Que lejos y en desuso han quedado ciertos artículos y expresiones en nuestras vidas. En otros tiempos era todo un gusto recibir una carta y con ella inserta, en el sobre un Timbre Postal. El uno de agosto de 1856 fue puesta en circulación la primera estampilla en nuestro país, siendo el Administrador General de la Renta de Correos, Valentín Gómez Farías, quien lo convirtió en un servicio público al alcance de todos. La estructuración del correo moderno fue la introducción de las estampillas tomando como ejemplo el correo inglés. La emisión y el uso de estampilla se han convertido en un símbolo importante, a través de estas imágenes que se pegan a las cartas, se glorifican los eventos más importantes que acontecen en el país, y dan identidad de la historia en nuestro México.

Una estampilla postal, también es conocida como: sello postal, estampa, sello o timbre, es un comprobante del pago previo de envíos efectuados por correo en forma de etiqueta, generalmente engomada o impresa. Hay estampillas de diferentes dimensiones, los hay cuadrados, redondos, alargados, rectangulares, etc.  

Las estampillas postales tenían tres funciones principales. La primera y más obvia era la de certificar las cartas cuyo envío ya había sido prepagado. La segunda no era económica, sino de cierta manera diplomática. Ya que el cartero recorría las calles, pueblos, ríos, ciudades, mares y continentes para entregarle cartas al bien amado (Enamorado). La tercera se dio, cuando a alguien se le ocurrió agregarles un valor adicional al ilustrarlas. Por lo que ahora reflejan el valor cultural de un país, a través de los sellos se pueden conocer otros lugares turísticos, eventos deportivos, flora y fauna, paisajes y hasta monumentos. Así fué como los timbres postales se convirtieron en los primeros embajadores entre los diversos países.  Pero la cantidad, y la rareza de los ejemplares de la colección emitida es lo que le da valor a ésta.

Con las estampillas postales surgió una nueva actividad para las personas “Coleccionista de sellos postales” o “Filatelia”. Dicha actividad en nuestro país tiene especial interés, debido a sus características particulares como son los sellos, marcas y contramarcas que fueron utilizados en épocas y diferentes lugares de México. Los pequeños errores en una estampilla las hacen más valiosas para los coleccionistas, algunos de ellos son como cuando al imprimirlos salen con la imagen invertida, errores en la perforación o el dentado de la misma. Algunos errores de diseño no se producen en la impresión. Se trata de un error que se da en un proceso anterior y afecta toda la tirada del sello: faltas de ortografía, error en el diseño, o hasta que hayan cambiado los colores… A veces esto tiene como consecuencia la retirada de la emisión para corregir el error, aunque a veces algunos sellos consiguen llegar al público y resultan muy valiosos para los coleccionistas.

La estampilla inaugural se emitió con la imagen de Miguel Hidalgo y Costilla, en el año de 1856. Se generaron una serie de cinco sellos en diversos colores como azul, amarillo, verde, rojo y lila. Su tamaño puede variar, pero la última que se imprimió en nuestro país salió con la imagen de Emiliano Zapata, mide 40X48 milímetros, el tiro fue de 100 mil. Los valores de las estampillas considerados para cubrir los importes de la tarifa postal vigente, en su régimen individual de cualquier gramaje o destino, son desde 50 centavos hasta los 30 pesos con 50 centavos. La emisión realizada de El Caudillo del Sur, se realizó con la intención de conmemorar su aniversario luctuoso. El Servicio Postal Mexicano, es la novena vez que imprime un sello con la imagen del General Emiliano Zapata Salazar.    

También han salido impresas con ilustraciones de Jorge Negrete, Los Juegos Olímpicos de 1968, mapa de la República Mexicana, las pirámides de Yucatán y las de Teotihuacan, Palacio Nacional, diversas caricaturas, paloma de papiroflexia (Origami), mujeres famosas de México, trajes típicos regionales, etc., es toda un recorrido por nuestro país ver los diferentes sellos.

Existen lugares como en Japón, donde la gente de mayor edad ha quedado sola, entonces con el porte que se paga de una carta, va implícito que el empleado del servicio postal al entregar la misiva permanezca un momento con el destinatario, platicando con él algunos minutos. Tomando en cuenta que esas personas necesitan alguien con quién platicar, además es una forma del gobierno de retribuir a los hijos que sus cartas no sólo lleven dinero sino la información de aportaciones económicas para el sostenimiento de todas esas personas, así que es una manera de convivir nueva, que se fue adecuando a las necesidades propias del lugar.

Como vemos, quizá a quedado como un recuerdo escribir cartas, enviar tarjetas de felicitación o postales, pero hasta el momento, cuando fui preguntando entre amistades y amigos sobre si les agrada recibir correspondencia, la respuesta fue contundente y escuché en muchos de ellos un sí como respuesta. Incluso algunos niños se pusieron muy felices cuando me mostraron algunas cartas escritas por su papá, abuelito o amigo, dijeron que era como haber viajado con ellos hasta donde fueron, como verán el uso de correo electrónico no sustituye de ninguna manera una carta escrita de puño y letra. Sería bueno retomar el arte de escribir cartas como regalo personal a aquellas personas a quienes amamos…

“Quisiera ser estampilla, para llegar a ti en esta carta”

-Piropo popular

“Lo que yo nunca quisiera ser, es una estatua: a las estatuas las ensucian las palomas. En cambio una estampilla me gustaría más. Es bonito eso de la estampilla: sirves para la comunicación y, además te están lamiendo todo el tiempo”

-Carlos Fuentes

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