Por: Psic.Felipe Aguilera Calleros.

Cuando hablamos de suicidio, debemos recordar que nos referimos a una problemática en donde hay múltiples factores que intervienen para que este se lleve a cabo, características psicológicas de la persona suicida o que intenta suicidarse, la relación con algunos trastornos psiquiátricos, factores biológicos, entre otros.

Estudios con un enfoque en la dimensión social han encontrado que el suicidio tiene mayor prevalencia en hombres que en mujeres, y que la mayor parte de estos sucesos se da en poblaciones que tienen una edad entre 15 y 24 años, están desempleados y ocurre en mayor porcentaje en personas con menor nivel educativo. Sin embargo, el suicidio puede ocurrir en cualquier persona que esté fuera de la población aquí descrita.

La dinámica familiar juega un papel fundamental para proporcionar el apoyo que necesitan los integrantes de cada familia, y esa sensación de tener un respaldo con el paso del tiempo. Cuando la dinámica familiar no es del todo saludable se puede convertir en un factor de riesgo.

Es decir. que cuando hablamos de una familia con relaciones calidad, cooperativas, de confianza, que promueven valores, sus integrantes se ven fortalecidos y se fomenta un mejor desarrollo como personas. Pero una familia disfuncional,  con relaciones emocionales distantes, propicia un riesgo más alto para la aparición de comportamientos suicidas, sobre todo cuando la familia enfrenta crisis como lo son: un divorcio, enfermedad, muerte, violencia y/o abuso sexual. Ante la incapacidad de resolver una crisis, se generan expresiones y sentimientos de rechazo en la familia.

Falta de comunicación, desinterés, rechazo y la limitación de vinculación con otras personas, hacen que la persona se enfrente a la soledad.

¿Cómo ser una familia funcional para la prevención del suicidio?

Las reglas son congruentes y se adaptan a las necesidades reales y cambiantes de la familia. Es decir, éstas son flexibles. Para determinar la necesidad verdadera de una familia significa que dentro de ella hay una expresión abierta en cuanto a los deseos, ideas, pensamientos, necesidades y afecto entre los integrantes.

Y en caso de existir alguna diferencia entre ideas, puntos de vista o formas de actuar, estas pueden llegar a ser aceptadas por el entorno familiar.

Claro que cuando hay diferencias importantes, el conflicto se percibe como la confrontación de dos formas de pensar, sin dar la estabilidad emocional y familiar, y estos “conflictos” se expresan de forma libre, abierta y asertiva.

Para que esto se lleve a cabo todos los integrantes de la familia deben tener en claro cuáles son sus roles, sus funciones y sus límites, siempre promoviendo la individualidad, el derecho a la privacidad y el respeto entre los integrantes.

Recuerda  que para una familia funcional es importante el trabajo en equipo entre padres e hijos, existiendo un balance en el proceso de dar y recibir, también importante es que cuando un integrante de la familia tenga un problema, puede abiertamente solicitar la ayuda de los familiares y la familia buscar los medios, incluso en el exterior.

No hay familia perfecta, y vivimos tiempos complicados, pero seguir estos consejos puede ayudar a mejorar la calidad de las relaciones en nuestras familias, y disminuir los factores de riesgos a problemáticas como la depresión, el abuso de sustancias, el suicidio, entre otras.

“Busca ayuda, el suicidio nunca será la mejor opción, todo problema aunque no lo parezca, puede superarse”

¡Nos vemos en la próxima publicación!

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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