La ley Anti-Chancla aparece con la intención de evitar el castigo corporal a niños, niñas y adolescentes, ¿por qué en una cultura como la nuestra, en donde incluso existen chistes, y anécdotas, sobre nuestras madres mexicanas utilizando una chancla para corregirnos, se ha propuesto y en algunos Estados aprobado, dicha ley?

Día a día pareciera que el educar a los niños comienza a convertirse en una tarea más complicada. Los padres igualmente cada vez más jóvenes acuden a terapia en búsqueda de una guía para enfrentar problemas, que no son necesariamente graves como algún trastorno psiquiátrico, pero si circunstancias que complican la rutina del diario vivir para la familia, cosas como enseñar al hijo a qué hora debe dormir, o que acepte realizar sus tareas y/o responsabilidades de casa.

Lo interesante aquí es que el problema realmente no es el infante, sino que el trabajo es más que nada con los padres de familia, se les brindan diversas herramientas para afrontar los obstáculos de la crianza, y enseñanza, de los más pequeños de la familia.

Es importante trabajar con el control de emociones de los propios padres, un tema tan importante, como tan efectivo si se utiliza de la manera adecuada. El reloj avanza, y el tiempo no se detiene, si no aprendemos como manejarnos lo único que se obtiene es un desgaste emocional extra en los padres, recordemos; esos que hoy son niños, mañana serán adolescentes.

RITMO ACELERADO

Y ¿quién no ha pensado?: “El tiempo no me alcanza”. Si vamos a hablar del autocontrol, primero tenemos que conocer, o reconocer, aquello que nos hace difícil mantener una estabilidad emocional saludable, y un factor importante es el ritmo acelerado de nuestra vida, ritmo que no solo aparece en momentos, sino que se ha convertido en nuestro modus vivendi.

LAS PRISAS SE CONTAGIAN

Si no nos damos cuenta podemos transmitir a los menores el sentirse a las prisas en todo momento, si nos ponemos pensar en la rutina de un niño de 6 años, que se levanta temprano, para desayunar a prisa y salir corriendo a cumplir con sus tareas en clase, después de ahí directo a casa a hacer más tareas, y quien sabe si actividades extracurriculares, podemos notar que en ocasiones la rutina de nuestros niños es muy poco flexible, y curiosamente: Apresurada.

LA INFLUENCIA DEL CANSANCIO Y DEL ESTRÉS

Tanto el cansancio afecta a las actividades que realizamos, como las actividades que hacemos influyen en nuestro cansancio. Cuando tenemos poca energía nuestra capacidad de conducirnos a nivel emocional se reduce, complicando el sentirnos positivos. Detengámonos a hacer memoria madres y padres de familia:

Recuerdas cuando estás de buenas, has dormido bien, y parece que el día marcha de manera óptima, ¿no te sientes como invencible? O ¿no te sientes capaz de enfrentar cualquier desafío?, pero también en otras ocasiones nos sentimos limitados desde el primer instante en que nuestros hijos han hecho alguna travesura.

Todos tenemos evidentemente ciertos límites, pero es nuestra responsabilidad encontrarlos, para actuar con un desgaste mínimo al cual podamos darle recuperación día a día.

Padres de familia muchas veces parecieran tener más paciencia con otros jóvenes o niños alrededor, que con sus propios hijos. ¿Qué ocurre cuando nuestras emociones se desbordan y, al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de la crianza de un menor a nuestro cargo?

“Enojarse con un niño enojado, gritarle a un niño que grita y pegarle a un niño que pega, es como embarrarlo de lodo porque se ha ensuciado y esperar que así se limpie”

¿Te puedo ayudar en algo? Aguileraf.cf@gmail.com

Continuamos la siguiente semana.

0 Comments

Leave a Comment

Síguenos

GOOGLE PLUS

PINTEREST

FLICKR

INSTAGRAM

Síguenos

Etiquetas