Para hablar de inteligencia emocional y de cómo desarrollarla, o fortalecerla, debemos tener presente a que nos referimos cuando utilizamos ese término. La inteligencia emocional se refiere a todas aquellas capacidades y habilidades psicológicas en donde se ven implicados los sentimientos, la comprensión, el control de emociones y el control sobre las mismas, ya sea de la propia persona o de otros.

Quien se considera emocionalmente inteligente es porque es capaz de administrar de manera adecuada sus emociones para obtener buenos resultados en sus relaciones con los demás.

Y no podemos seguir hablando de inteligencia emocional sin mencionar la capacidad de empatía, haciendo mancuerna con estos dos términos encontremos la base de toda relación social saludable.

Si hablamos de empatía nos referimos a básicamente: Ponernos en los zapatos de los demás. En teoría de aplicar esto seríamos capaces de sentir lo que otros sienten. Y esto en una gran ventaja pues sabremos cómo es que reaccionan los demás ante de nuestras acciones, y de esta manera seleccionaremos de mejor manera como comunicarnos.

Desde muy chicos deberíamos comprender que el bienestar de quienes estar a nuestro alrededor es vital e indispensable, y que es importante tratar a las personas como a nosotros nos gustaría que nos tratasen, aproximadamente a  los 3 años de edad los niños comienzan a demostrar empatía si perciben, por ejemplo, que alguien se ha hecho daño.

Que esta capacidad de sentir empatía comience a tan corta edad no significa que no debemos fortalecerla.

Los programas de televisión pueden convertirse en una herramienta educativa, al estar mirando algunos programas se pueden elaborar algunas preguntas reflexivas, como, por ejemplo: ¿Cómo crees que se sentirá ese personaje?

Los juegos de roles en donde se establecen reglas claras sobre lo que se espera de cada participante también pueden ayudar, ya que los niños necesitan saber lo que es adecuado y lo que no, al reforzar comportamientos positivos se promueve la capacidad de la empatía.

Quienes logren una adecuada capacidad empática, esa capacidad de compartir, y aceptar los sentimientos e ideas de otros, serán seres humanos con fuertes y sanos lazos sociales, personas que serán estimadas y bien recibidas por los demás. Se convierten en personas de mucho valor para la sociedad, ya que, gracias a su inteligencia emocional y capacidad de empatía, logran socializar de manera pacífica y aun así encontrar soluciones a multitud de problemáticas, la empatía minimiza el conflicto.

“Cuanto mejor conectados estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos entender los de los demás”

¡Nos vemos en la próxima publicación!

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