Comentario Taurino

Por Manuel Hernández “El Funo”

Versa el dicho popular que, para hacer caldo de pollo, lo primero que se ocupa es tener el pollo. Algo similar pasó con los bien presentados toros de Zacatepec, uno para rejones y los seis de Barralva para lo de a pie, el domingo pasado en La Plaza México.

El público hizo una buena entrada para el último festejo de la Feria de Aniversario.

Los toreros dispuestos, pero faltó materia prima, tres de origen mexicano y tres de origen español.

Paco Velásquez abrió plaza toreando a caballo. El rejoneador aún sin alternativa estuvo muy aseado en su quehacer.

Lástima que entrara a matar dos veces a caballo y se alargara con el descabello, pues se veía una oreja en el horizonte. Los Forcados Amadores de México estuvieron muy valientes logrando la pega al segundo intento.

Diego Sánchez sorteó el mejor lote de los voluminosos toros de Barralva. Con su primero se hizo pronto del interés de los tendidos y logró aprovechar el poco fondo de bravura del burel de encaste mexicano.

Templó por naturales las cortas embestidas y mató recibiendo, dejando más de media estocada en buen sitio. Fuerte petición de oreja, concedida por el juez.

Con el que cerró plaza, a pesar de la voluntad del toro por dar juego, sus 600 kilos le pesaron. Y como sucede cuando hay un toro con presencia en el ruedo: El público estaba muy atento a lo que sucedía, a pesar de que la corrida duró 3 horas y era el último de la tarde.

Arturo Macías “El Cejas” mostró su conocimiento y madurez. Estuvo bien con su lote, que ofreció pocas posibilidades. El segundo nos engañó al arrancarse de largo en varias ocasiones, alentando nuestras esperanzas; pero pronto buscó las tablas y a pesar del esfuerzo, nada pasó.

Fermín Rivera, en definitiva, pechó con lo peor de Barralva. Ni la sangre mexicana ni la española de Atanasio Fernández dieron pauta al lucimiento. Su labor fue corta y discreta, como debe ser cuando la suerte se pone en contra.

Hay algunos detalles que Diego Sánchez debe trabajar, como son el verse en ocasiones abrumado y torpe con los avíos de torear y el hacerse de los toros de una manera más clara. Pero nada que con voluntad y ensayo no pueda corregir. Hay que recordar, que ha toreado pocas corridas.

Pero el futuro nos llena de esperanza que llegue lejos.

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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