Desarrollo Personal.

Por: Psic. Felipe de Jesús Aguilera Calleros.

Ya estamos cerca de fechas de febrero, diversos acontecimientos se conmemoran o celebran durante ese mes, pero para quienes nos siguen en esta sección de El Heraldo, seguramente la que más resalta es la fecha del 14 de febrero, el día del amor y la amistad; dos valores emblemáticos se recuerdan ese día, y prácticamente durante el mes suelen ser un tema central en muchas conversaciones.

Cercano el día hablaremos de temas relacionados al amor, parejas, matrimonio, pero hoy aprovecharemos para hablar de algo que parece amor, pero no lo es, y se llama la Dependencia Emocional.

La dependencia emocional es esa “necesidad” de alguien para sentirnos plenos, completos, para ser felices, puede ir direccionada a diferentes tipos de relaciones, pero el día de hoy nos centraremos en la dependencia emocional en relaciones de pareja.

Quien es dependiente suele pensar, o sentir algo como: “Si no estoy con ella (o el), si me deja, si me abandona todo mi mundo se va a derrumbar”.

Y literalmente eso es lo que suele pasar cuando un dependiente emocional llegar a pasar por una ruptura amorosa. La cuestión aquí es que ser dependiente emocional no es algo que solo afecte llegado ese punto final, o esa despedida, o esa separación de la persona amada, sino que contantemente el dependiente sufre a lo largo de esa relación.

¿Por qué decimos esto?

Una característica del dependiente es que no le gusta asumir responsabilidades, es decir, no le gusta elegir, en cambio lo que suele hacer es dar la responsabilidad a la pareja, de esta forma en caso de que algo no llegara a salir bien, no sería culpa suya.

Esto se enlaza con otra característica que es el miedo a la soledad o miedo al rechazo, si soy dependiente emocional pensare constantemente que “probablemente mi pareja me puede dejar, me puede abandonar y eso es algo que no podría soportar por eso es mejor que ella, o él, elija que es lo qué debemos hacer, a dónde deberemos ir o qué es lo que vamos a comer”.

Ser D.E. implica diversas repercusiones en, si la relación, pero también en el individuo dependiente, relegando sus propias necesidades a un segundo plano, poniendo en primer lugar los intereses de la pareja, es algo así como: “si mi pareja no es lo primordial en mi vida, si no cumplo sus deseos, puede que otra persona llegue a nuestras vidas y se interponga entre ella y yo, y me abandone”, por lo tanto no importa que quiera yo, que es lo qué me gusta, o qué es lo que necesito; primero está mi pareja.

Relacionarse de esta manera no es para nada saludable, piénsalo: puede que tu no seas dependiente emocional, y que tal vez la idea de ser lo primero, lo único en la vida de otro ser humano parezca interesante o incluso satisfactorio, pero quien es D.E. no es feliz, sus momentos de alegría o de estabilidad son muy efímeros, pues el temor a ser abandonado es constante, cuando lo constante debería ser el sentimiento de estar plenos, eso es lo que deberíamos querer para una persona  a la cual amamos.

Depender emocionalmente de alguien es señal de que seguramente tenemos una baja autoestima, ya que el amor propio no es lo suficiente para ser felices, necesitamos tener a esa otra persona aquí cerca con nosotros, controlarla incluso para evitar que alguien o algo lo convenza de dejarnos.

Depender emocionalmente no es amar, es ser cada día más inseguros, ansiosos y ser consumidos por el miedo día tras día”.

Si consideras que eres dependiente emocional o si piensas que tienes una relación con alguien que lo es, busca ayuda con un experto que te ayude a desarrollar las herramientas para relacionarte de una forma diferente, de una forma más saludable, y fortalezcas tu autoestima para lograr en determinado punto lograr una estabilidad emocionaly no dependas de ese otro ser humano para “creer que eres feliz”.

“Depender no es amar”

Ponte en contacto para solicitar algún tema de tu interés: aguileraf.cf@gmail.com

¡Nos vemos en la próxima publicación!

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