producción debían reconstruir uno de los puentes que fueron destruidos por los insurrectos.

Asimismo, en varias ocasiones, Francisco Ignacio Madero González (38) amenazó con mandar un ejército a Baja California para destruir a los liberales.

En todo caso, y como lo señala en el informe del 23 de mayo ya citado, el coronel Celso Vega parece no dar crédito a que se trate de filibusterismo al señalar que ya tenía conocimiento de las pretensiones anexionistas de las compañías terratenientes, “Aunque no en la forma tan seria y digna de crédito como esta vez”.

En el documento que el coronel Celso Vega envió a Francisco León de la Barra, el 23 de mayo, dice que la “Compañía Cudahy”, que regenteaba Thomás Daly, era una de las interesadas en fomentar la acción filibustera.

Sin embargo, una típica, altisonante declaración de los woobblies, con fecha 24 de mayo de 1911, y firmada, no sólo por los líderes de la IWW sino también por los de la Junta, da a entender la existencia de un ánimo separatista y usa la palabra “País” en una forma resonante.

El 24 de mayo, el nuevo embajador mexicano, Manuel de Zamacona, preguntó a Philander C. Knox, secretario de Estado, porqué el Departamento de Justicia que tenía suficientes pruebas, no había iniciado procedimiento alguno contra “Flores Magón y sus aliados, actores principales de los muchos y escandalosos intentos filibusteros organizados contra […] Baja California”.

Los empleados del ferrocarril se hacían los desentendidos y cuando iban a cruzar a territorio mexicano gritaban: “¡Tamales de pollo calientes!” (Hot chicken tamales) como la frase clave para que se enteraran que llegaban nuevas armas y municiones.

Simultáneamente, un directivo de la Junta explicó que, tan pronto como los liberales tuvieran el control completo, las ricas tierras de los extranjeros serían expropiadas a nombre de los indios de Baja California y, según mejorara la suerte de los magonistas, en el resto de México también.

El pronunciamiento autorizado que se hizo unos días después, el 25 de mayo, por el joven abogado liberal E. E. Kirk, negaba que el ejército de Tijuana estuviera comprometido en “Una campaña de soldados de fortuna”, o en “Una expedición filibustera”, y afirmaba que la autoridad civil, en manos de mexicanos, estaba “En total control del movimiento militar”, en cuyas filas servía “Un gran número de voluntarios norteamericanos”.

Se ha argumentado como prueba de que se trataba de un movimiento filibustero debido a que no se puede concebir que pretendía con la toma de la Baja California, ya que de muy poco podría servir para fines estratégico-militares.

El 25 de mayo, mientras otro grupo de mexicanos a bordo del vapor nacional “Bernardo Reyes”, partía de San Diego con rumbo a Ensenada, el doctor Horacio E. López, Eugenio Eudave, Manuel González, Martín Solís, José Jurado, Carlos Mendoza y Juan Nieto fueron encarcelados por el delito de violar las leyes de neutralidad.

El joven abogado liberal E. E. Kirk, de la Liga Anti-interferencia en San Diego y evidente colaborador del PLM, señaló: “Esta no es una expedición filibustera; no es un intento de un grupo de estadounidenses de intervenir y tomar el territorio que ocupan; no hay ninguna bandera, excepto la bandera roja, la cual en manos de las fuerzas revolucionarias indica que es una revuelta en contra de la opresión”.

La siguiente semana, George Wickersham, procurador general de los Estados Unidos, informó a Philander C. Knox, secretario de Estado, que había telegrafiado a R. L. McCormick, procurador federal para el Distrito Sur de California, para que iniciara los procedimientos del gran jurado de acusación con miras a procesar a la Junta y a todos aquellos que violaran las leyes de neutralidad.

Incluso, el embajador mexicano, Manuel de Zamacona envió el 27 de mayo, al Departamento de Estado, la transcripción de las notas de periódico del mes de febrero, cuando Richard “Dick” Ferris hizo la petición de la compra de la península y posteriormente el llamado de mil hombres dispuestos a formar una legión de combatientes.

Unos días después, Manuel Labastida, comerciante del lugar que desde 1907 ocupaba la presidencia municipal de Ensenada, Jesús Paes Sedas, comerciante que había criticado de manera dura al coronel Celso Vega y Ricardo González fueron encarcelados por el delito de violar las leyes de neutralidad.

El 28 de mayo, los indígenas kiliwa y pa-ipai, al mando de Emilio Guerrero, llegaron a Tijuana.

Posteriormente, los hombres de Emilio Guerrero continuaron su camino hasta Tijuana, a donde llegaron el 28 de mayo, sitio en el que desempeñaron un papel muy importante en los acontecimientos de los siguientes días, lo que demuestra las diversas tendencias que había en el grupo insurgente y que terminaron enfrentando a los indios y mexicanos del grupo de Guerrero con los extranjeros del contingente armado.

El 29 de mayo, llegaba a Ensenada, procedente de Los Algodones, el 8vo. Batallón, lo cual proporcionó mayor tranquilidad a los residentes del puerto y prestó al coronel Celso Vega, por primera vez, después de 4 meses de iniciada la invasión filibustera, la oportunidad de organizar una columna seria con que atacar a los filibusteros.

Declaración de Tomás León por el delito de robo: “Los filibusteros de que se trata en esta comparecencia eran de nacionalidad mexicana e iban mandados por Emilio Guerrero, persona bien conocida en este distrito”.

“A mí me dijo el subteniente Miguel Guerrero que piensa entrar a combatir desde luego, aún antes de que se alivie la herida que recibió y que le tiene inutilizado de una pierna”.

El comerciante Benigno Barreiro informó al cónsul Enrique de la Sierra a finales de mayo que estaba “Facultado por el cabecilla Francisco A. Quijada para arreglar que los individuos bajo su mando depongan armas desconociendo junta magonista”.

CONTINUARÁ…

Por el Profr. José Luis Bobadilla Acosta
Taller de Historia de Tecate, A. C.

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