Mi nombre es Mario Sandoval y en septiembre del 2009 intente cruzar a U.S.A., ya teníamos varios días en un hotel de sonora, éramos un grupo de 12 personas, mexicanos y centroamericanos. Los nervios eran muchos ya que nos habían comentado que teníamos que cruzar por el desierto varios kilómetros, era mucho el peligro. En eso tocaron la puerta y nos avisaron que era hora de irnos.

Iba muy ilusionado como todo mexicano que lleva puesta toda su fe en Dios para cruzar con bien cargando la mochila y el garrafón de agua, el coyote nos dijo que pasaríamos de noche porque era más fácil burlar la migra en la oscuridad, además de día el sol era muy intenso. Salimos a las 12 a.m. del hotel y nos encaminamos hacia un callejón, de ahí nos subieron a una camioneta tipo van y nos dejaron en la orilla donde divide U.S.A. con México, todo iba muy bien siempre avanzábamos en pareja eran las indicaciones del coyote y de un guía que venía atrás de nosotros.

Como a las dos horas de camino ya estaba noche, yo iba muy concentrado pero de pronto el llanto de un bebé nos paralizó a todos, empezamos a murmurar entre nosotros sobre quién, o ¿qué sería eso que se escuchaba en medio de la nada? Sin dejar de caminar con los nervios de punta nadie supo responder, puesto que era un llanto muy lastimero y hasta macabro. Por un momento dejó de escucharse, pero segundos después empezó de nuevo aún más horrible. Ahora se escuchaba cerca de nosotros, aunque iban mujeres también, nadie traía un bebé y más miedo sentíamos. Nos detuvimos un momento, los coyotes hablaban entre ellos y nos pidieron que lo ignoráramos y así lo hicimos. Pero volvimos a escucharlo de nuevo, fue cuando uno de los que iban con nosotros no aguantó y le pidió al coyote regresar para ayudar al bebé, el llanto era tan real, que pensaban que podría ser de un bebé olvidado en el camino. O tal vez que su mamá hubiese muerto, “¡Debemos regresar!” Dijo el hombre desesperado.

El coyote hizo una pausa y nos reunió y en voz baja dijo, “¡Eso que acaban de escuchar señores! ¡No es un bebé! Tal vez ustedes no lo han notado pero el llanto nos viene siguiendo desde hace ya varios kilómetros, si fuera un bebé de la edad que se escucha el llanto, ¿creen ustedes que nos podría seguir?”. Se me pusieron los pelos de punta al pensar que era verdad lo que aquel hombre decía. Una mujer preguntó, “¿qué es entonces?” El coyote le respondió, ¡Es la mala hora señora! Y de una vez les digo, el que quiera volver lo puede hacer pero si no regresa, nadie lo irá a buscar”. De pronto un silencio nos invadió a todos y sin decir una sola palabra nos acomodamos y seguimos caminando, yo sentía que el aire se había tornado pesado y tenía la sensación que algo o alguien nos venía siguiendo, así seguimos un buen rato, ya casi amaneciendo el llanto desapareció y llegamos a nuestro destino.

Días después ya más tranquilo les conté a mi familia lo que viví esa aterradora noche pero 2 de ellos y un amigos ni se sorprendieron y me dijeron que les había pasado lo mismo, y dijeron que la mala hora es la muerte porque si ha habido casos de gente que vuelve en ayuda del bebé y jamás regresan con vida. Las otras veces que crucé, los coyotes antes hablaban con uno, nos dicen que escuchemos lo que escuchemos no hagamos caso de nada.

Recuerda miércoles invitado especial, escúchanos en 88.5 Fm XEKT, YOUTUBE CALIFORNIA MEDIOS, FACEBOOK California medios live. La cita es a las 9:00 p.m. hora pacífico y 11:00 p.m. hora centro de México. Números en cabina 6656541439 y 6656541939.

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*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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