Por el Psic. Felipe Aguilera Calleros.

Estamos alejados de nuestros familiares, nuestros amigos, lejos de aquellos seres a los que amamos, de un momento a otro nos cambió la rutina diaria de una forma tan drástica, que para algunos ha sido difícil el adaptarse al nuevo modo de vivir, de convivir, algunos podrían pensar que ha sido sencillo, pero eso no es una verdad que se pueda generalizar para todos.

Limitados en nuestras actividades, confinados, incluso temerosos, es de esperar que para quienes ya era difícil manejar temas como la ansiedad o la tristeza los días “Más sencillos” puedan ser un reto, incluso un sufrimiento.

¿Cómo me siento en realidad? Esa es la pregunta que nos deberíamos hacer todos, y mantener la atención ante la necesidad de buscar ayuda en casos donde el malestar nos supera. La tristeza es una emoción de lo más natural en el ser humano, viene y se va, y tal vez regresa, pero siempre nos permite un descanso, pero cuando la tristeza se queda, entonces es la señal que nos dice que debemos buscar ayuda.

La pérdida de un ser querido, el desempleo, la enfermedad, las peleas en casa y también el aislamiento puede llegar a agotarnos tanto, que nuestro organismo difícilmente tendrá sensaciones de bienestar, como consecuencias esto nos llevará a sentirnos cabizbajos, tristes, irritables.

¿Y cómo están los demás a tu alrededor? ¿Los percibes irritables, tristes o ansiosos?

Si ves o te comunica alguien que la mayor parte del tiempo se encuentra fatigados, desinteresados en cualquier actividad, con dificultad para concentrarse, con problemas de insomnio, cambios bruscos de peso, pensamientos o ideas suicidas, dolores físicos que no mejoran incluso después de seguir un tratamiento médico. Entonces hay que poner especial atención y considerar el buscar la ayuda profesional.

Esa es la mejor ayuda que podemos dar, el mantenernos alertas. Si estás preocupado por un ser querido, o un amigo, mantén comunicación con él o ella diariamente, y más con aquellos que viven solos. Y no tengas miedo en ser directo, si alguien muestra signos que señales que sean preocupantes, pregúntale si ha tenido pensamientos de suicidio, en ocasiones PREGUNTAR PUEDE SALVAR UNA VIDA.

“No desesperes, aun en las más difíciles aflicciones, pues incluso de las nubes más negras cae agua limpia y fresca”.

Nos vemos en la próxima publicación.

 *LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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