El Visitador General, José Bernardo de Gálvez y Gallardo, marqués de Sonora (48), además de promover la colonización de Alta California, promulgó una serie de reglamentos el 12 de agosto de 1768 que dieron lugar a la reorganización de las misiones peninsulares por medio del nombramiento de comisionados encargados con la redistribución de las congregaciones indígenas y la promoción de colonización por medio de concesiones de terrenos y nombramientos a rangos militares.

El 18 de agosto de 1824, una nueva Ley de Colonización dio al gobierno central el poder de conceder títulos a terrenos. Sólo sirvió para abusos, especulación y crear muchos conflictos para el gobierno nacional.

El 25 de febrero de 1830, José María de Echeandía decretó el cumplimiento de las Leyes de Colonización del 18 de agosto de 1824 para la distribución de terrenos, pero el 30 de septiembre, el Jefe Político de Baja California, José Mariano Monterde Antillón y Segura (41) fracasó en su intento de secularizar los terrenos de las misiones al sur de San Borja.

El 14 de diciembre de 1833, José Figueroa, jefe político del Territorio de la Alta California le otorgó a Juan Lorenzo Bruno Bandini Blancas (33) un sitio de ganado mayor ubicado en la cañada de Tecate, al que nombró Rancho Tecate. Este colindó con la ranchería de Milquatay, rancho de Ajolojol y las sierras de sus costados laterales. Bandini utilizó el rancho para el pastoreo y cría de ganado, pero no como lugar de residencia.

Sin embargo, debido a la situación única de los misioneros como los únicos vestigios del gobierno mexicano al ocupar terrenos que, de otra manera, quedaran sin asentamiento y ser los maestros de la población aislada de la región, un decreto del 7 de noviembre de 1835 concedió una excepción al decreto de secularización para California peninsular.

Un decreto del 8 de julio de 1841 permitió la retención de las iglesias de las misiones, sus huertas y escuelas; pero los demás terrenos deberían distribuirse entre los indígenas.

El 26 de septiembre de 1846, se concedieron los terrenos del llamado Valle de las Palmas en Tecate a María Antonia Natalia Elija Josefa Carrillo de Fitch (36) y a Guadalupe Estudillo de Argüello.

Antonio López de Santa Anna

El presidente de la República, Antonio López de Santa Anna (60), decretó que eran nulos todos los títulos de propiedad que se hubieran expedido respecto de terrenos de Baja California.

El decreto del 9 de octubre de 1856 hace mención que la ley de desamortización su principal objetivo fue favorecer a las clases más desvalidas pero los arrendatarios no han podido adjudicarle los terrenos por la falta de recursos o bien por las trabas que les ha puesto la codicia de algunos especuladores.

José Ignacio Gregorio Comonfort de los Ríos

El 10 de marzo de 1857, el presidente de la República, José Ignacio Gregorio Comonfort de los Ríos (45), decretó que eran nulos todos los títulos de propiedad que se hubieran expedido de terrenos de Baja California desde 1821 hasta esa fecha, y que no tendrían ningún valor hasta que fueran ratificados por el gobierno que encabeza.

Hay referencias documentales de que todavía en los inicios de la década anterior, concretamente en 1861, en todo lo que es el actual Estado de Baja California, la población se reducía a menos de doscientos blancos y mestizos y por el orden de tres mil setecientos indígenas, ubicados especialmente en el valle en que desemboca el Río Colorado y que hoy conocemos como Valle de Mexicali.

Fue entonces cuando el presidente Benito Juárez (55) expidió un decreto, el 14 de marzo de 1861, en el que se ordenó la formación de dos colonias agrícolas en La Frontera de Baja California, en los mismos terrenos sujetos a la nulidad de la posesión por haber sido otorgados por el coronel José Castro; las dos colonias estarían compuestas por repatriados.

La Ley Sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos se promulgó en San Luis Potosí el 20 de julio de 1863 y estableció que eran baldíos todos los terrenos de la República que no hubieran sido destinados a un uso público ni cedidos por la autoridad a ningún individuo o corporación.

La Sra. Rose Elian McCain, quien nació en el Rancho Las Juntas, cerca de Tecate, en marzo de 1870, poseía un rancho en Potrero, California, y en él vivió por más de veinte años.

