POR: Prof. José Luis Bobadilla Acosta

Taller de Historia de Tecate, A. C.

FERNANDO JAVIER RIVERA Y MONCADA

Nació cerca de CompostelaNueva España hacia 1725.

En 1742, se alistó muy joven en la milicia local, pues con tan sólo dieciocho años empezó a servir como soldado en el presidio de Loreto, en la California. 

Entre 1742 y 1751 continuó en este presidio ganándose la estima de sus superiores por su capacidad y decisión en las labores militares.

JUAN VICENTE DE GÜEMES PACHECO DE PADILLA Y HORCASITAS, SEGUNDO CONDE DE REVILLAGIGEDO

Al quedar vacante el puesto de capitán del presidio de Loreto, por muerte del que fuera su antecesor, Bernardo Rodríguez Lorenzo, el mismo virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo Conde de Revillagigedo, con el beneplácito de los jesuitas de la misión, lo propuso para el mando en el verano de 1751. 

Trabajando con los exploradores jesuitas, Rivera estableció varias misiones nuevas en el norte de la Baja California entre 1752 y 1767, como las de Santa Gertrudis en 1752, San Borja en 1762 y Santa María en 1767. 

En marzo de 1753, recibió la confirmación oficial como capitán del presidio de Loreto.

Fue muy popular entre sus soldados debido a su equidad y moderada actitud, lo que no le impidió llevar a cabo gran cantidad de acciones bélicas y exploratorias por toda California. 

WENCESLAUS LINCK

Participó en expediciones militares entre 1750 y 1753, en 1765 —junto al famoso explorador jesuita Wenceslaus Linck—, y en la de 1766 que exploró toda el área de San Felipe.

En 1755, Rivera se casó con Doña María Teresa Dávalos; un matrimonio probablemente arreglado por sus padres.

La pareja tuvo cuatro hijos; tres niños y una niña.

El mandato de Rivera como comandante militar de Baja California fue generalmente exitoso y fue muy considerado por los jesuitas, aunque se vio envuelto en conflictos con rancheros y mineros locales cuyos objetivos estaban en conflicto con los de las misiones. 

EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS

GASPAR DE PORTOLÁ

En noviembre de 1767 Rivera participó junto con el gobernador de las Californias, Gaspar de Portolá, en la expulsión de los jesuitas.

La situación de Rivera cambió en 1767 cuando los jesuitas fueron expulsados y reemplazados en Baja California por franciscanos. 

El cambio en el liderazgo de la misión fue concurrente con la instalación de la autoridad civil por parte de la Nueva España. 

La historia de la expulsión de los jesuitas está relacionada con las luchas de poder europeas de la época, pero tuvo el efecto de traer a Baja California a tres individuos que dieron forma a la historia posterior de la región: 

JOSÉ DE GÁLVEZ

  1. José de Gálvez, nombrado “visitador” (aproximadamente equivalente a inspector general, una poderosa oficina que depende directamente de la Corona); 
  2. Gaspar de Portolá, soldado español de familia noble, y 

JUNÍPERO SERRA

INVASIÓN RUSA Y BRITÁNICA

CARLOS III DE ESPAÑA

Portolá, Serra y Fernando de Rivera estaban juntos en la remota Baja California en el momento en que el rey Carlos III de España (asesorado por Gálvez), preocupado por la invasión rusa y británica en las reclamaciones de la costa del Pacífico de España, ordenó una expedición al norte para establecerse en áreas más al norte de las Californias.

Las regiones del norte recién exploradas se conocieron como Alta California, para distinguir esas áreas de la más antigua Baja California. 

Marchando de Loreto el 30 de septiembre de 1768, el capitán Fernando Javier Rivera y Moncada, recolectó ganado de las misiones de Santa Rosalía de Mulegè, San Ignacio, Santa Gertrudis y San Francisco Borja; pero al llegar a Santa María determinó que el sitio era inadecuado para sus fines.

ARROYO DE VELICATÁ

El 20 de diciembre de 1768, el capitán Fernando Javier Rivera y Moncada estableció su campamento sobre el arroyo de Velicatá descubierto por Wenceslao Link dos años antes.

