Por: Psic. Felipe Aguilera Calleros.

Cuando nosotros nos relacionamos con otro ser humano, ya sea una amistad o en búsqueda de una pareja, siempre parece existir la creencia que todo marchara bien, sin contratiempos, pero es importante recordar que cuando tenemos lazos afectivos intensos con esa otra persona nuestro modo de pensar, actuar, decidir e incluso sentir, cambia.

Esto tendrá sus aspectos positivos, y otros no tanto, dependiendo de la relación afectiva y de quienes la conforman, pasamos de “ser individuales” a pensar en el otro. Cuando esa característica se presenta en ambas partes incluso la vida parece ser más sencilla, pero ¿Qué ocurre cuando no es así?

Una relación tóxica se experimenta cuando se vive una disparidad que llega a ser costumbre, incluso podemos tener conciencia de la complicada situación, y aun así permitir que los días pasen sin buscar una solución.

El problema de estas relaciones es que se merman el bienestar de los involucrados en dicha dinámica. Una relación tóxica puede identificase cuando es evidente que él o ella, saca algún provecho del disfuncional vínculo, pero no siempre es fácil de ubicar, sobre todo cuando ambas personas sufren.

Generalmente a quien podríamos considerar la “victima” normaliza la toxicidad en la que se encuentra inmersa,  evitando de esta forma, darse cuenta del problema.

¿Cómo puedo darme cuenta si estoy en una relación tóxica con mi amigo, amiga o con mi pareja?

El daño más grande es el provocado por la manipulación emocional, la cual es complicada de detectar, ya que involucra sentimientos y emociones de los cuales es difícil “despegarse” para analizarlos.

Por ejemplo, cuando se utiliza el chantaje emocional se despiertan sentimientos de culpa y malestar, los cuales de no darnos cuenta, tomarán cierto control sobre nosotros, llevándonos a actuar y tomar decisiones en base ellos.

La manipulación emocional es precisamente, influir en el otro con el fin de conseguir que actué como uno quiere y no como esa persona desea: “Si no haces lo que yo diga, entonces no me quieres tanto”.  Es claro que una relación en la cual te sientas obligado a ser, quien no eres, no será una relación que se pueda disfrutar plenamente.

También hay casos en los cuales se presenta la violencia física o psicológica. En tal dinámica es imprescindible que se debe poner un alto a esa relación y para eso es necesario buscar la ayuda adecuada para sanar.

Ningún tipo de maltrato debe ser permisible.

“Una relación saludable dejará huellas en tu vida, no cicatrices”

¡Nos vemos en la próxima publicación!

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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