Para 1870 la colonia era la segunda población del Municipio de La Frontera.

El 29 de julio de 1871, el presidente Benito Juárez declara rescindido el contrato referente a la concesión de terrenos de la península firmado con el norteamericano Jacobo Lesse, por incumplimiento de las cláusulas acordadas.

El 31 de mayo de 1875, siendo presidente de la República Sebastián Lerdo de Tejada y Corral (52), se promulgó una nueva ley de colonización, sobre la que es necesario hacer breves consideraciones, pues, aunque en general sus objetivos no llegaron a realizarse a cabalidad, en el caso particular de Baja California con base en ella se otorgaron algunos títulos de terrenos baldíos.

El 4 de agosto de 1876, Blas Balcárcel (51), Secretario de Fomento, Colonización e Industria en el gabinete de Sebastián Lerdo de Tejada y Corral (53), escribió al jefe de la Comisión de Terrenos Baldíos en el Territorio de Baja California, José Valentín Raimundo Canalizo Bocadillo (81), indicándole que debía encargarse de cumplir con el decreto de 14 de marzo de 1861, referente a la formación de las colonias de repatriados.

En el Segundo Simposio de Historia se presentaron varias propuestas, de ellas, cuatro fueron las mejor estructuradas: 29 de octubre de 1876, basada en el Plano de la Colonia Agrícola de Tecate, levantado por el Ing. Friaco Quijano y en el que se incluyen los terrenos de Tecate, San José, San Valentín, Tanamá, Ca.

José María Villagrana, fue sorprendido jugando ajedrez y aprehendido el 20 de noviembre de 1876, llevado a la cárcel y depuesto por las 1500 almas y la soldadesca que habitaban en el pueblo de Real del Castillo, por embolsarse el producto de los impuestos cobrados en la aduana y dejar sin dinero al municipio, por coludirse para la venta ilegal de terrenos, un negocio que empezaba a tomar inusitado auge, y por haber convertido la cabecera del Partido en la “Disneylandia” de las bandas de gavilleros que asolaban ambos lados de la frontera.

Aquí hay que señalar dos cosas: Primero, la belicosidad de los indígenas de Tecate; y segundo que Tecate tenía ya su Juez de Paz, lo que implica que había aumentado su población.

Esto se corrobora con otro documento de 1877, donde se menciona que se estableció “La Escuela de Tecate”.

Otros propietarios de la época fueron Higinio Tortolero, en 1877, por el terreno de Jacumé; Tomasa Duarte, por Las Peñitas; Juan Ignacio Alvarado, por El Florido, y Silvano Preciado, por Poza del Encino.

Gerónimo Rodríguez denunció un terreno denominado Bajío Largo que mantenía ocupado y cultivado desde 1878, localizado al sureste de Tecate.

Con la creación de la Colonia Agrícola de Tecate, aprobada el 18 de agosto de 1879, el Rancho San Valentín se fusionó en parcelas tasadas en caballerías, de las que los nuevos colonos tomaron posesión de acuerdo con el periodo de la solicitud de tierras y la respuesta de su aprobación.

El 6 de septiembre de 1879 se recibieron por la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, por conducto del Sr. Lic. Cayetano Treviño, 46 títulos a los pobladores de la nueva colonia de Tecate.

Hay en la actualidad como 80 familias, unas poseen sus terrenos con los títulos que les fueron concedidos por ese Ministerio con fecha 6 de septiembre de 1879, otros con los títulos que les han traspasado y otros sin título ninguno.

El gobierno federal otorga al mexicano Luis Hüller (De origen alemán) concesión para que deslinde y colonice terrenos baldíos en el Partido Norte de la Baja California: Desde el paralelo 29 hasta la frontera, incluyendo Isla de Cedros y Ensenada.

El 15 de diciembre de 1883, se vota la Ley de Deslinde de Terrenos Baldíos y de Colonización.

De acuerdo con esta ley, se facultó al ejecutivo para que autorizara a compañías para que deslindaran terrenos baldíos y en compensación recibieran en propiedad una tercera parte de dichas superficies.

