Relatos de Ultratumba.

Por: Jorge Vargas.

Esta leyenda se origina en uno de los municipios cercanos a Monterrey, se trata de Allende, Nuevo León, y se calcula que este evento tuvo lugar allá por el año de 1934.
Fue una tarde del Día de Muertos que un comerciante en compañía de su hermano y un amigo al igual que el resto de los lugareños fueron a visitar a sus difuntos. De repente, el comerciante vio una calavera que se encontraba cerca de una tumba, la levantó y mofándose de ella le dijo a su amigo:

“Mira qué calavera más dientona y fea”, luego dirigiéndose a la calavera le dijo: “De seguro diste muy buenas mordidas”, así que te invito a cenar el día de hoy en mi casa para que veas lo que yo como. A su comentario no le dio importancia, así que del panteón se fue directo a trabajar.

Ese mismo día, poco después de las ocho de la noche regresó a su casa donde fue recibido por su esposa y sus hijos. Como de costumbre, se sentaron a cenar, aún no empezaban cuando llamaron a la puerta. Uno de sus hijos fue a abrir y se encontró con un caballero elegantemente vestido de traje blanco y un amplio sombrero que le cubría el rostro.

El visitante de voz grave le preguntó al chiquillo por su padre, motivo por el cual fue en su busca. El comerciante le pidió le preguntase al extraño visitante quién era.

El misterioso visitante le dijo al pequeño: “Dile que él me invitó a cenar el día de hoy.”

El niño fue nuevamente con su padre para informarle la respuesta, a lo que el señor dijo que no recordaba haber invitado a alguien a cenar, que le dijera se fuera.

Como su padre le indicó, el pequeño le pidió al visitante se retirara pues al parecer no recordaba haberlo invitado, a lo que el individuo contestó: “Dile que sí, que me invitó a cenar en el panteón”.

El niño regresó con su padre con la nueva respuesta, al escuchar esto, el hombre palideció y se puso nervioso. Procediendo finalmente a dejarlo entrar y sentarse a cenar a la mesa, donde por cierto, nadie articuló palabra.

Tras una prolongada visita, el misterioso individuo se levantó de su silla y con su característica voz ronca le dijo al padre de familia: “Yo ya cumplí con venir, ahora yo te espero mañana donde me conociste para que veas lo que yo como”.

¿Estás de acuerdo? El comerciante no atinó a decir nada, el visitante se retiró y todos en la familia se fueron a dormir.
Apenas si amaneció y el comerciante corrió a la iglesia del pueblo a platicarle lo sucedido al sacerdote, quien le dijo que lo que había hecho estaba muy mal, pues uno nunca debe burlarse de los muertos; y que debía ir a la cita, pues de lo contrario nunca lo dejaría en paz.

El comerciante palidecido y temblando de miedo se internó en el panteón, buscó el lugar donde se había sucedido todo.
Tras no llegar durante todo el día a su casa, su esposa lo fue a buscar al panteón donde finalmente lo encontró muerto sobre una tumba.

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas