…un hablador que un cojo. Así reza el refrán popular que va de la mano con otro que dice “el pez, por su boca muere”. En ambos casos se refiere a las consecuencias de pronunciar palabras a la ligera, sin sustento ni fundamento y sin conocimiento de causa, desestimando que en algún momento pudiesen revertirse. Quienes generalmente las pronuncian al corto tiempo se les olvida lo que dijeron, y es entonces cuando la realidad les estrella y estalla en la frente.

Traigo esto a colación porque en la campaña electoral de 2019 y posteriormente como alcaldesa electa, Zulema Adams afirmaba con singular enjundia que en Tecate había grandes problemas de inseguridad y marcados actos de corrupción en la policía municipal, lo que me llevó a aclararle, entonces, lo incorrecto e impreciso de sus palabras. De hecho, en septiembre pasado, a escasos días de concluir la administración de Nereida Fuentes, en este espacio publiqué “considerando que tal vez no la están asesorando bien -a Zulema Adams- o que quienes le están manejando esta área no investigan de manera correcta, debo precisar que tal afirmación es equivocada toda vez que Tecate es la ciudad que tiene la menor incidencia delictiva del estado y durante tres años de manera consecutiva, ha bajado la incidencia delictiva en todos los delitos que le afectan al ciudadano como son los robos en sus diversas modalidades”.

A dicha publicación acompañé datos y estadísticas comparativas que posicionaban a Tecate como la ciudad más segura de Baja California, y con los índices delictivos más bajos de los últimos 14 años. El artículo de referencia lo puede consultar en http://heraldobc.info/grandes-problemas-de-inseguridad

La realidad actual a seis meses del gobierno de la hoy alcaldesa Zulema Adams, es más que evidente: hoy, Tecate es la ciudad con mayor incidencia delictiva en Baja California y, por ende, la más insegura del estado. Tanto así que el gobernador Jaime Bonilla debió dar un manotazo y advertir a la policía “o funcionan o se van”.

Reitero lo que en septiembre pasado escribí:

“Hablar de seguridad es un tema muy delicado pues no se puede improvisar ni, mucho menos, dar opiniones a la ligera basados en lo que dicen las redes sociales. Analizar el tema de inseguridad que se padecía a fines de 2016 no fue una tarea menor y mucho menos superficial; requirió de diversas y múltiples reuniones para analizar el problema y para realizar el correcto diagnóstico, que concluyó con una política de Seguridad Ciudadana que contempló no solo un  programa muy bien delineado de reingeniería reconstructiva en la operatividad policial sino en el establecimiento y fortalecimiento de diversas áreas más, destacando sobre todo la prevención del delito, la profesionalización y capacitación y el incremento salarial -entre varias más-, para contener primero y disminuir después la -entonces sí- creciente incidencia delictiva. Y una vez iniciada esa disminución, mantenerla, como lo demuestra la estadística oficial del gobierno del estado. Todos los delitos antes mencionados tenían a fines de noviembre de 2016 un alza no sólo preocupante sino dramática, pues en el gobierno de César Moreno el robo en vía pública subió 83 por ciento, el robo de vehículo 50 por ciento, el robo con violencia 106 por ciento y el robo a comercio 75 por ciento. Esos sí eran grandes problemas de inseguridad. Grandes”.

Y hoy no sólo son grandes sino que son peores. La efectividad, que se compone de eficiencia y eficacia, brilla por su ausencia.

Si al asumir el cargo de alcaldesa el reto debió ser -en una reflexión de responsabilidad y congruencia- mantener la incidencia delictiva no sólo contenida sino a la baja, hoy debiera ser evitar que se le siga saliendo de las manos el incesante y lamentable incremento de los delitos pues los robos a comercio, en vía pública, en casa, y otros más, han vuelto a sentar sus reales en Tecate y el crecimiento delictivo es dramático e incluso temerario.

La policía municipal tiene los mismos elementos que durante tres años consecutivos -la anterior administración- trajeron la delincuencia a raya. Los mismos. Esa delincuencia ha regresado por sus fueros y la estadística delictiva que elabora la Fiscalía Estatal lo estrella en la cara de la actual administración.

Hay una máxima que dice “se es corrupto no sólo por recibir dinero sino por ejercer un cargo para el que no se está preparado” y hoy, los resultados están a la vista: se pulverizó el control delincuencial que hubo en el pasado reciente, se ha exacerbado la actividad delictiva y Tecate ha pasado a ser la ciudad más peligrosa de Baja California.

Lo más lamentable es que cuando la delincuencia gana terreno es muy difícil recuperarlo; dicho de otra manera: si teniendo la ciudad tranquila permitieron por incapacidad, inexperiencia, complacencia, contubernio, disimulo o indolencia que el hampa se saliera de control ¿cómo harían ahora para contener y revertir su actuar?

Parafraseando al Presidente AMLO, dar buenos resultados en seguridad pública ‘no son tamalitos de chipilín’.

Así que el discurso político de la entonces candidata Zulema Adams y posterior alcaldesa electa de que ‘Tecate tenía grandes problemas de inseguridad’ con Nereida Fuentes, se le ha revertido como búmeran: los grandes y graves problemas de inseguridad en Tecate se han dado en su administración.

Y ella, como Presidente Municipal, es la responsable de esto.

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