Por: Emilio Sánchez Pérez, Cronista Municipal.
El origen de estos dos personajes que iniciaron su carrera artística allá por los años de 1960, arribaron al hoy Pueblo Mágico de Tecate, acompañados de sus respectivas familias, procedentes de diferentes ciudades y entidades federativas.
Don Modesto Morales Flores, nació en el municipio de Tototlan Jalisco, el 15 de julio de 1915, en los tiempos de adolescente y con mayor razón cumplida la mayoría de edad se dedicó totalmente de lleno a la agricultura, hombre serio, recio de carácter, firme en sus decisiones y los notables dotes de liderazgo le facilitaron representar la comunidad agraria de la región y a la vez ostentar el puesto de jefe de rurales de este pueblo jalisciense.
En este mismo lugar nació Doña María de Jesús García Franco, en el año de 1918, quienes al conocerse y tratarse deciden unir sus vidas en enero de 1938, de esta feliz pareja nacieron diez hijos, Alfredo el primogénito que nació el 7 de diciembre de 1938, y a quien en su honor y en memoria de sus señores padres, hermanos y hermanas, María, Roberto, María del Refugio, Paulita, Salvador, María Asunción, Rodolfo, Modesto y Arturo, se les dedica respetuosamente este artículo.
Como líder de la comunidad agraria Tototlense, don Modesto fue comisionado para asistir a la reunión Nacional Agraria, celebrada en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde conoció a Braulio Maldonado Sandez, aquí en esta ciudad tapatía nació y se cultivó una prolongada amistad entre estos dos personajes y ambas familias.
Don Modesto viajó a Baja California, por invitación de Braulio a formar parte del equipo de colaboradores en su gobierno, primeramente lo instaló en el departamento de obras públicas en la ciudad de Mexicali, en el año de 1953, al año siguiente lo traslada a Tecate, donde la familia Morales García, ocupó el antiguo cuartel militar que estaba abandonado, don Modesto siempre trabajó velando por la paz social hasta los últimos días de su existencia.
Respecto al segundo personaje del tema que hoy nos ocupa, los testimonios nos refieren, que Don Carlos Crispín Green Sosa y Silva, nació en San José de Cabo, Baja California, Sur, el 13 de abril de 1913. Fue un hombre dedicado al comercio, contaba con un pequeño camión en el que viajaba al puerto de La Paz, donde llegaban los barcos comerciales con mercancía de varios países del mundo, lugar donde don Carlos se surtía y distribuía en los mercados de la región.
En los caminos del sur entre La Paz y Los Cabos, existe un pueblito de imagen pintoresco llamado Santiago, nombre dado en honor al santo patrono del pueblo y razón por la cual también la misión lleva ese nombre. Fundada por el jesuita italiano Ignacio María Napoli, el 24 de agosto de 1721, en este paraíso pedazo de tierra peninsular nació doña Francisca Cosió en el año de 1917, fue en este lugar que don Carlos en sus andanzas de comerciante la conoció, se casó con ella en 1935, de una familia de 9, Irene fue la tercera en el orden, nació el 13 de abril de 1941, sus hermanos fueron José Arturo, Humberto, María del Consuelo, Idelfonso, Carlos, Teresa, Nelson y Jorge. Después de vivir la familia por un tiempo en el puerto de La Paz, posteriormente se van a radicar a San José del Cabo, en su estancia en esta bella ciudad don Carlos recibe la invitación para trabajar en el puerto de Manzanillo, oportunidad que no desaprovecho, aquí se relacionó con un empleado de aduana que trabajaba en la ciudad de México, quien lo ayudó a ingresar a un puesto federal. De Manzanillo lo trasladaron al bello puerto de Veracruz y de aquí emigró a Tecate, donde se establecieron haciendo de este pueblo su último destino.
En ese tiempo gobernaba Baja California, Don Braulio Maldonado Sandez, el recién constituido Estado 29, Doña Carlota Sosa y Silva, era esposa del gobernador esta prima hermana de don Carlos, por lo que a su arribo no se le complicó recuperar el empleo en el resguardo aduanal.