En un documento fechado en Ensenada el 18 de enero de 1886 por el Juez de Distrito Lauro Suárez Torrenz, se señala que: “Vistos los planos y memorias presentadas por el Ing. Guillermo Denton y la protesta y ratificación otorgada por este señor […] (Son particulares) los terrenos situados en la Colonia Tecate de los ciudadanos:

Francisco Aldama Juan de Dios Ortega
Loreto Álvarez Pablo B. Ortega
José de Gracia Félix Timoteo Ortega
Jesús Demara Antonio Romo
Jesús Félix Ramón Sánchez

…y que son de propiedad particular […]”.

Así llegamos a 1887, cuando Casto de Beraza presentó a Porfirio Díaz un proyecto de colonización con repatriados mexicanos, lo que provocó que el propio Luis E. Torres informara al presidente sobre la situación de Tecate. Éste le dijo que: En mi concepto es muy conveniente conceder los títulos… A los nuevos pobladores de Tecate, y para que animados con este ejemplo vayan algunas otras familias mexicanas a establecerse allá… Hay allí bastantes familias mexicanas establecidas con el carácter de colonos.

Carta de Luis Emeterio Torres, jefe político y militar del Distrito Norte de la Baja California, a Porfirio Díaz “Estos pobladores han sido los únicos representantes que nuestra nacionalidad ha tenido aquí durante mucho tiempo, las posesiones de sus terrenos son antiguas, tienen invertidos en ellos largos años de trabajo, y todos son gentes sumisas y obedientes que pueden ser muy útiles al país; y cuando el gobierno no haya podido extender su acción hasta acá para hacerles conocer sus leyes, ¿será justo que se les aplique todo el rigor de ellas?, cuando no ha sabido entender hasta ellos su protección, ¿será justo que se ejerza sobre ellos toda su fuerza?”.

En 1888 Estanislao Flores, juez de paz de Tecate, levantó un censo que arrojó seis propietarios con títulos, y 80 colonos dispersos en todo el valle de Tecate. Aquí encontramos a las primeras familias que se asentaron en el lugar:

Bernardo Arguilés Francisco Béjar
Bernardo P. Arguilés Tomás Downey
Joaquín Arguilés Carmen Salazar viuda de Béjar

La compañía estadounidense “Internacional de México”, vende a la compañía inglesa “Mexicana de Terrenos y Colonización”, la concesión para comprar y colonizar terrenos de B.C. entre paralelos 29° y 32° de latitud norte (1889). Sin embargo, Buchannan Scott, gerente de la “Compañía Inglesa”, en 1890 informó a Mr. Cutber Quilter, representante de esa compañía en Londres, que los terrenos ubicados en la zona fronteriza debían considerarse como perdidos; “Existen algunos habitantes muy tercos en esa parte del territorio, por lo que mejor usted debe considerar que todo ese territorio no pertenece a la compañía”. Pocos años antes de la fecha ya citada, se tiene conocimiento que don Jesús Demara, originario de Arizpe, Sonora, poseía un predio del que se desconocía con exactitud su ubicación y el nombre del paraje. No fue sino el 30 de septiembre de 1892, que el ingeniero Ismael Sánchez, elaboró un plano en el que trazó 54 parcelas, mismas que fueron distribuidas a igual número de familias.  

Jorge Martínez Zepeda: “Con estos datos elaboré un mapa en que señalo la ubicación de los ranchos en donde radicaban las mencionadas personas con sus familias, quienes fueron los pioneros de Tecate. Así poco a poco se fue fraccionado la tierra, lo que provocó problemas legales, aunado a la llegada de nuevos colonos, como José María Villagrana, que solicitaban seguridad en la tenencia de la tierra”.

El proceso de legalización de la tenencia de la tierra se vio consolidado en octubre de 1892, con el trazo del mapa de la Colonia de Tecate, el cual comprendió los terrenos de los valles de Tecate, San José, San Valentín, San Javier, Nacho Güero, Tanamá y Cañada Verde; beneficiando a 54 colonos, de los cuales 12 eran ya propietarios con sus respectivos títulos y 43 eran solicitantes.

