No había caído en cuenta de que la pandemia del COVID-19 es un evento de largo plazo. No se va a ir en unos días, o semanas. Será dentro de meses, y serán muchos. Teniendo eso en consideración, me dispongo a compartir con el lector algunas ideas sobre el futuro que nos espera en estas circunstancias.
Ha habido mucha controversia en México respecto de las decisiones del gobierno. Que si se han tardado, que si saben lo que están haciendo, que si abrazaos o que si encierro. Quiero pedirte amable lector, que nos pongamos a analizar sus decisiones pensando, suponiendo sin conceder si así se prefiere, que el gobierno sabe lo que está haciendo y desde ahí, analicemos algunas decisiones que se han tomado.
La que me parece más importante es preguntarnos ¿Por qué el gobierno no nos ha mandado a encerrarnos en nuestras casas del todo? Ya en la fase 2 se han implementado medidas más estrictas, pasamos del Susana Distancia a evitar reuniones de más de 10 personas, disminuir las cargas de trabajo y se sigue sosteniendo la suspensión de clases en todos los niveles escolares, por mencionar solo algunas. ¿Entonces por qué no estamos como en California, o Italia o España? Por que los mexicanos seguimos en las calles en gran número.
Me parece que tiene una razón lógica y atendible. Si la pandemia será de largo plazo, debemos esperar lo más posible para irnos a nuestras casas de manera inexcusable, por que muchos, millones tal vez, sólo podrán estar en sus casas unos cuantos días antes de que se les acabe el dinero para su sustento. Si el gobierno dispone su encierro desde ahorita, ya no podrán estar en sus casas cuando llegue la pandemia a su pico más alto. El cálculo del gobierno tiene que ser muy cuidadoso para ordenar el cierre del país cuando sea estrictamente necesario y que tenga como resultado un pico menos alto.
Lo que no puede hacer ahorita, es cerrar el país cuando tenemos tan pocos casos confirmados y sí, por duro que parezca, cuando hay tan pocos fallecidos por el virus. Mandar a todo el mundo a su casa ahorita y cerrar los comercios formales e informales, es condenar al país a estar fuera de su casa en tres semanas cuando mucho, sin control de la pandemia, sin vacuna, y ya para entonces sin esperanza de poder lograr un pico menos alto. Estaríamos en la calle provocando la extensión del COVID-19 sin control. El sistema de salud estaría colapsado sin duda. Las proporciones de esa alternativa pudieran superar las de Italia.
Cuando el gobierno cierre el país, tendrá que sostener económicamente a millones de personas y los recursos limitados lo harán muy difícil, cuando no imposible. Sólo se podrá ayudar a una minoría. De ahí la necesidad de que ese apoyo dure el menor tiempo posible. De no hacerlo de esta manera, estaremos expuestos a los saqueos producto de la necesidad de la gente, de su hambre, de su falta de ingreso. La situación podría salirse de control con gran facilidad.
Confiemos en que saben lo que están haciendo. No es fácil.
Paco García Burgos, Consultor y analista político
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