Ambas familias tanto la Morales García como la Green Cosió, fueron recibidas en aquellos tiempos en el que el pueblo vivía en un total ambiente de paz, de esa que hoy se añora y esporádicamente nos llegan algunos destellos de esa tranquilidad.
Eran tiempos de aficionados, en el parque se concentraban un considerable número de familias a pasar un agradable tiempo escuchando los valores artísticos del pueblo, que entraban en contienda de canto, aspirando a los primeros lugares, donde ninguno de los participantes se achicaba se presentaban con mucho aplomo, seguridad y luciendo sus mejores galas acompañados por uno de los mejores mariachis del momento el mariachi “Tecate” capaz de ponerle música de inmediato a una canción inédita de un compositor espontáneo que deseaba que su material se conociera. Desde luego estos momentos en la mayoría de los casos por ser improvisados resultaban chuscos, cómicos y al que mejor le iba era al público que lo celebraba con estruendosas carcajadas, entre porras, gritos y vivas se desenvolvía el programa popularmente conocido con el nombre de “Jueves de Aficionados” conducido por don Panchito Miranda, ilustre personaje de nuestra ciudad, sin duda uno de los de más relevancia, por la importancia que significó para los talentos que por él desfilaron y el éxito que alcanzaron, de los que enlistamos algunos que pasaron por esta plataforma, el señor Vicente Gil, Alfonso Bernal, Rodolfo Barrientos, San Juana y el “Dueto la Paz”, todos ellos formados profesionalmente en Estados Unidos de Norteamérica.
El programa de aficionados contaba con elementos que lo hacían distinto a otros que se realizaban en otros lugares, principalmente la manera de sancionar a los participantes que se les olvidaba la letra de la canción, a los que estaban fuera de tono del grupo que los acompañaba musicalmente. En fin, había muchos factores por los que se les impedía seguir cantando, con la finalidad de que este evento tuviera otros motivos por los que se debía asistir al parque el señor Amílcar Morales, contrató a un joven que lo vistió con un atuendo negro que lo cubría de pies a cabeza solo dejándole la vista libre. Fue todo un éxito, causó un fuerte impacto, principalmente en los niños, todos los jueves lo esperaban a la salida de la tienda El Emporio, de donde partía para dirigirse al parque, lo rodeaban, saludaban, brincaban, gritaban y lo acompañaban hasta que se subía al kiosco. Don Amílcar Morales se le adelantó varias décadas a don Francisco con su chacal de la trompeta, el complemento al evento fue agregarle el personaje conocido como el chacal de la campana, fue idea y creación del señor Morales, por el que desembolsaba la módica cantidad de ochenta centavos (Moneda americana) o su equivalente de diez pesos (Moneda nacional), que recibía como pago el Chacal de la Campana, por sancionar a los desentonados aficionados.
De este contexto histórico no debe quedar fuera el señor Toni Aguilar, que desde muy temprana hora, literalmente le echaba troncos al fuego para ir calentando el ambiente con su equipo de sonido, haciendo una buena selección de canciones del género ranchero para animar a los concursantes que se daban cita en los eventos de aficionados.
La historia del “Dueto la Paz” inicia justamente en estos populares programas de jueves de aficionados, ellos no se conocían, cantaban cada uno por su lado. El día del evento Irene bajaba de la avenida Revolución donde vivía, en tanto Alfredo se desplazaba desde la Colonia Militar, el 12 de diciembre le cantaban las mañanitas a la Virgen de Guadalupe, en las mismas condiciones siempre actuaban por separado, fue hasta que las familias se conocieron, don Carlos y don Modesto se hicieron compadres, Irene y Alfredo empezaron a tratarse y se casaron el 23 de enero de 1965, emigraron a Los Ángeles, California, donde conocieron a un dueto formado por Jesús Chaidez y Guillermo Luna, conocidos en el medio artístico con el nombre de “Los Indios Melódicos”, quienes al saber que este matrimonio cantaba, pero por separado, cada uno por su lado, con profesionalismo y sin egoísmo estos jóvenes les transmitieron mucho de sus conocimientos y fue así que Irene y Alfredo, con mucho trabajo de ensayo y perseverantes en alcanzar sus sueños, lograron afinidad y armonía en sus voces , naciendo así el popular “Dueto la Paz de Tecate”.
