Por Paco García Burgos, Consultor y analista político

¿Cómo es que nos hemos acostumbrado? La ciudad más grande del Estado es, por segundo año consecutivo, la más violenta del mundo. Y contemplamos esa realidad con una tranquilidad que asusta.

El Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Justicia Penal ha publicado su análisis anual sobre las 50 ciudades más violentas del mundo. De ellas, 19 están en México, nada más y nada menos que el 40%. Para su análisis compara la cantidad de homicidios por cada 100 mil habitantes como es correcto para poder comparar un lugar con otro.

Tijuana tiene 134 homicidios por cada 100 mil habitantes, la que le sigue, Ciudad Juárez, tiene un 28% menos, 104. La primera ciudad no mexicana que les sigue es Caracas, Venezuela, con 74, equivalente a 81% menos que Tijuana.

En 2018 Tijuana tuvo el 1er lugar con 138 homicidios por cada 100 mil; en 2017 5to. con 100; 2016 lugar 22 con 53; y en 2015 lugar 35 con 39 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Esto nos deja ver cómo se ha venido deteriorando el ambiente de violencia en Tijuana. Pasó del lugar 35 al primero en 4 años, y de 39 a 134 homicidios por cada 100 mil habitantes en el mismo período. Pero lugar 1 o 50, Tijuana no debería estar en esta lista. Podemos cuestionar la metodología, las ciudades que se comparan, los intereses del consejo que publica el estudio, etc., pero dígase lo que se diga, Tijuana no merece estar en esa lista. Somos una ciudad de migrantes, de gente resiliente acostumbrada a superar obstáculos muy importantes para salir adelante, somos gente buena.

La segunda pregunta es ¿por qué sigue el problema? La respuesta se encuentra en la impunidad. Por un lado está la que se genera por la cifra negra, es decir, por que no se denuncian los delitos, cifra que en Baja California es de aproximadamente el 90%. Esto es, que se denuncia 1 de cada 10 delitos que se cometen. Los delitos no denunciados nunca tendrán la oportunidad de ser juzgados y en eso radica este tipo de impunidad.

El otro factor es la impunidad que se genera por la debilidad institucional de las policías preventivas y las que investigan, las agencias del ministerio público y un poder judicial a todas luces insuficientes. Tenemos pocos policías preventivos atendiendo a estándares nacionales e internacionales; insuficientes agencias y agentes del ministerio público; jueces que están lejos del número que requerimos, etc. Todo esto provoca impunidad. Los crímenes que se cometen quedan sin castigo, y esto solo incentiva al crimen organizado.

¡Dejemos de ver este problema como algo normal! ¡Promovamos que los delitos se denuncien! ¡Exijamos al gobierno que resuelva la impunidad institucional!

paco@pacogarciaburgos.mx

 *LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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