¡Tomar distancia! Orden que escuchamos al empezar el día en la escuela primaria, simple, corta, directa, y de cumplimiento inmediato para cada alumno. En estos días deberíamos tener presente en nuestra memoria esa frase, sobre todo al salir a hacer lo indispensable, recordar dejar un espacio de un metro y medio alrededor nuestro, medida que se obtiene sólo de estirar nuestros brazos al frente y atrás.

Hace unos días observé que en los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social, en los bancos, los supermercados y otros sitios donde se concentran personas, siguen las indicaciones de que pasen a realizar sus actividades en grupos pequeños, lo curioso es, que dentro de las instalaciones de cada lugar se concentran “Pocas personas” pero afuera, donde se hacen las filas para esperar el turno de ingreso, los usuarios están muy juntos unos de otros, por lo que es conveniente recordar la importancia de respetar el distanciamiento social, ello con la finalidad de evitar hacer un intercambio de microbios.  Por otra parte, sería de benéfico, que una vez que la Pandemia, sigamos conservando las reglas higiene como esa de limpiar los objetos que tocamos, dejar espacio entre una persona y otra, cubrirnos cuando estornudamos o tosemos, son normas de convivencia que se habían perdido.

Lo más rescatable después de la llegada de nuestro microscópico visitante, es que debemos quedarnos en casa, situación por demás aterradora para algunos o muchos. Eso de estar juntos dos semanas, aprender unos de otros, apoyarnos y hasta consolarnos en nuestros propios ataques de histeria personal, permite que nos fortalezcamos como familia. El bichito de coronita, no es del todo malo, nos ha permitido disfrutar de nuestros seres amados y revalorar lo que tenemos, reconocer nuestro entorno. También nos ha permitido ver las calles de nuestras ciudades sin tráfico, bajar la producción de basura de todo tipo, incluso la de sonido, hasta podemos escuchar el canto de las aves. En  programas de radio, televisión, en los pasillos de algunos edificios han comentado que es difícil la convivencia cotidiana, a lo que diré que NO LO ES, el movimiento diario en cada hogar tiene su propio ritmo y en algunos días ni siquiera nos vemos, platicamos lo mínimo indispensable, es decir, un saludo al despertar y uno más al acostarnos, hoy tenemos la oportunidad de platicar de temas que no tocamos, son momentos de reflexión, y de conocer nuestra propia capacidad de adaptación a los cambios que llegan a nuestra vida.

Por medio de las redes sociales electrónicas me enteré, de que algunas amistades recurrieron a lo que tienen en su casa para hacer más llevadero el tiempo, algunos comenzaron a escribir un diario, otros que los han escrito los leen, hablan por teléfono con aquellas personas que hace mucho tiempo que no tienen contacto. Arman rompecabezas, juegan lotería y otros juegos de mesa, se han dado la oportunidad de platicar, han hecho listas de lo que quieren hacer una vez que se integren a la vida cotidiana. Pensándolo bien, quizá es momento de volver a pensar en lo que queremos hacer una vez que podamos reiniciar nuestras actividades.

Vale la pena mencionar la forma en que muchos estudiantes universitarios y sus profesores se apoyan en la tecnología para sacar adelante el semestre que transcurre, entre la Pandemia y la permanencia voluntaria en sus casas (Hasta parecen nombres de películas). Algunos docentes se adaptaron a impartir clase desde sus casas, con apoyo de las plataformas digitales, ya veremos más tarde con la confrontación de calificaciones de alumnos, maestros y directivos, que tan aprovechados en conocimientos fueron estos días.

Quizá el proceso de adaptación es más problemático para los padres, ver a su hijo pegado a una computadora que como herramienta de trabajo y de diversión se utiliza a diversas horas del día, una forma distinta de aprender y que para muchos padres es algo que no pensaron que podría suceder.

Los comentarios de los alumnos se dejan sentir, su percepción les indica que hay algunos maestros explícitos al dictar las instrucciones, otros más escuetos, todos estamos aprendiendo, adaptándonos a una situación que no esperamos ver y mucho menos vivir.

Nuestro lenguaje y conocimiento se ha visto permeado por diversas palabras que  integran nuestro lenguaje como el nombre del visitante minúsculo que a pesar de su tamaño nos cimbró en muchas áreas, en el mundo y en nuestro país, ahora es peor que una maldición escuchar Covid-19, pero que no es nada complicado SI todos seguimos las reglas, incluyendo ¡Tomar distancia!

“No eduquemos a nuestros hijos para el mundo de hoy. Este mundo habrá cambiado cuando sean grandes. Tenemos que dar prioridad a ayudar al niño a desarrollar su capacidad de creatividad y de adaptación”

María Montessori.  

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”

Charles Darwin.

“Cuanto más te adaptas, más interesante eres”

Martha Stewart.

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