Relatos de Ultratumba

Por: Jorge Vargas

En la vida suceden cosas tan misteriosas como incomprensibles, aunque nuestra mente es muy brillante y ha sido incapaz de comprender ciertas cosas que están lejos de la realidad y que sin duda podríamos vivirlas una y otra vez sin hallarle ninguna explicación lógica.

Pero a pesar que no las entendemos, muchas de las veces nosotros mismos las buscamos invocándolas por medio de la ouija u otros juegos que son meramente para contactar espíritus de gente que ya murió y hasta de entes malignos, creyendo que en lo paranormal, nada de eso existe sin saber lo que se puede ocasionar cuando no se sabe cerrar los portales dimensionales que se abren con esos juegos malditos.

O lo que sería peor, ¡desatar los más espeluznantes sucesos en su entorno por algún demonio invocado!

Les voy a contar algo real que sucedió hace casi 45 años. Esto fue algo que viví referente a lo paranormal, tal vez muchos no me lo van a creer y hasta se mofen por el alto grado de la experiencia vivida y los entiendo, porque cuando se cuenta algún suceso increíble que está fuera del alcance de la mente humana  -no todos-, muchos tienden a reaccionar con escepticismo, cerrándose en eso; sin pensar siquiera que todo puede ser posible.

Esto sucedió en un templo de nombre la Medalla Milagrosa.

En ese tiempo, el Templo se ubicaba en una colonia de Tijuana, B. C. México, la cual se llama la Colonia Buenavista.

Yo era tan sólo una niña, tenía entre seis o siete años de edad ¡pero recuerdo bien todo lo que pasó!

En el tiempo de que les hablo, varios niños y niñas asistíamos al catecismo con el Padre Emilio Angulo. Ese día era domingo y ya estábamos en el salón de los desayunos, cuando llegó una mujer corriendo muy apresurada con un niño como de entre doce o trece años.

Aquella mujer gritaba muy desesperada pidiendo auxilio para con su hijo.

Entonces algo alarmado y sin entender aún nada, salió el padre a su encuentro. Cuando estaba frente a ella, la mujer se miraba muy asustada y movía sus manos alterada al estar hablando con él.

¡De pronto aquel niño se le zafó de las manos y corrió hacia el campanario! El Padre entró a un recinto de donde sacó su crucifijo, el incienso y agua bendita.

Comenzó a rezar “La magnífica” al mismo tiempo que se la arrojaba al niño, quien se retorcía al recibirla.

Al estar sucediendo todo eso, a nosotros nos llevaron a la casa de don Lupe, el sacristán que vivía pegado a la iglesia. Lo hicieron por precaución, pero desde ahí podíamos ver todo.

Entonces vimos que del campanario por donde estaba el niño, sin saber de dónde, apareció un perro negro muy grande, con los ojos rojos brillantes, que también le destilaba mucha baba del hocico.

El horrendo perro, subió sus patas al arco por encima del niño y aquella saliva que le emanaba de su hocico le caía en el pecho al niño y se lo quemaba, acto que lo hacía emitir unos gritos muy feos.

¡Era algo horrible también el escuchar los gritos de la madre asustada, entre los gruñidos del perro y los rezos del Padre!

No recuerdo en qué momento el niño se cayó del campanario y se estrelló contra el piso.

El perro bajó muy lento -era dueño de la situación- ¡No tenía ninguna prisa!

Luego, lo lamió, lo tomó con el hocico y se lo llevó. Nada pudieron hacer por él, aunque lo siguieron.

¡El perro desapareció de la nada! Después la mujer llorando le contó al Padre que habían jugado varios a la ouija e hicieron un pacto con el diablo.

¡Por eso el perro había venido a cobrar lo prometido!

De los otros chicos no se supo nada.

Ya no volvieron a ver a ese niño nunca más, recuerdo que se llamaba Antonio, la mujer que era su madre de nombre Hortensia, se suicidó a los pocos años de tristeza por lo sucedido.

El Padre siguió por muchos años comulgando en la misma parroquia junto al Padre Che, quién fue el primer sacerdote exorcista de Tijuana.

El Templo funge ahora como un colegio, y aunque muchos no me lo crean ¡esto que les cuento fue real!

Soy oriunda de Tijuana y no tengo por qué mentir, lo viví personalmente y lo más recomendable es que si no saben jugar con una tabla, mejor ni lo intenten.

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-


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