Relatos de Ultratumba.

Derechos de autor : Alex Morales Gómez.

Juan machete era un simple campesino, enseñado a cuidar de sus vacas y de algunos cultivos, pero desde muy chico quiso ser un hombre rico y poderoso, así que consultó con una anciana bruja qué podía hacer para conseguir mucho dinero.

La bruja le dijo que hacer un pacto con el diablo era lo más rápido, para llenarse los bolsillos de dinero, Juan no lo dudó mucho y le preguntó cómo podía hacer esto. Esta le enseñó la oración, misma que se la quería dar por escrito, pero Juan no sabía leer ni escribir, así que se la  aprendió de memoria.

La oración se debía hacer a la media noche en  una habitación oscura, alumbrada por una vela negra -misma que la bruja le vendió a Juan-, después de hacer la oración con mucha fe, entraría en la habitación un ventarrón que apagaría la vela. Cuando todo quedara en completa oscuridad, escucharía un susurro donde se cerraría el trato: El demonio le pediría algo a cambio por toda esa riqueza.

La bruja le advirtió que a pesar de lo que todos piensan, el demonio no siempre pedía su alma, podía pedir lo que a él le pareciera. Juan machete dijo que estaba  dispuesto a dar su alma y hasta más.
Fue así como Juan machete, se encerró en el cuarto de la herramienta, encendió la vela e hizo la oración, efectivamente pasó como dijo la bruja.

No sólo se apagó la vela. La habitación se llenó de un frío insoportable y un olor a azufre que a Juan le hizo arder la nariz; la voz aunque era un simple susurro, era bastante tenebrosa y gruesa, no habló mucho, dijo: “Quiero el alma de tu hijo”

Juan machete le respondió: “Llévate también la de mi esposa”

“Trato hecho” -respondió la voz- y desapareció.

Todo volvió a la normalidad.

Muy pronto, Juan machete se volvió el hombre más poderoso de la región. Compró todo el ganado que quiso, las haciendas que le gustaban, etc. y a quien no le quería vender, con machete en mano los obligaba. Fue de ahí que surgió su apodo: “Juan machete”

Pasaron muchos años.

Juan disfrutaba de su riqueza y su familia, era el hombre más poderoso de la región. Tanto el  alcalde como el sacerdote y el médico le consultaban cualquier idea nueva  que tuvieran; más que todo, porque les daba dinero cuando lo necesitaban.
Una noche que venía de la cantina, se encontró en la oscuridad a un hombre que vestía todo de negro, quien le dijo que era hora de pagar su deuda; pero que podían hacer un trato si él le daba todas las riquezas acumuladas. De ser así, él no se llevaría el alma de su esposa ni la de su hijo.

Era un hombre reconocido que ayudaba en las labores de las haciendas, era el encargado y dueño de todo, incluso, los empleados lo veían a él como jefe, ya que Juan machete, ni se aparecía  por allí (sólo gastaba en juegos y cantinas).

Juan machete no quería ser pobre, pero estaba arrepentido de haber ofrecido el alma de su mujer e hijo, dos personas tan buenas; así que le dijo al diablo que aceptaba el trato, pero que debía dejarle la hacienda más grande para vivir con su familia.

El diablo aceptó.
Juan vendió todo, cobrando en pepitas de oro.

Juan machete, sabía de un antiguo terreno donde antes había una Iglesia -decían que aquel lugar era sagrado-, así que fue allí y enterró el oro de las ventas y gritó en la oscuridad:

“¡Aquí están tus riquezas!”

El diablo apareció en el instante, pero como diablo que es, supo de inmediato que no podía tomar aquel oro, ya que él no podía pisar ese lugar. Una sonrisa malvada se cruzó por su boca y le dijo a Juan con voz calmada: “Con el diablo no se juega, ese oro nunca lo podrán sacar de ahí. Tú,  Juan Machete serás el guardián por toda la eternidad, tu alma será mía porque cuidarás el oro por los siglos de los siglos y también el oro me pertenecerá, porque nadie nunca lo podrá disfrutar”.

Al día siguiente, un campesino encontró el cuerpo sin vida de Juan machete; ya todos sabían que había vendido sus propiedades y las había cobrado en oro.

La gente comenzó a buscar el tesoro de Juan machete. Muchos aseguran que encontraron el lugar, pero a la hora de ir excavar, se les aparecía Juan con machete en mano, haciéndolos huir.

Se cree que el tesoro es bastante grande, pero nunca nadie lo podrá encontrar, pues el mismo Juan machete lo cuida por toda la eternidad.

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