Comentario Político de Paco García Burgos                                               

En su mensaje de navidad, el Santo Padre Francisco le dijo al mundo que no es momento para bellas palabras e ideas de solidaridad, sino de acciones concretas como que a todos llegue la vacuna del Covid. Como ha sido una característica de su enseñanza, el Papa no nos deja salirnos con la nuestra de evadir el compromiso. Llama a la acción, pero, además nos dice cómo. En este caso dirige este mensaje a gobiernos, empresas, líderes políticos y organizaciones internacionales. Y también a cada uno de nosotros.

Como especie humana, hemos fracasado en la solidaridad. No hemos sido capaces de hacer lo que teníamos que hacer para detener el avance del virus, sobre todo en lo que se refiere al distanciamiento social y al uso del cubrebocas. Dos medidas que han estado a nuestro alcance y que muchos hemos seguido, pero muchos no.

Entiendo a las personas que necesitan salir a trabajar para poder tener un ingreso. Ellas constituyen el único grupo con una justificación para salir de su casa. No entiendo a las demás. A esos millones de personas que decidieron salir de compras o de paseo minimizando la causa de muerte que significa el Covid. Lamentablemente son las más, y por ellas estamos con una crisis de salud de dimensiones planetarias en nuestras manos. Por ellas fracasamos en la solidaridad.

No entiendo a alguien sin cubrebocas. En ningún caso. Sigo sin entender porqué líderes como Trump, López Obrador, Bolsonaro, entre otros, han optado por no poner el ejemplo en el uso de un instrumento que, en el mejor de los casos, ayuda a detener la transmisión de la pandemia, y en el peor, no ayuda en nada pero tampoco perjudica en nada.

No entiendo a esa gente que sale sin cubrebocas y que contesta con insultos cuando se le pide que lo use, o al que rechaza uno que le ofrece la autoridad. Por ellas fracasamos en la solidaridad.

No entiendo a los gobiernos del mundo que por razones políticas prefieren: Retrasar el anuncio del descubrimiento del virus como pasó con China; posponer la oportuna implementación de las medidas sanitarias o de los semáforos rojos; no obligar al cumplimiento de medidas de distanciamiento social o de cierre de espacios de conglomeración de personas. Por ellos fracasamos en la solidaridad.

Queda una última prueba para la solidaridad humana. La distribución de la vacuna. Si las cosas siguen como van, triunfarán las leyes del mercado y la búsqueda de una utilidad y sólo tendrán acceso oportuno aquellos países que tienen dinero.

Todo parece indicar que las empresas no serán solidarias. Entonces estamos en la necesidad de que las organizaciones internacionales como la mundial de la salud, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura entre otros, aporten recursos que tendrían que ser a fondo perdido para que sea un esfuerzo solidario, y así facilitar que los países pobres puedan adquirir vacunas para su población en 2021.

Una oportunidad más para poder demostrar que nuestra especie humana puede poner la solidaridad por encima de la utilidad. Veremos.

Duré 20 días en cuarentena por Covid. Agradezco a El Heraldo de Baja California, su paciencia por la ausencia de esta columna durante este período.

Paco García Burgos

Consultor y analista político

Contacto: paco@pacogarciaburgos.mx

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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