Por: Lylia Ciriam Verdugo Ruiz

La luna llena este mes de octubre fue el día 31, en un año que nos hizo aprender palabras y una forma de convivir distinta. En nuestra realidad actual, tenemos ocho meses de estar en casa. Entre incertidumbre, sobresaltos y un ánimo que en momentos nos empuja y en otros nos arrastra, nos permite seguir adelante a pesar de tantas noticias negativas alrededor.

Pero como decía una amiga que también ya pasó el umbral del más allá, “Seguimos vivos”, sentimos, amamos y tenemos la oportunidad de ser mejores.

Mis reflexiones me llevan a los recuerdos de todas las personas que hemos amado y que ya pasaron al mundo etéreo. Los pensamientos nos llenan la mente de sus risas o travesuras y nos dejan ese sabor agridulce en la boca.

Pero este año, el más allá ha estado presente durante casi todos los meses, es como si su permanencia se hubiera convertido en algo que no queremos ver. En otros años escuchábamos de voz de nuestras amistades ¿A quién se le ofrecerá el altar del día de muertos?

Hoy la realidad nos sobrepasa, entre nosotros hemos visto que muchos se fueron y se van cada día, con su partida nos hacen patente a cada uno nuestra propia fragilidad.

Estas fechas en que las costumbres mexicanas con las del vecino país del norte se complementan, y podemos observar que entre las flores de cempasúchil, están las calabazas color naranja con sonrisa entresacada de su pulpa; los altares lucen adornos con papel picado y cadenitas de colores, en espera de que al mismo lleguen las esperadas almas de quienes se fueron al más allá.

Dicen las leyendas que por unas horas a las ánimas se les deja salir, para que vean a sus seres amados quienes les dejan obsequios, ya que pueden sentir como nosotros. Es donde nos volcamos en la celebración.

Se cocina el alimento favorito de quien es recordado y eso es algo muy gracioso, porque me ha tocado presenciar diferencias familiares en las que no se ponen de acuerdo en el platillo favorito del difunto, así que terminan preparando varios alimentos “para no fallar”

Un día en que las familias mexicanas piden a sus deidades que cuiden a sus ancestros, amigos o personas amadas, quienes después de un largo viaje llegaron al Mictlán (lugar de los muertos), un lugar a donde se dirigían por igual nobles y plebeyos, sin distinción de rango ni de riqueza, ya que la muerte no discrimina a nadie.

Debemos recordar poner la figura de un perro que guíe a las almas del inframundo por el camino correcto a su regreso, además no deben faltar las bebidas y dulces. Hay quienes les ponen tabaco. Todo aquello que le agradaba a quien queremos agasajar. Quizá a muchos este día nos ha permitido pensar en nuestra propia temporalidad y lo que nos falta por hacer, pero sobre todo a valorar lo que hoy tenemos, lo principal: Vida y salud.   

Y aunque ya es día de los fieles difuntos todos deberíamos de estar en nuestros hogares dejando menos trabajo a la calaca, que como dicen los chamacos hoy sí “se la ha rifado”. Su trabajo ha sido arduo a lo largo y ancho del mundo, así que debemos cuidarnos para evitar cumplir eso que dicen ahora:

 “Como se recuerda el día de los muertos, ellos vienen o nosotros vamos”  En casa por si acaso, nada más instalamos el altar de muertos en espera de que lleguen aquellos visitantes a quien esperamos una vez al año. Que coman y beban de su ofrenda, que la disfruten y regresen a reposar un año más, que los que quedamos en el mundo de los vivos esperaremos que termine este año que ha sido tan violento, deseando que el año que entra, sea con menos sobresaltos.

Le pedimos a la Parca que nos vea con indulgencia, que el año que entra llegará con otro tipo de miedos puestos en una boleta de elecciones, y donde muchos empezarán a dar de saltos, pues varios quieren ver su nombre escrito para ser elegidos en un cargo de elección popular.

Mientras todo sucede en nuestro Estado, evitemos decir el nombre de la enfermedad que nos acecha, por que dicen por ahí que si la nombramos fortalecemos su ataque mortal. Mejor pensemos en lo bonito que será salir de este año al que le faltan dos meses por transcurrir, y quedaremos a la espera de llegar a las posadas, y que las piñatas no sean con forma del bicho que por tantos meses nos ha tenido guardados y con paños en la boca protegidos.

Quizás uno de los mejores regalos para fiestas decembrinas sea un gel que aniquile a ese virus tan fatal.

Mientras, nosotros seguiremos a la espera y observaremos como hay cambios en nuestro Estado -que no luce muy tranquilo que digamos-, todos cumpliendo con nuestros trabajos y cuidando a los más pequeños, que hoy festejan en un día tranquilo y de asueto.

“La vida de los muertos está en la memoria de los vivos”.                                   Marco Aurelio.

“Del que ha muerto, debemos atesorar su memoria, de forma más presente que una persona que vive”.                                                                  

Antoine de Saint-Exupery.

“Todo hombre muere. No todo hombre vive”                                                   William Ross Wallace.

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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