SAN DIEGO

LA MISIÓN A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

Debido a la escasez de provisiones en San Diego, el capitán Fernando Rivera y Moncada volvió a Velicatá el 11 de febrero de 1769 para conseguir ganado.

VELICATÁ

JUAN CRESPÍ           FERMÍN FRANCISCO DE LASUEN

El 22 de marzo de 1769, los frailes Juan Crespí y Fermín Francisco de Lasuen llegaron a Velicatá, continuando su rumbo al norte dos días después con el capitán Fernando Javier Rivera y Moncada y el cosmógrafo José Cañizares.

En 1769, gracias a las recomendaciones de Portolá y de José de Gálvez, fue elegido para liderar una importante expedición exploratoria hacia la Alta California.

PRIMERA AVANZADA

Primera Avanzada el 23 de marzo de 1769:

Salida de la Misión de Santa María con destino a San Diego.

Comandante: Fernando de Rivera y Moncada, acompañado del cronista

franciscano Fray Juan Crespí. 

Pilotín: José de Cañizares.

Soldados de Cuera del Real Presidio de Loreto:

Cabos: José Velázquez; Guillermo Carrillo, Mariano Carrillo, Andrés de Cota, José Ignacio de la Higuera, José Gabriel de Ojeda, Juan José de Robles, Bernardo Rubio, Antonio Vicente Ruíz.

Reclutas: Francisco Javier Aguilar, Mariano Verdugo, José María de Góngora, Sebastián de Alvitre y Juan María Miranda.

Artesano y Muletero: Sebastián Manríquez.

42 nativos Neófitos de las Misiones de Loreto y San Ignacio.

PRIMER EXPLORADOR MEXICANO

El primer explorador mexicano que llegó por tierra procedente del sur fue el capitán Fernando Javier de Rivera y Moncada junto con fray Juan Crespí, el 2 de mayo de 1769 cuando viajaban hacia San Diego.

El 14 de mayo de 1769, el capitán Fernando Javier Rivera y Moncada y su gente llegaron a San Diego; pero debido a la infección de la pierna del franciscano Junípero Serra y varios casos de escorbuto, el grupo del capitán Gaspar de Portolá, no alcanzó la bahía hasta el 29 de junio.

ENSENADA

El 20 de junio de 1769, siguiendo la ruta que iba abriendo el capitán Fernando Javier de Rivera y Moncada, estuvieron en lo que hoy es Ensenada don Gaspar de Portolá y fray Junípero Serra, quien en carta del 3 de julio que envió desde San Diego a fray Francisco Palou, hizo una descripción del paisaje y de los nativos que habitaban la región, parte de la cual se transcribe en el capítulo “Los franciscanos y el inicio de su obra”; en ella, Fray Junípero Serra se refirió a lo hermoso del paisaje y a la abundancia de alimento del que disfrutaban los gentiles, así como la gran cantidad de berrendos, en lo cual coincide con la narración de Juan Páez.

PEDRO FAGÉS BELETA

Terminado este primer encuentro con éxito, el 9 de julio de 1769, el “San Antonio” regresó a San Blas con los enfermos mientras el gobernador Gaspar de Portolá, el capitán Fernando Javier Rivera y Moncada, el teniente Pedro Fagés Beleta, el sargento José Francisco de Ortega , el cosmógrafo-ingeniero Miguel Costansó, el padre Joan Crespí Fiol y el fraile Francisco Gómez prepararon la marcha hacia el norte en busca de Monterey; y Vicente Vila, Fray Junípero Serra, el fraile Juan Vizcaíno, el capellán fray Hernando Parrón y el cosmógrafo José Cañizares permanecieron en San Diego para fortificar la región y establecer una misión.

PARTIDA

El 14 de julio de 1769 partieron hacia el norte:

  1. El gobernador Gaspar de Portolá
  2. El capitán Fernando Rivera y Moncada
  3. El teniente Pedro Fagés Beleta
  4. El sargento José Francisco de Ortega
  5. El cosmógrafo-ingeniero Miguel Costansó
  6. El padre Juan Crespi
  7. El fraile Francisco Gómez.

Objetivos principales de la expedición:

  1. El establecimiento de una colonia en San Diego.
  2. La búsqueda de la Bahía de Monterey.

FRANCISCO PALAU Y QUER

La frontera norte fue de importancia capital para fray Francisco Palau y el regreso del capitán Fernando Rivera y Moncada a San Fernando Velicatá en febrero de 1770 para conducir ganado al norte, demostró la necesidad para la fundación de establecimientos permanentes en la región entre la misión y la de San Diego, una distancia de casi 500 kilómetros.

Fueron tan serios los problemas que obligaron a Moncada a solicitar su baja del ejército. Hacia 1772 se retiró a México.

GOBERNADOR

Rivera se encontraba radicando en la ciudad de Guadalajara cuando de nuevo se incorporó al servicio militar (1774), para ser designado como gobernador militar en sustitución del capitán Pedro Fagés que andaba peleado con Serra y los franciscanos. 

Serra y los franciscanos se habían peleado con el segundo teniente (militar) gobernador de California, Pedro Fagés (quien reemplazó a Portolá), y Rivera asumió el cargo de reemplazo de Fagés en 1774.

El propio Rivera pronto estuvo en conflicto con Serra y los franciscanos, y también con Juan Bautista de Anza, comandante de dos nuevas expediciones terrestres a la “Alta” California en 1774-75.

El conflicto con Serra se produjo porque Serra quería fundar tantas misiones nuevas como fuera posible, mientras que Rivera, con solo unos 60 soldados para vigilar una franja de tierra de 450 millas de largo, quería esperar refuerzos.

El conflicto con Anza surgió de los insultos (sin querer) dados por Rivera, combinados con el fuerte ego de Anza.

Llegó Fernando Javier Rivera y Moncada a Loreto en marzo de 1774, y de allí cabalgó por cerca de 2,000 km. Hasta Monterey, California, a donde arribó el 23 de mayo de 1774.

Rivera se oponía a crear un asentamiento en Yerba Buena (hoy día, San Francisco).

MISIONES SANTA CLARA DE ASÍS Y SAN JUAN CAPISTRANO

Las misiones en Santa Clara de Asís y San Juan Capistrano también fueron fundadas bajo la gobernación de Rivera.

JUAN BAUTISTA DE ANZA

Atendiendo a las instrucciones recibidas del virrey continuó con las exploraciones hacia el norte, hasta lo que hoy es la ciudad de San Francisco, lugar donde se estableció un presidio.

En ese mismo año de 1774, el capitán Juan Bautista de Anza, jefe del presidio de Tubac, en los límites de Sonora y Arizona, inició la exploración para encontrar el camino que lo llevara al presidio de Monterey, atravesando la región desconocida de los ríos Gila y Colorado.

Tras una penosa travesía y con la ayuda del cacique yuma, Salvador Palma, logró llegar a su destino habiendo recorrido casi 1200 kilómetros.

A finales de 1774 cruzó la Sierra Nevada y alcanzó las misiones de San Gabriel y Monterey.

MASACRE EN SAN DIEGO

A pesar de que el religioso Junípero Serra lograría fraternizar con los nativos, estos terminaron destruyendo la Misión de San Diego de Alcalá el 4 de noviembre de 1775.

Algunos residentes resultaron masacrados, entre ellos Luis Jaime, por lo que se le considera el primer mártir católico en California.

Fernando Rivera y Moncada fue el responsable de reprimir la revuelta de las comunidades indias Kumeyaay que se unieron para saquear la Misión de San Diego de Alcalá (1775). 

Rivera entró por la fuerza en la capilla de la misión para expulsar a los rebeldes que la habían ocupado.

Por ello fue excomulgado por los mandatarios religiosos Junípero SerraPedro Font (que había llegado a las manos con Rivera) y Fermín Lasuen.

ANTONIO MARÍA DE BUCARELI Y URSÚA, HENESTROSA Y LASSO DE LA VEGA

Otra vez, y contando con el visto bueno del virrey don Antonio de Bucareli y Urzúa, el capitán Juan Bautista de Anza organizó una segunda expedición a fin de confirmar la ruta hacia la Alta California.

CAMINO REAL DE MONTEREY

El 17 de febrero de 1776, después de prestar unas tropas al capitán Fernando Rivera y Moncada, el coronel Juan Bautista de Anza, y su expedición reanudó su marcha hacia el norte, viajando por El Camino Real de Monterey, donde con seguridad llegó el 10 de marzo. 

