Por Jorge Vargas
Hace mucho tiempo mi familia y yo pasamos dificultades económicas, el dinero no alcanzaba para nada, padecíamos hambre. Mi padre angustiado salía siempre de casa faltando un cuarto para media noche durante cuatro noches seguidas. Pasaron varios días y de repente, todo cambió.
Mi padre obtuvo una gran suma de dinero, pero nunca supe de dónde la obtuvo, pero nuestra suerte cambió, las carencias terminaron y logramos tener un mejor porvenir. Pasado cuatro años de esto, mi padre decayó en una rara enfermedad que los médicos no entendieron, en el transcurso de cuatro días consumió su vida. Al llevar a mi padre al sepulcro, su cuerpo pesaba más de lo normal. Entre 6 personas no lográbamos levantarlo. Pasado el sepelio, cada noche soñaba con él y en mi sueño, me contaba de un pacto que había hecho con un demonio, el cual nos dio el dinero a cambio de cada cuatro años tomar la vida de los hombres de la familia. Durante cuatro noches, mi padre apareció en mis sueños advirtiéndome. Pensé que solo era tristeza por su partida.
Al pasar cuatro años más, mi hermano mayor fallece en un accidente el carro en el que se transportaba: Perdió los frenos y murió. Esa vez pasó igual, aparecía en mis sueños con mi padre durante cuatro días advirtiéndome y hablándome que yo sería el siguiente. Yo, preocupado por mi desgracia, caminando pasé cerca de un puente y vi una perrita blanca con cuatro cachorros negros y pensé en darles un hogar, mientras Dios me permitiera seguir con vida. Los llevé a mi casa, los bañé y cuidé. La madre de los cachorros nunca me tomó confianza, en cambio los cachorros… ¡Wow qué perros tan bellos y tiernos! Dormían cerca de mi cama, cada uno llenó mi corazón de alegría, se convirtieron en mi nueva familia, fui muy feliz.
Casi cumplido el tiempo de mi muerte, soñé con mi padre y mi hermano, y nuevamente me decían que me preparara, que ya era hora. Acercándose la fecha, mis hermosos perros cambiaron su actitud conmigo, la madre de los cachorros desapareció. Yo la busqué, pero no la encontré. Faltaban 4 días para cumplirse el tiempo, y cada noche uno de mis hermosos perros desaparecía. Mi angustia y dolor fueron más profundos, pensé que era lo mejor, que se apartaran de mí antes de mi muerte. La última noche, mi último fiel amigo no quiso entrar a mi casa, se postró en la entrada y no logré hacerlo entrar. Llegada la medianoche, escuché el ladrido de mi perro y sentí cómo luchaba con algo. Salí a defender a mi amigo con miedo y temeroso de perder la vida, pero cuando salí de la casa, observé una sombra sosteniendo el alma de mi padre y mi hermano. Mi perro no dejaba de atacarlo, traté de correr, mis piernas no respondían. Ese ser golpeó fuertemente a mi perro y lo dejó botado en una esquina de la casa. Sentía cómo ese ser deseaba mi alma, cuando escuché unos aullidos…
A lo lejos aparecieron mis tres perros y su madre, parecía una jauría, se hicieron alrededor de mí y no permitían que ese ser se acercara. Los golpeaba y ellos más rápido se reincorporaban y luchaban por mí. Recuerdo que oré como nunca, rogué por mi vida, la vida de mis perros y el alma de mi padre y hermano. En ese momento, todos mis perros se acercaron a mí y vi cómo mi padre y mi hermano rompieron las ataduras con ese ser. Duré orando toda la noche y mis guardianes a mi lado, ese ser no pudo tocarme gracias a mis hermosos perros. Desde esa noche, cada uno de mis perros no se separa de mí, protegiéndome del demonio que busca mi alma. Hoy agradezco a la vida por poner en mi camino estos hermosos perros callejeros que siempre cuidan de mí.
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