Por: Lylia Ciriam.

La sonrisa se apoderó de tus finos labios, escondieron la noticia de la muerte en tu cara, debiste ser fuerte para muchos y apoyar en tu hombro a toda esa gente amada.

Por primera vez, dejaron de envidiarte quienes alguna vez quisieron ocupar tu lugar considerado de privilegio a las miradas, y te vi, desde mi alma te vi, acaricié a lo lejos tu alma estrujada por el dolor. En secreto, me sentí a tu lado como tú, con mi propia alma atribulada.

Lejos de ti, recibí la noticia como se usa ahora para todo, por Whats App. Dije para mis adentros “que su camino se llene de luz”.

No había podido decírtelo, lo peor llega después, cuando debes comentarle a los amigos y familia que el padre “se ha integrado al universo”. La gente, a la espera de saber qué sucedió…las palabras se transforman en un decir en dónde será el último acompañamiento de quien dejó de existir, quizá haya quien quiera saber más y como fueron los últimos momentos, lo único que uno es capaz de decir es sólo “ya no está.

Algunos pensarán que es egoísmo, pero realmente la felicidad se comparte, el dolor, el dolor se guarda y rara vez se comparte, se queda en el mismo lugar que alberga nuestro amor, el hecho de que ya no exista el padre, no significa que el amor se extinguió, el amor en su propia magia nos transforma, nos hace fuertes, descubrimos que el amor nos hace valientes.    

La corrección en las personas en esos momentos parece ajena, sobre todo cuando el dolor nos invade por la pérdida de un ser amado al que creímos más fuerte que nosotros, en un segundo descubrimos que nos dejó sus enseñanzas en los recuerdos y en los saberes del trabajo, en las labores a lo largo de los días realizados en oficina o en casa, o en la preparación de un alimento que buscamos con ahínco en la memoria recordar cómo era preparado por aquel a quién se le extraña.

Preguntarás para tus adentros ¿Por qué no puse más atención?

Te puedo decir que uno deja de sufrir en algún momento, cuando ha partido el padre. Un día te verás al espejo y su reflejo estará en ti, parecerá que escuchas sus palabras, peinarás tus cabellos y de la nada habrá una exclamación que te haga sentir muy cerca de él, pensarás que tanto que te molestaba aquella frase que retumba en tu mente hoy parece tan tuya… preferirás dejarla de lado.

La cotidianidad te envolverá con el pasar de los días y una tarde de invierno encontrarás que tu camisa favorita es igual a la que usaba tu progenitor al momento de saborear un helado de limón, sonreirás de la misma manera que lo hacía cuando te digan “helado en pleno frío”, encogerás tus hombros, seguirás en el disfrute casi furtivo de ese manjar, como si fueras un niño que hace una travesura escondido en la sala de tu casa.

Muchas cosas buenas aprendiste, aunque quizá tu carácter indomable hoy deba recordar todas y cada una de las enseñanzas de tu padre para poder caminar por la vida sin tanto lastre, con el paso de los días y los años, pesa el no haber tomado decisiones acertadas.

Hoy puedo decirte: Es cierto, no conocí a tu padre, pero conozco al hijo que hoy pide con firmeza hacer lo prudente para que puedan vivir bien todos, con cariño y unión, como esperaba que fuera el jefe de tu familia.

Puedo decirte con la seguridad de haber pasado la pérdida de mi propio padre, que no siempre estarán contentos por las decisiones tomadas, pero si las tomaste con el ánimo de favorecer a todos, bien por tí, bien por ellos y bien por la familia, no siempre escoge uno ser el líder para todos.

El lugar del guía de familia todos lo quieren, pero cuando tomas decisiones poco acertadas es entonces, sólo entonces que estás sólo, en ese pequeño trono estarás acompañado sólo por quienes realmente te aman y a pesar de lo que vivas evitarás compartir tus propias equivocaciones.  Recuerda, todos nos equivocamos y con ello aprendemos, maduramos y también se va moldeando nuestro carácter.

Poco a poco llegará el tiempo en que seas más mesurado al hablar, al aconsejar o hasta callar.

Algo importante que uno debería hacer con más frecuencia es platicar todas aquellas aventuras del papá, incluso aquellos chistes mal contados que en su momento decían “otra vez el mismo”, son las cosas que se deben transmitir en la familia, entre los hijos y los nietos que no le conocieron.

Recuerda vivir cada día vivirlo al máximo, nunca como ahora hemos tenido tan presente nuestra propia mortalidad en una época de pandemia mundial, diles a las personas que amas, cuánto las amas y lo importantes que son para tí, el tiempo para ello… es hoy.

Con el paso de los días cada uno se ha percatado que el llevar a cabo la organización de todos y cada uno de ustedes no era como creían tan fácil y poco complicado.

Conozco al hijo veo como cuida a la madre y hermanos, sólo puedo decirte, te amo, te respeto y espero que la dicha llene tu vida cada amanecer.

Tijuana, Baja California a 18 de febrero de 2021.                                       Pandemia Mundial.

                                                                                                 Tulipán Escarlata.

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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