Por Lylia Ciriam Verdugo Ruiz.

Son las 6:33 de la mañana, jueves 17 de septiembre del año 2020. Estoy en el lugar conocido como Centro Cultural Tijuana en el municipio de Tijuana, Baja California. Quise ver de cerca y constatar lo que habían escrito las personas que decidieron llenar de letras ese lugar en el municipio “Donde empieza la patria” (según lo dijo alguna vez el que fue Presidente de nuestro país en la década de los sesentas Adolfo López Mateos).

Pude leer las frases escritas, algunas debo decirlo sin sentido para mí, pero el hecho de que no lo tengan en mi mente no quiere decir que carezcan de sentido para quienes decidieron dejar su huella en tinta de diferentes colores en la entrada y en la esférica pared externa del Cine Omnimax.  

Al estar en ese lugar emblemático de mi querida Tijuana, por primera vez en muchos años me sentí frágil y rebasada por lo escrito en la escalinata y en parte de lo que se conoce como “La Bola”. Una sensación de vacío y malestar inundó mi ser. Por otra parte, no pude evitar sentir empatía con el sentimiento que llena de dolor el alma al saber que un ser amado de un día para otro “ya no apareció en casa”. 

Hechos que ya quería dejar en el olvido aparecieron nuevamente en mi memoria, como muchas otras personas en el municipio y en el país también he perdido a un ser querido como consecuencia de la violencia. Mi tristeza fue mayor, al tener que caminar por ese lugar en el que me he divertido tantas veces y donde tuve la oportunidad de presentar un libro (para mí, un lugar sagrado de la cultura, el arte y el saber).

Quedé impactada por las frases escritas que decidieron dar a conocer con tinta de diferentes colores, en el suelo, las escaleras y una parte de la pared. Al mismo tiempo, no me fue cómodo ni grato caminar sin pisar las letras, porque con todo mi desagrado del daño realizado al lugar, supongo que muchas fueron a manifestarse de esa manera en espera de que alguien las escuche y resuelva sobre sus peticiones.

Por otra parte, pregunto ¿De dónde saldrán los recursos para limpiar el Centro Cultural Tijuana? Quienes se manifestaron, dañaron un edificio de propiedad federal, (que por si no lo recuerdan el Estado se sostiene de los recursos que aportamos todos los mexicanos). Quienes dañaron el edifico también contribuyen al sostenimiento de la federación, así que si lo que querían era dañar al Estado, lo hicieron, pero de tal manera que ese daño nos repercute a todos en el bolsillo incluyendo a las manifestantes.   

Las personas inconformes que llenaron de letras ese centro cultural ¿Por qué decidieron ir allí? ¿Por qué evitaron ir a las oficinas de las fiscalías investigadoras? Ya que ellos son los encargados de investigar homicidios y desapariciones.

Quizá lo que se debería pedir es que tengan mejores implementos de trabajo las personas encargadas de las investigaciones y más personal para la atención de estos asuntos. O también, pudieron ir a manifestarse a las oficinas de atención a víctimas del delito, que al final de cuentas al momento “Todos somos víctimas del delito” y podrán decir que no, pero desde el momento en que a plena luz del día se cometen actos delincuenciales, estamos siendo agredidos.

Dejaré una pregunta más al aire ¿Dónde estaban las autoridades que deben resguardar el CECUT?

Como ven los responsables somos muchos, y me incluyo, no sé si alguna de las manifestantes fue mi alumna, y si lo fue le ofrezco mis disculpas, NO LE ENSEÑÉ “que el límite de su derecho, llega hasta donde inicia el derecho de otro”.

Ese día las manifestantes hicieron saber y conocer el motivo de su molestia y furia, sin el respeto a la ley y al derecho de otros; poca empatía conseguirán de las demás personas que habitamos este municipio, desdeñado por muchos, lugar de paso para algunos y para otros como yo, la tierra que amamos, nos cobija y donde hemos decidido vivir.

“La voz tiene poder, la gente escucha cuando hablamos, no se trata de combatir el terrorismo con la violencia sino con las palabras”.    Malala Yousafzai.

“La libertad de expresión  es la matriz, la condición indispensable de casi cualquier otra forma de libertad”.                                                                                                   Benjamín Cardozo.      

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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