Los propietarios con títulos fundadores de Tecate fueron, por lo tanto:

José de Gracia Félix Pablo Ortega y Valdez
Jesús Demara Pedro Ortega
Jesús Félix Ramón Sánchez
Ambrosio González Jesús Valencia
Teófilo Noris Joaquín Verdugo
Juan de Dios Ortega Josefa de Villagrana

En quienes está la sangre y raíz fundadora de esta ciudad, sin olvidar, desde luego, a los indígenas de la región y a quienes les antecedieron en la colonización.

En 1900, Tecate tenía solo 127 habitantes y 10 años más tarde, ascendió a 190.

En 1911 empieza a figurar oficialmente con motivo del movimiento magonista, teniendo en ese tiempo unos cincuenta residentes que vivían en unas 14 casas, la mayoría de madera y el resto de adobe.

Del “Circle Bar Ranch” de Guillermo Denton, uno de los más importantes en cuanto a terrenos y ganado, tomaron alrededor de veinte caballos y doce monturas.

De igual forma, Guillermo Denton, el ranchero con más terrenos arrendados y propios en las Sierras de Juárez y San Pedro Mártir, reclamó protección del gobierno desde el 8 de julio de 1911.

En 1911, llegó Carlos E. Bernstein Riveroll, un distinguido militar enviado a velar por la seguridad de los colonos, debido a los atropellos que en meses anteriores habían sufrido; don Carlos, con visión de inversionista; compra y vende terrenos en varias partes del pueblo, entre ellos adquiere el lote 15 de los herederos de don Antonio Solís, el 22 de septiembre de 1913.

Para 1921 la población asentada en Tecate era de 493 habitantes.

Para el Censo General de Población de noviembre de 1921, La Rumorosa apareció bajo la categoría de “Rancho” y apenas contaba con 16 habitantes.

Un testimonio de 1922 señaló que apenas existió un “Oficial del Resguardo en su modesta oficina rural y unas cuantas casitas en el lomerío”.

La aprobación del decreto agrario del 2 de agosto de 1923 por parte del presidente Álvaro Obregón (43), que garantizaba a los ciudadanos mexicanos desposeídos de tierras la posibilidad de reclamar el derecho a terrenos baldíos, nacionales y ociosos, desató conflictos por la tenencia de la tierra en las zonas rurales de mayor productividad, situación que afectó las parcelas cultivadas de los colonos rusos.

Con el paso de los años, este terreno fue insuficiente para la creciente población, por ello, el 12 de marzo de 1930, José María Tapia, gobernador del entonces Distrito Norte de la Baja California, envió al Secretario de Gobernación para su consideración un proyecto de expropiación de los terrenos que pertenecían a los señores Irineo Romero y a los herederos del señor Estanislao Flores, con una superficie de 42 hectáreas, 70 acres cada uno de ellos, con el objetivo de ampliar el fundo legal de la población de Tecate.

Para el Sexto Censo de Población, de marzo de 1940, en calidad de “Campamento” contaba con 111 habitantes (1943:56).

En el Séptimo Censo General de Población, de junio de 1950, bajo la misma categoría, aumentó hasta 539 personas (1951:44).

El ordenamiento urbano del nuevo Fraccionamiento San Fernando consta de 10 manzanas en las que se distribuyeron 109 lotes disponibles para la venta, la manzana número 7 fue donada en su totalidad, exclusivamente para la construcción de la Escuela Primaria “Club de Leones No. 2”, fue fundada el 20 de noviembre de 1964, con recursos provenientes del Club de Leones de Tecate.

Kilómetros adelante se encuentra dividido por el camino en dos partes: El histórico Rancho “Nacho Güero”, que fue en el Siglo XIX, uno de los cinco ranchos base para la fundación de la Colonia Agrícola de Tecate, propiedad en aquel entonces del sonorense don Epifanio Gallego López, quien a su muerte sucedida el 24 de octubre de 1965, su nieto, don Bruno Loroña Gallego, con la escuela del abuelo, tomó la dirección del rancho, haciéndose cargo del ganado, la agricultura y la cría de aves de corral; en este ramo la prosperidad se incrementó; el mes de diciembre llegaba y con él las ventas se elevaban; los restauranteros de Tijuana venían en sus pequeños camioncitos a proveerse de guajolotes para cubrir la demanda de su clientela. La manera de hacer negocio era sencilla, se operaba con dinero en efectivo.

Por el Profr. José Luis Bobadilla Acosta.

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