En Estados Unidos, existen patronatos o grupos altruistas que organizan fiestas populares, donde no falta lo típico de todo aquello que le da identidad al pueblo, región o Estado de la República Mexicana a quien en honor se le esté dedicando el evento, envuelta en un mundo de alegría, donde se hace presente la música de viento, el mariachi, los conjuntos norteños, tríos, duetos y los trovadores solitarios, competencias deportivas entre pueblos, rodeo, la gastronomía mexicana mundialmente reconocida, el cascarón de huevo, el confeti, el ramito perfumado y las serpentinas que le daban un singular colorido a las fiestas. Todo esto promovido con un propósito: Ayudar a personas pobres de su lugar de origen o realizar obras en beneficio de su pueblo, la mayoría de los artistas cobran solamente sus gastos o regalaban su trabajo, como fue el caso de el “Dueto la Paz” que en la mayoría de las fiestas regionales organizadas con ese fin ellos asistían gratuitamente, esos fueron los primeros años de la vida artística de Irene y Alfredo, en el extranjero ofrecer su trabajo tocando puertas, alcanzar los peldaños del éxito es de mucho sacrificio, hay que sufrir algunas veces el rechazo, la humillación y las envidias.
Finalmente la puerta grande se abrió, uno de sus amigos del dueto Los Indios melódicos se enfermó, tenían contratos pendientes de trabajo que cumplir, ellos mismos recomendaron ampliamente al Dueto La Paz, con la señora Graciela Tapia, promotora en Estados Unidos del folklor mexicano, al saberse aceptados Irene y Alfredo, para actuar en este este escenario de lujo y alternar con la artista Dora María, y ante un público más exigente, el nerviosismo fue en aumento, pero en pleno foro con el temple de un torero en el ruedo lograron cumplir la faena.
Entre platicas y risas Irene comentaba: “Como ves Emilio esta fue nuestra primera gira de trabajo de Los Ángeles a San Bernardino, fue la primera vez que recibimos un pago por nuestra actuación, esta fue la puerta que se abrió para la larga y fructífera carrera artística del “Dueto La Paz”.
En los Estados Unidos cuando las puertas del “Millón Dólar” solo se abrían para lo más sobresaliente del medio artístico, fueron contratados por el empresario para actuar en este emporio que albergó en sus tiempos a lo mejor y más granado de este ambiente.
El éxito, una decena de películas en su haber lo sustentan, actuando al lado de actores de reconocido prestigio como la abuelita del cine nacional doña Sara García, Fernando Soto “Mantequilla”, Jaime Fernández, Sergio Corona, Vicente Fernández, Valentín Trujillo, Arturo Martínez. Jorge Rivero, Beatriz Adriana, Alicia Juárez, Jorge Luque y un sin número de actores con los que alternaron en sus actuaciones.
Con sus voces llenaron los mejores escenarios del territorio Nacional, Teatro de Bellas Artes, Plaza Santa Cecilia, Palacio de los Deportes, Auditorio Nacional y Teatro Blanquita.
Se presentaron por mucho tiempo en el programa de “Siempre en Domingo” con Raúl Velasco, cinco años con Jorge Saldaña en un programa denominado “Sábados con Saldaña”. En los escenarios de las ferias y palenques los reconocieron a todo lo largo y ancho de la República mexicana, solo les falto visitar hacia el sureste Quintana Roo, Yucatán y Campeche y del Norte únicamente el Estado de Coahuila, también internacionalmente saltaron fronteras para actuar un tiempo en el lejano Oriente.
Como vemos Tecate ha tenido y tiene personajes de mucho valor artístico que han dado a conocer el nombre de esta ciudad en todo el mundo.
Le mando un afectuoso abrazo a nuestros amigos Irene y Alfredo por sus 55 años de Feliz vida matrimonial y su exitosa carrera artística, enhorabuena muchas gracias amigos del Dueto la Paz.
