Hace unos días fue muy preciso el reclamo del gobernador Jaime Bonilla respecto de la policía municipal de Tecate: que se ponga a trabajar pues de no hacerlo, titular y elementos se van.

Este señalamiento se da en el marco de la creciente inseguridad que se padece en la ciudad, resaltando que hayan bastado sólo cuatro meses para que el modelo de seguridad ciudadana que impulsó el ayuntamiento que encabezó Nereida Fuentes se haya hecho trizas por capricho, desconocimiento, inexperiencia y mediocridad de quienes hoy manejan este tema.

Pero hagamos un poco de memoria.

Al final de la administración de César Moreno la queja ciudadana generalizada era el deplorable estado de la seguridad pública, la creciente e incesante delincuencia, la alta peligrosidad en parques y plazas públicas así como en plazas comerciales, aunada a la falta de acciones y de presencia de la policía municipal para disminuir ese flagelo. En ese entorno, Nereida Fuentes se comprometió a trabajar de manera precisa y profesional en el diseño de las políticas públicas adecuadas para contener y disminuir en tres meses los índices delictivos y fue así como se transitó de la Dirección de Seguridad Pública a la de Seguridad Ciudadana, diseñando una serie de programas de operación policial y de prevención del delito los cuales fueron del conocimiento de la entonces legislatura local a requerimiento previo, pensando que tal vez la administración municipal realizaba las tareas policiales por ocurrencia o corazonada.

Hacia el interior de la corporación se realizó una profunda reingeniería reconstructiva de áreas y departamentos, se estableció de manera firme e indeclinable una ruta de operación y supervisión diaria, se colocaron los mandos más idóneos en las áreas más sensibles y se formalizaron compromisos para contener y disminuir la delincuencia en los primeros tres meses de ejercicio y para continuar así durante toda la administración, en algo que se puede equiparar al trabajo y permanencia por objetivos.

Los resultados fueron siempre públicos, y en el corto tiempo Tecate se reconoció como la ciudad con menor incidencia delictiva de Baja California y, por ende, en la más segura del Estado, precisando que el diseño y ejecución de la política pública en el tema de seguridad ciudadana siempre estuvo encabezado y supervisado personalmente por la entonces alcaldesa.

Un eje fundamental fue el contacto directo y permanente con los ciudadanos, de manera particular a través de reuniones vecinales en muchos casos semanales, y de gran acercamiento y coordinación con los sectores productivos de la ciudad; a todos, de manera detallada se les presentaron programas, objetivos y resultados, destacando de sobremanera la incidencia delictiva a la baja que llegó, en varios rubros, a tener descensos históricos, esto es, la estadística delictiva de Tecate entre los años 2017 y 2019, resultó en la más baja desde que la entonces SSPE llevaba esos registros.

No fue, claro está, un asunto menor.

Hoy, es más que evidente que la delincuencia en Tecate ha regresado por sus fueros y que no se ve efectividad en el quehacer policial, y de allí la advertencia del gobernador: funcionas, o te vas.

Es muy lamentable que de haber sido reconocida como la ciudad más segura de Baja California, hoy Tecate se distinga por todo lo contrario, y lo que es peor, con el mismo cuerpo policial que estuvo trabajando en la administración de Nereida Fuentes.

Siempre he sostenido una premisa muy clara: trabajando con efectividad y sin compromisos, la delincuencia baja; en contraposición (ausencia de talento y con compromisos indebidos) la delincuencia sube. No hay de otra. Reitero lo que escribí en anterior artículo: la batuta no se mueve sola sino hay que saber moverla.

Pero sepa usted que si es muy lamentable esta disfuncionalidad de la policía en cuanto a no poder ni saber como contener a los delincuentes, peor aun es que rompa la confiabilidad de la ciudadanía, a quienes durante la administración pasada se le estuvo invitando a colaborar con el trabajo policial informando de situaciones sospechosas en su entorno, de manera anónima. Poco a poco se fue recuperando terreno en un tema que debe ser siempre de trabajo permanente, porque es muy fácil que se rompa la confianza y sobre todo cuando no hay resultados positivos. Esa es otra de las premisas que siempre he sostenido: el ciudadano devolverá su confianza en la policía cuando vea que esta le responde con resultados y atención correcta.

Vea usted un caso que sucedió hace unos días: un empresario tecatense sorprendió en las inmediaciones de su domicilio a una persona de aspecto delincuencial (no me salgan con eso de las estigmatizaciones por su apariencia: un rata se distingue a leguas) pretendiendo apoderarse de un electrodoméstico. Al increparlo respecto de su presencia en el lugar el rata se le puso ‘picudo’ y el empresario lo sometió sujetándolo de ambos brazos e inmovilizándolo contra el piso. Obvio que en ese uso de fuerza legítimo el rata tuvo una ligera lastimadura. El empresario (sujetaba al rata con una mano) con su mano libre marcó al 911 y solicitó la presencia policial. Al llegar la patrulla detuvo a los dos, rata y empresario, a quién le dijo “una cosa es ser rata y otra lesionarlo”. No le hago más largo el cuento, pero lo metieron a celdas, lo quisieron extorsionar con dinero, finalmente lo turnaron al MP (al empresario!) de donde salió 12 horas después previo el pago de cuatro mil pesos al rata por las lesiones!

Indignante, inepto y desaseado el trabajo policial y no, no debe ser nunca así. Siempre, ante todo, hay que respaldar al ciudadano víctima y reportante. Sin duda.

Con razón el gobernador está enojado, y con razón dio un manotazo en la mesa: o trabajan y dan resultados, o se van.

AMLO trae como uno de sus principales argumentos el combate a la corrupción, y cierro también con otra premisa que he sostenido desde hace muchos años: se es corrupto no sólo por recibir dinero sino por ejercer un cargo para el que no se está preparado. Es, entonces, cuando se presentan consecuencias como las que ahora padece Tecate.

Es algo que requiere urgente atención y solución.