Por Lic. Alfonso Caballero Barragán

En el momento de escribir y narrar los hechos, el motivo por el cual me vinieron a la mente es por la sencilla razón por la que actualmente estamos pasando, con la famosa pandemia del covid-19, que vino a cambiar la vida de todas y cada una de las personas de esta ciudad, país y en el mundo, la cual nos tomó por sorpresa, una realidad que nunca quisimos aceptar, que es la de cuidarnos, proteger nuestra salud y relaciones con las demás personas.

Me voy a regresar a la época entre los años 1950 y 1960 que son momentos que en mi vida personal se me grabaron, que disfruté y que no pensaba en ningún momento hacer la presente narrativa. Soy nativo de esta Ciudad de Tecate, Baja California, de padres emigrantes, mis abuelos, Enrique Caballero y Soledad Caballero originarios de delicias Chihuahua, por cierto, se decía que mi abuelo Enrique había sido huesero en la época de la revolución mexicana con Pancho Villa, si lo creo, porque cuando vivía en la colonia libertad de Tijuana, siempre andaba a caballo y bien empistolado.

En relación a mi señora madre y a mis abuelos maternos, son de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. La famosísima Celia Caballero emigró a Baja California a los 14 años al fallecer su padre en Guadalajara, quiero presumir que mi señora madre a los 14 años ya hablaba perfectamente el inglés porque en Guadalajara había estado en el colegio Ingles desde la primaria. En el caso de mi señor padre, Alfonso Caballero, conocido como el poncho, nació en nuestro vecino país, aquí en Campo California, cuando empezaron los movientes del tren en dicha entidad.

En 1947 mi señor padre y mi señora madre se vinieron en tren de la ciudad de Tijuana B.C, ya que ambas familias se conocieron en la colonia libertad de Tijuana y parte de los Caballero ya se encontraban en la ciudad de Tecate. Se casaron, y de ese matrimonio nace mi hermana Alicia y su servidor Alfonso Caballero alias el Ruso, se me puso el apodo del ruso porque antes eran partos naturales realizados en plena casa por parteras y yo creo que cuando nací, de veras que mi señora madre se alivió, ya que yo era una enfermedad y en ese preciso momento entró mi tío Isabel Caballero y al verme recién nacido y colorado dijo este parece Ruso, y de ahí hasta hoy se me conoce con dicho mote.

En los años 50 y 60, vuelvo a repetir, llovía mucho en nuestra ciudad, yo recuerdo que había hasta meses que continuaba la lluvia, corrían arroyos, se hacían barrancos y si, realmente como todo emigrante había mucha pobreza. Decía mi señora madre que éramos tan pobres, tan pobres que hasta la pobreza nos envidiaba. En aquella época, tanto por la humedad y por el frío que se daba en nuestro pueblo, mi madre tenía un don muy especial, en el cual la buscaban muy seguido, de preferencia en los inviernos fríos los vecinos tanto del centro como del primer cuadro, porque tenían algún enfermo. En caso particular eran niños, señoras y adultos mayores que se encontraban con calentura y con el pecho constipado.

Yo como siempre fui muy apegado a la famosísima Celia, la acompañaba cruzando por los callejones oscuros y sin luz de este primer cuadro, no me desprendía de su chaqueta, de su abrigo o vestido porque yo tenía mucho miedo cada vez que salíamos en la noche. A nosotros nos habían criado con tres leyendas para que no saliéramos en la noche de la casa, o que no nos distanciaron mucho del famoso callejón reforma. La primera leyenda, si recorríamos dos cuadras por el callejón reforma hasta donde vivía la familia de mara a tres cuadras rumbo al Cuchuma, se nos aparecía la señora del 5, una señora vestida de negro con la cara picada y que nos pedía un cinco, si no lo traíamos nos maldecía y nos iba a ir muy mal. La segunda leyenda, era hacia al lado izquierdo de la casa rumbo a Mexicali, que era por donde vivía la familia Sandez, donde actualmente se encuentra el banco Banorte. Era tanta la lluvia que se hacía una laguna en dicha manzana y nos decían nuestros padres que ahí se encontraba la bruja de la laguna y también si la mirábamos nos podría tomar y sumergirnos en la laguna hasta desaparecernos. La tercera leyenda era que si nos cruzábamos a la calle Juárez e hidalgo que eran de terracería, donde también existían grandes lagunas donde es el parque y actualmente Bancomer, ahí aparecía la famosísima llorona y nos decían que lloraba porque no encontraba a sus hijos, y si nos miraba nos podía llevar con ella. Ya se han de imaginar mis queridos lectores, que no despegábamos ni un pie o corríamos más de 5 metros si no éramos supervisados por nuestros padres.

