Él era el vicepresidente de la empresa Ford y me impresionó su conocimiento de México y su amor por nuestra cultura.

Por: Antonio Meza Estrada*

Ford es una de las emblemáticas empresas globales con presencia en todo el mundo, que llegó a México en la segunda década del siglo XIX.

En su sede de Dearborn, Michigan, tanto en su planta original como en las circundantes, contrató a miles de mexicanos en sus distintas fases industriales, desde el diseño hasta la ingeniería, producción y comercialización.

Una de las primeras entrevistas, recién llegado como Cónsul de México en Detroit, fue con Jim Padilla, nieto de inmigrantes de Jalisco. Por él, conocí la empresa, sus fortalezas y proyectos, quizá uno de los más ambiciosos, fortalecer la planta de vehículos de uso de Cuautitlán, Estado de México, y ampliar al doble la capacidad de la recién instalada planta de Hermosillo, Sonora.

Jim era el vicepresidente de la empresa y me impresionó su conocimiento de México y su amor por nuestra cultura. Su padre, quien trabajó toda la vida para la firma, lo animó a estudiar ingeniería y luego a ingresar a Ford.

*contacto: yerbanis33@gmail.com

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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