Por Jorge Vargas.

Hace algunos años mi vecina optó por regalarme una ouija que iba a tirar a la basura. Gustosa la llevé a casa pues había escuchado que te contestaba lo que le preguntaras y eso me causaba una tremenda curiosidad. En ese tiempo yo tenía alrededor de 12 años, mi madre, mi primo, un vecino y yo empezamos a hacerle preguntas tontas, como: ¿Que está pensando aquel? ¿Dónde dejé mis llaves? La tabla se movía lentamente pero contestaba.

Incrédula hacia preguntas más interesantes. ¿Dónde estaba mi papa? Etcétera. Cuando de pronto dejó de contestarnos, y ella misma empezó a hacernos preguntas, después nos contó que solo era un niño que había fallecido, tenía 8 años cuando un auto lo atropelló afuera de su casa y quería que fuéramos a visitar a su mamá que estaba muy triste aun por su partida. Nos conmovió tanto su historia y al mismo tiempo nos daba miedo, nos dio su dirección e incluso su teléfono, él era de Apodaca. También nos contó que esta tabla ouija era una especie de portal y ellos no entraban por su voluntad, este portal los jalaba a nuestro plano y había espíritus malos que podrían hacernos daño.

Se volvió vicio platicar con este niño durante días, cuando un día todo esto cambio, el niño ya no nos respondía, ahora nos contestaba un tal “John” y este nos hablaba en inglés. Decía que había muerto en la silla eléctrica en Estados Unidos por haber matado muchos niños, nos platicaba santa y seña de lo había hecho en vida. Como había torturado y como había empezado esa vida matando a sus propios hermanitos, y que ahora vendría por mi hermano menor, que en su tiempo tenía 6 años, fue escalofriante. Decidimos dejar de jugar la ouija, ya habíamos llegado muy lejos y en realidad estábamos muertos de miedo.

Esa misma noche dormíamos en la cama mi primo, mi hermano y yo, cuando de pronto detrás de la puerta se oían gruñidos (No teníamos perro), rascaban la puerta fuerte. Le pregunté a mi primo si él lo escuchaba, atemorizado me contestó que sí y nos tapábamos con las sábanas, estábamos muertos de miedo. Los gruñidos seguían y la perilla se movía de un lado a otro fuertemente queriendo abrir, ni siquiera le podía gritar a mi mama. El miedo nos dejó mudos, la perilla giraba hasta que de pronto el seguro se botó y empezó abrirse lentamente la puerta, mi primo ni tarde ni perezoso dio un brinco y cerró la puerta fuertemente y saltó a la cama como pudo. Esa noche no pude dormir pero al menos ya no se escuchó nada. Al día siguiente mi madre optó por quemar la tabla y no volverla a jugar.

Como dato curioso: Después de meses de olvidar el suceso vimos un documental en Discovery Channel de este tal John, un asesino serial de niños en Estados Unidos y confirmaba que había muerto en la silla eléctrica.
AKEL DAVID.

Recuerden todos los miércoles y  domingo escúchanos, 88.5 Fm XEKT, YOUTUBE CALIFORNIA MEDIOS, FACEBOOK California medios live, la cita es a las 9:00 p.m. hora pacifico, 11:00 p.m. hora centro de México. Números en cabina 6656541439 y 6656541939.

https://www.facebook.com/Relatosultratumbabc/

*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas