Por Paco García Burgos, Consultor y analista político.

En mis siguientes artículos haré un recuento de la situación en que se encuentra el país al inicio del proceso electoral. Con ello tengo la intención de ofrecer al lector una visión sobre el momento en que nos encontramos al inicio formal del proceso electoral 2021. Al final del día, la realidad que se vive incide en la decisión del elector a la hora de votar, por eso me parece oportuno escribir estas líneas y darles seguimiento de aquí hasta las semanas posteriores a la elección del año próximo.

En esta entrega analizaremos la primera de varias vertientes de la realidad nacional. Empezaremos por la vertiente política cuyo primer y más influyente elemento es el Presidente de la República. Por un lado, el primer mandatario mantiene niveles de aprobación alrededor del 55%. Sin duda un porcentaje alto pero no inusual en México. Fox llegó a este punto con aprobación del 57%, Calderón con 59% y Peña con 47%. En el caso de los dos primeros, la diferencia entre aprobación y desaprobación era de 19 puntos porcentuales, en el caso de Peña era de -3, es decir que tenía más desaprobación que aprobación, y en el caso del actual Presidente tiene un saldo positivo de 9 puntos. Todos estos datos son de Consulta Mitofsky. Es de señalarse que la aprobación del Presidente López Obrador se da en medio de la pandemia, con todo lo que eso implica en materia de salud y economía. Tal vez es el Presidente, de entre los mencionados, que tiene circunstancias más adversas y a pesar de ello, mantiene un muy buen nivel de aprobación.

Por otro lado, en las encuestas que analizan su acción de gobierno, los resultados no son tan buenos. Cuando se le pregunta al encuestado su opinión sobre los resultados del gobierno en economía, seguridad, manejo de la pandemia, etc., el gobierno sale reprobado.

Habría que hacer dos consideraciones al respecto. La primera es que Morena tiene el reto de que el elector le traslade las simpatías que tiene por el Presidente. Que esa aprobación a López Obrador se refleje en una preferencia electoral. Dado el caos en que se encuentra el movimiento pareciera que no tiene instrumentos para lograr este trasvase de simpatías del presidente al partido debido, entre otros factores, al conflicto en la elección de presidente nacional a través de encuesta y con 51 candidatos registrados; la lucha entre grupos por la sucesión presidencial específicamente entre los encabezados por Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum; la falta de estructuras estatales y municipales; y la definición de candidatos que se avecina.

Y la segunda consideración es que la desaprobación del gobierno en las materias específicas de salud, economía y seguridad, probablemente se vayan reflejando, poco a poco a lo largo del proceso electoral, en la aprobación del Presidente. Si este fuera el caso, López Obrador pudiera llegar a la elección con un índice de aprobación que jale a Morena hacia abajo en la preferencia electoral, en lugar de hacerlo hacia arriba.

En materia política, este es el principal reto de Morena.

paco@pacogarciaburgos.mx

*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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