Pláticas-De-Vidas

Por: Claudia Rosales

Mi padre y yo nos hemos visto crecer.

Ha cuidado de mí y de mis hermanas con presencia, con dedicación, con una ejemplar manera de escuchar y estar.

Su ejemplo va desde su empeño por sacar adelante a una familia hasta su increíble amor propio. Quizá eso sea lo que más le admiro: su aceptación, templanza y seguridad en sí mismo.

Siempre viajando ligero, sin prejuicios, sin tapujos, sin una mala opinión para nadie.

Mi padre, es el vivo ejemplo de la ternura y la sensatez. 

Mi primera serenata me la trajo él, mi primer ramo de flores, mi primer abrazo después de una caída fuerte.

Lo he visto enojado pocas veces, y contento la mayor parte de mi vida. Llorar en repetidas ocasiones…un sinfín de ellas, de felicidad. Las menos, de desesperación, tristeza e impotencia.

No todos tenemos la dicha de abrir una carta cada cumpleaños o en ocasiones especiales, escrita de puño y letra, de parte de nuestro padre.  Yo (presumo) soy afortunada.

He sido testigo de sus años de juventud, sus construcciones y reconstrucciones, sus bromas diarias, su lealtad, sus apodos, sus cantos mañaneros, su madurez, su amor por mi madre, sus recuperaciones, caídas, renacimiento y sabiduría. 

Pero mi escenario no es el de todos.

Gran parte de los padres se quedan en la etapa de “progenitores”, abandonando a sus hijos. Existen padres que simplemente se desvanecen, otros que se desentienden de su compromiso. Este tipo de personas por lo general huyen de la responsabilidad que implica ser padres o mantienen lazos afectivos débiles con sus hijos, dejando el peso de la crianza en la madre. Existen también otros que agreden a las familias.

Esos, en mi opinión, no son padres.  Pues, ya lo dice el dicho “padre no es el que engendra, sino el que cuida, cría, aconseja, acompaña, educa y ama”

En México, por ejemplo, cuatro de cada diez padres, están ausentes. 

Del abandono de una madre, se conocen cifras escasas. 

En nuestro país 11.4 millones de hogares carecen de la presencia de un padre.

Existen también los padrastros comprometidos. Aquellos que logran convertirse en la mayor inspiración de crianza para algunos niños y/o jóvenes. Esos que, con su presencia, apoyo, amor por la madre de ellos, responsabilidad, paciencia y entrega, logran forjar un cimiento que a futuro los convierte en seres seguros y con confianza en sí mismos.

Si bien, en este tipo de reconstitución familiar se debe tener paciencia, también la recompensa será sin duda enriquecedora para ambas partes.

Este día, quiero dejar por escrito mi infinita gratitud, a Javier, mi esposo. Padre de sus tres hijos, a quienes ama y protege incondicionalmente.  Un padre ejemplar, amoroso, único.

Padrastro de mis tres hijos, a quienes les ha brindado su apoyo y presencia, estando a mi lado, respetando y educando con paciencia.

Este día, también quiero decir:

¡Gracias papá por mantenerme en un sendero de sueños, a pesar de mis pesadillas!

¡Gracias, por ser el hombre que me ha enseñado mundos nuevos pese a las adversidades!

Ps.1. Si tienen padre y es a toda madre… ¡Qué padre!

Si son padres, les felicito sinceramente.

Ps.2. Tip de segunda vuelta: Si su ahora marido tiene hijos, no interfieran en los tiempos de convivencia de él con ellos.  Que siempre prevalezca el rol de padre.  Respeten, no sean tóxicas… jeje.

Ps.3. A todos los aquellos a los que sus padres se les adelantaron, les anticipo que seguramente tendrán una vida de eterna protección. 

Ps.4.  A todos aquellos fantasmagóricos cobardes que huyeron y creen que no pasa nada por desentenderse de un hijo, les tengo noticias: No les alcanzará la vida para pagar el abandono.

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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