Lic. Felipe Aguilera Calleros.

Vivimos pensando en lo que vendrá el día de mañana, tratando de predecir el futuro, para muchos esto representa un desgaste o incluso una tortura. Hemos aprendido que debemos anticipar y estar preparados, pero cuando se nos sale de las manos y solo vemos hacia el futuro que aún no se ha convertido en una realidad, nos volvemos temerosos.

Cuando con nuestras acciones creemos poder influir, por lo menos un poco, en los resultados, nos creamos una sensación de control, una ilusión, porque demás está decir que el futuro es algo que no podemos controlar.

No hay que malinterpretar el predecir, o anticiparnos, es una facultad con mucha utilidad. Es una ayuda invaluable para la supervivencia, nos da la opción para evitar peligros que a lo mejor aún no se manifiestan, pero sabemos que es probable ocurran. El anticipar nos motiva a aprender, a superarnos, a planear y llevar a cabo proyectos para llegar a determinadas metas.

Pero si no aprendemos a manejar esta habilidad, se transformara en una debilidad para nuestra calidad de vida.

Algunas personas que se la viven preocupados por el futuro viven en un sufrimiento permanente de donde les es muy difícil salir, y ni hablar de aquellos que además de eso le suman las cadenas de los malos recuerdos, las experiencias negativas que nos hacen revivir las experiencias desafortunadas que hayamos atravesado.

No tenemos el control total, el futuro aún no se ha escrito, no vivamos como si todo dependiera de nosotros, somos seres humanos que nos equivocamos. Pero no solemos pensar así, si algo malo ocurre nos sentimos inmediatamente culpables, nos decepcionamos de nosotros mismos si no llegamos a esa meta.

Si el futuro nos tortura, y el pasado nos encadena, entonces ¿Qué hacer?

Vive en el presente, fíjate en donde estas parado. Siéntete agradecido por lo que tienes. Cuanto más agradezcas, menos preocupación vendrá a tu vida y de la misma forma sentirás más agradecimiento.

Date un momento para respirar y observar, una mañana levántate temprano para ver el salir del sol, y tomate un descanso para apreciar un atardecer, disfruta el olor de tierra mojada, o el de una taza de café. Practica el ver lo que está frente a ti, lo que te rodea, y vuelve a dar gracias por la oportunidad.

Dijo un filósofo y escritor alguna vez:

“Siempre estamos preparándonos para vivir, pero nunca estamos viviendo”.

¡Nos vemos en la próxima publicación!

 *LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas