En los últimos días hemos visto la forma en que han sido tratadas en México algunas personas que se dedican a atender a pacientes del coronavirus, enfermeras, enfermeros y médicos. Es vergonzoso.

En Jalisco la gente bajó a gritos e insultos a dos enfermeras que se subieron al transporte público. En Ciudad de México les echaron agua con cloro a otros. En el Estado de México molestaron a un médico en su casa a tal grado que tuvo que cambiar de domicilio, por mencionar solo 3 casos.

Hace unos días, en el Reino Unido, todo el país salió de sus casas, interrumpió sus actividades, detuvo sus carros a media calle para aplaudirle al personal médico que está en la primera línea de defensa contra el coronavirus. De esta forma quisieron agradecerles todo lo que están haciendo por las víctimas del virus. Incluso la reina Isabel hizo un reconocimiento a médicos, enfermeras y enfermeros a título propio y recordando ese momento de generosidad de los ingleses.

Algunos mexicanos, por el contrario, han optado por insultarlos.

Esto refleja muchas cosas como miedo e ignorancia entre otras, pero quiero referirme al egoísmo. Esas personas están pensando en sí mismas, en no ser infectadas por el personal médico sin saber si padecen o no el coronavirus. La sola posibilidad de que lo estuvieran los llevó a esa reacción. Sus acciones reflejan que no pensaron en agradecerles lo que están haciendo por el país, por otros mexicanos que están sufriendo la pandemia. No pensaron que esa enfermera a la que bañaron en agua con cloro tiene una familia, tiene padres, hijos, es una persona de carne y hueso con las misma ilusiones, necesidades y talentos como cualquier otro. La diferencia es que ella está arriesgando todo lo que tiene por ayudar a otros. Quienes la insultaron ni siquiera pudieron compartir con ella un asiento en el camión para evitar la posibilidad de contagio. Pudieron haber optado por bajarse ellos del transporte, pero ni para eso les dio su egoísmo.

Quiero pensar en la actitud que van a tener si ellos o sus familiares caen enfermos del COVID-19. Seguramente le exigirán a la enfermera que atienda a su ser querido, que se le acerque, que lo toque, que esté al pendiente sin importarle que puede adquirir la enfermedad por hacer su trabajo, ese trabajo que le será exigido que cumpla a cabalidad. Ahí sí, cuando les toque a ellos, valorarán su trabajo, y en el mejor de los casos, se podrá traducir en un gesto de agradecimiento, pero me temo que aun así, mucha de la gente que hoy insulta a una enfermera que intenta usar el transporte público, lo seguirá haciendo.

Ha habido algunas expresiones recientes del Presidente de la República de reconocimiento al personal de salud, los gobernantes estatales, municipales y los líderes del país en general, deberían replicar estas expresiones y fortalecer en la población la conciencia, solidaridad y agradecimiento que merecen los médicos, enfermeras, enfermeros y todo el personal que labora en las instituciones de salud que están haciéndose cargo de nuestros compatriotas con el coronavirus. Esto ayudará a que este problema no se generalice en el país y transitemos del insulto al agradecimiento.

Al final de la pandemia, ojalá nos hayamos convertido en una sociedad que reconoce a sus miembros, especialmente a los que ponen en peligro su vida por servirnos a los demás.

Por Paco García Burgos, Consultor y analista político.
paco@pacogarciaburgos.mx

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