Bueno, vámonos al punto esencial de presente escrito, al acompañar a mi señora madre llegábamos a la casa de la persona que la contactaba y lo primero que encontrábamos era a la persona en su cama cobijado con mucha temperatura y sin poder respirar, de forma inmediata mi señora madre se trasladaba a la cocineta y les pedía que le dieran un frasco de Vicks y una cebolla blanca, o en su caso roja, vaciaba todo el contenido del frasco a que hirviera en el sartén de tal manera como si fuera aceite de cocina o manteca. Rebanaba la cebolla y la cocía con el líquido que se formaba al derretirse el ungüento, es decir, el vicks,  ya que estaba completamente caliente y cocida la cebolla, que por cierto, despedía un olor muy fuerte, se vaciaba en un mantel tipo servilleta de mesa o una toalla delgada de esas que se usan para limpiar, que en el aquel tiempo recuerdo muy bien que no existían tales manteles, pero en cada casa había un pequeño costal blanco de harina del rosal bien lavadito que si no se usaba como limpia platos, se usaba para zapetas de los niños.

Inmediatamente se vaciaba el contenido del sartén en la tela, se enrollaba bien y se trasladaba mi señora madre a la recamara, le levantaba las cobijas a la persona enferma a la altura del pecho, le abría el camisón o la chamarra y sobre la camiseta que tenía abajo se le ponía dicha tela con el ungüento muy caliente. Se le cobijaba, y seguidamente habría que esperar de 10 a 15 minutos para que la persona le empezara a fluir la mucosidad y a respirar con más facilidad.

No durábamos más de media hora cuando ya veníamos de regreso, porque mi señor padre, siempre se enojaba cuando salíamos porque él se tenía que quedar a cuidar a mi hermana Licha, y porque existía cierto temor porque en el pueblo en esa época había mucha oscuridad. Y así, en varias ocasiones acompañaba a mi señora madre, después de correrse la voz de que la gente se recuperaba al siguiente día, se fueron haciendo más frecuentes los servicios de mi señora madre. Fue hasta que mi señor padre le dijo a mi madre, que ya no le iba a permitir hacerlo y que era la última vez porque el día que sucediera algo o se muriera alguien le iban a echar la culpa a ella.  

Y así podría comentarles que en aquella época se usaba el clavo por ejemplo, para el dolor de muelas, la ruda para el dolor de oídos, la leche del higo para tumbar verrugas, la famosísima planta la gobernadora que existe en todo el Estado, el sauco alivia dolores musculares, y así un sin número de ingredientes naturales que en aquella época eran muy usuales y que todavía se recetan por ciertas personas y costumbres, como es el palo azul para los riñones y los pelos de elote para el mal de orín, etc., etc.

Lo que si les recomiendo, que era una costumbre entre mi familia en fechas de invierno, el limón amarillo con agua tibia en la mañana, la sábila sobre todo para los diabéticos y muy importante, el té de tisana bango para los bronquios. Solo les pido de favor que son comentarios y prácticas que me tocaron ver, por lo cual no me hago responsable de cualquier uso de ellos. 

Son recetas muy tradicionales las que les acabo de dar, pero lo más importante en esta narrativa es el tercer ingrediente, que se los tengo guardado, me gustaría decirles que a la próxima se los doy como lo hace Javier Fimbres Durazo en su programa para atraer más la atención, pero no, hoy se los doy. El tercer ingrediente que mezclaba la famosísima Celia Caballero, mi señora madre, era el amor, el cariño y la fe en Dios.

CELIA CABALLERO, ALFONSO CABALLERO Y ALICIA CABALLERO. AÑO 1953.

Nos vemos a la próxima.

*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas