Relatos de Ultratumba

Por: Jorge Vargas.

Patricia y Raquel eran mejores amigas, siempre hacían todo juntas, salían a pasear, estudiaban, se turnaban para dormir una en la casa de la otra, eran así desde pequeñas ya que sus abuelas y sus madres también fueron muy amigas desde la infancia, y aquella amistad había pasado por esas generaciones. La abuela de Patricia ya había muerto hace unos años atrás, así que ellas iban mucho a cenar donde la abuela de Raquel ya que era una muy buena anciana que le encantaba estar cerca de su nieta Raquel y de Patricia, honrando la amistad que tuvo con su abuela.

Ella les contó a las chicas que cuando ellas fueron jóvenes, algunas veces llegaron a jugar con muñecos de vudú, culpando a su curiosidad de adolescentes en esa época, y que habían aprendido a hacerlos muy bien, incluso los llegaron a utilizar con maestros en la escuela, cuando no querían estudiar hacían que se enfermaran clavando alfileres en los muñecos que habían hecho utilizando cosas personales de los maestros que habían logrado conseguir. Las chicas no creían mucho en esas cosas y solo lo tomaban como historias de la abuelita, sin darle más importancia.

Todo en la vida de las mejores amigas era perfecto, hasta que conocieron al chico nuevo de la escuela: Ricardo; él era muy guapo y rápidamente ambas chicas quedaron impresionadas por el joven,  los tres se hicieron muy amigos, pero al cabo de un tiempo las cosas empezaron a cambiar entre las chicas ya que las dos querían a Ricardo como novio y sin darse cuenta habían iniciado una competencia muy mala por el amor del chico. Patricia parecía estar más afectada por la situación, ya que siempre estaba llamando a Ricardo a su móvil para ver donde estaba y luego llamaba a Raquel, para asegurarse que no estuvieran juntos, era una situación muy obsesiva.

-“Sabes Patricia, nuestra amistad ha cambiado mucho, sé que las dos estamos enamoradas de Ricardo y eso ha hecho que compitamos por él, yo te quiero mucho, pero esta vez no voy a retroceder como lo hacía antes, cuando éramos niñas y querías ganar siempre y a veces te dejaba, y aunque esto te duela mucho, debo decirte que Ricardo me ha pedido que sea su novia, y yo acepte, no queremos seguir frecuentándote, te comportas como una loca, y esa forma de ser tuya fue la que ayudo a que él y yo estemos juntos ahora, por favor aléjate de nosotros…..estás allí?…..Hola?..”

Fueron las palabras que dijo Raquel a Patricia por teléfono, la cual solo pudo dejarlo caer sin decir nada, en ese momento algo sucedió en la mente de Patricia, era como si se hubiera convertido en otra persona mientras las lágrimas caían por su rostro por el dolor de perder a su amiga y al chico del cual estaba enamorada; Patricia recordó que hace unos días atrás Raquel y Ricardo habían dormido en su casa y habían dejado objetos personales.

Pasaron unas semanas, y Raquel y Ricardo no volvieron a escuchar nada de Patricia, una noche estando juntos en casa de Raquel viendo una película solos, hablaron del tema.

-Raquel, ¿no has sabido nada de Patricia?

-Nada, yo le pedí que se alejara de nosotros, me preocupa un poco, pero era lo mejor, creo que desde que perdió a su abuela ya había cambiado mucho….PERO, ¿QUÉ ES ESO?

En ese momento mientras conversaban, a Raquel le pareció ver una silueta parada fuera de la ventana mirándolos fijamente, esto la asusto mucho, pero al asomarse a la ventana ya no había nada.

-Que sucede mi amor ¿viste a alguien? – preguntó Ricardo
 
Pero enseguida ambos empezaron a sentir unos fuertes dolores en las piernas, en los brazos y el estómago, los dolores eran tan fuertes que se desplomaron en el piso dando gritos de dolor.
Mientras se retorcían de dolor, entro lentamente a la casa Patricia, la cual estaba muy cambiada, parecía poseída por algo, su mirada era muy aterradora, pero en sus manos tenía dos muñecos de vudú hechos de unas hierbas y vestidos con pedazos de tela de ropa de Raquel y Ricardo los cuales tenían alfileres clavados en las partes donde ellos estaban sintiendo dolor.

-“Pero que haces Patricia, ¿estás loca? de donde sacaste esos muñecos, nos estás haciendo daño, por favor detente, ¡tú no eres así!” – le pedía Raquel, pero Patricia solo le dijo:

-“Ahora, ¿sienten el dolor que me han causado?, tú eras mi mejor amiga, y tú Ricardo eras mi amor, deben sentir en su corazón, el mismo dolor que mi corazón ha estado sintiendo.

-¡No detente! – rogaba Raquel

Pero era demasiado tarde, Patricia continuo clavando los alfileres, y ya cuando estaban a punto de desmayarse por el dolor, les clavo un alfiler en el área del corazón a los muñecos, lo cual provoco que Raquel y Ricardo murieran.

Los cuerpos fueron encontrados al día siguiente y tuvieron un funeral al cual fueron todos, incluyendo a Patricia, la cual estuvo siempre buscando un consuelo cerca de la abuela de Raquel que sufría mucho por la pérdida de su nieta.

Al pasar unos días, la abuela de Raquel le pidió a Patricia que fuera a su casa a cenar y así pasar la tarde juntas, como lo hacían cuando Raquel vivía, a lo cual Patricia, muy afectada aun por la muerte de sus amigos acepto ir.

-¿Cómo estas jovencita? imagino que igual que yo, triste por la muerte de Raquel y su novio.

-Así es señora, ella era mi mejor amiga, y Ricardo también, disculpe, ¿podría darme algo de agua? no sé porque tengo mucho calor….
 
-Claro que sí, toma, bebe – dijo la abuela

-Gracias. pero no sé porque tengo tanto calor, siento como si me quemara – expresó Patricia, que no solo sentía mucho calor, también empezó a sentir algo de mareo…

-Jovencita, mi nieta y su novio murieron de una forma muy extraña, las autoridades no determinan la razón, pero yo si he visto eso anteriormente, tu abuela me contó una vez que ella te había enseñado a ti como hacer un muñeco de vudú, así que solo tres personas en este pueblo sabemos hacerlos, tu abuela, que ya murió, yo que jamás le habría hecho daño a mi nieta, Y TÚ – dijo la abuela, con una expresión muy seria..
 
-Pero, ¿qué dice señora? ¡Ayúdeme! Me estoy durmiendo, ¿qué le puso al agua? estoy quemándome, siento fuego en la piel, en mi rostro, ¡ayúdeme!, ¿qué me está haciendo? – gritaba Patricia que sentía que estaba en el infierno.

-Jovencita, hay muchas formas de hacer muñecos de vudú, el que te enseño tu abuela es uno, pero este es otro…

Al decir esto, la abuela que le había puesto algo al agua que bebió Patricia para mantenerla despierta, pero sin poder moverse, se acercó al horno de la cocina, y al abrirlo, dentro de él estaba un muñeco de cera, el cual tenía una pequeña sortija que pertenecía a Patricia puesta en un brazo, el horno estaba a una temperatura tan alta que lo estaba derritiendo, y lo mismo pasaba con Patricia, su piel se estaba cayendo, incluso la de su cara se desprendía, Patricia gritaba, pero su destino también estaba decidido; la abuela aumento la temperatura y cerró la puerta del horno..
 
-Eres una jovencita muy tonta al pensar que podías engañar a todos, jamás debiste jugar con brujería, ni mucho menos asesinar a mi nieta, vas a morir sintiendo que ardes en el infierno, y yo que no vivo sin mi nieta, me iré contigo..

Fueron las últimas palabras de la abuela, mientras Patricia se volvía una llama de fuego, quemando toda la casa, muriendo ambas adentro.

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