VIOLACIÓN DEL DERECHO DE ASILO

Fernando Rivera y Moncada viola el derecho de asilo en la Misión San Diego de Alcalá el 26 de marzo de 1776 cuando desafió a los religiosos apresando a un neófito.

El padre Pedro Font más tarde describió la escena:

“Rivera entró en la capilla con la espada desnuda en la mano.”

Por esta acción Rivera y Moncada fue estrictamente excomulgado por la Iglesia Católica.

MISIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Sin el permiso de Fernando Javier Rivera y Moncada se inauguró formalmente la Misión de San Francisco de Asís, el 9 de octubre de 1776.

Después de su mandato como gobernador, en 1777 Rivera fue reasignado como comandante militar (y vicegobernador de Las Californias) en Loreto.

Su asignación final fue reclutar colonos para el nuevo pueblo (asentamiento secular) de Los Ángeles, y transportarlos a la Alta California a través de la ruta terrestre desde el norte de México.

INCONFORMIDAD

Diez días después, el 19 de junio de 1781 salió la mayor parte del convoy de Fernando Javier Rivera y Moncada hacia San Gabriel, quedándose en la Concepción 257 animales entre mulas y caballos, todavía debilitados para continuar en viaje, se le dejó continuar pastando libremente, para rabia de los Yumas; en tanto -pese a la tensa situación- Rivera mantuvo su campamento en el lado sonorense, frente a la Villa de la Concepción, con la novedad de que el recluta Francisco Xavier Castro sumamente atemorizado de lo que pudiera acontecer, ahí desertó y posteriormente platicó el estado en que se encontraba la relación entre los españoles y los indígenas, resaltando que estos respondían con insolencia y espetaban su inconformidad a la cara de los españoles con insultos por los destrozos.

FRANCISCO HERMENEGILDO GARCÉS

El 17 de julio, encabezados por el mismo Salvador Carlos Antonio Palma, los yumanos se sublevaron, asesinando a los frailes Francisco Hermenegildo Garcés, Juan Díaz, Juan Antonio Joaquín Barreneche y Matías Moreno, así como al capitán Fernando Javier Rivera y Moncada y la mayoría de sus soldados, y sólo las mujeres y los niños escaparon con vida.

Aunque los colonos llegaron sanos y salvos al sur de California, Rivera y muchos de sus soldados fueron asesinados junto con los misioneros locales, incluido Francisco Garcés, en la Misión de San Pedro y San Pablo de Bicuñer en la parte baja del río Colorado durante el levantamiento de la resistencia civil y la revuelta de los indios quechan en 1781.

MUERTE

El capitán Fernando Javier Rivera y Moncada fue despiadadamente acuchillado el 18 de julio, su uniforme junto con su adarga los tomó para sí adueñándose el iracundo Salvador Carlos Antonio Palma, además de un pequeño cofre con los libros y listados de contabilidad de los presidios, el remanente de 257 caballos que se habían quedado restableciéndose, se les vio espantados en las orillas del rio.

La revuelta de Quechan (Apache) de 1781 en Arizona fue un evento crítico, porque la victoria india cerró el transporte terrestre entre el norte de México y la Alta California durante los próximos 50 años, asegurando que España / México nunca podrían poblar la Alta California lo suficiente como para evitar el enjambre de inmigrantes del este de América del Norte que finalmente se apoderarían de la Alta California en la Guerra México-Estadounidense de 1846-48.

PAGOS ATRASADOS

La familia de Rivera tuvo que esperar 19 años después de su muerte antes de que el gobierno español finalmente les pagara las sumas sustanciales que Rivera debía por el pago atrasado.

El retraso se debió principalmente al hecho de que la mayoría de los registros de lo que Rivera había avanzado, así como las sumas reales que había adelantado, habían sido destruidos o capturados por los indios Yuma en el levantamiento de 1781.

Para cuando finalmente se hicieron los pagos, la viuda de Rivera y tres de sus cuatro hijos ya estaban muertos (aunque también había nietos, que habían sufrido en la pobreza durante el ínterin).

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