Hoy comparto el siguiente artículo, publicado en 2011.

“En el año 1990, el uso de las modernidades de computadora, fax, escáner, etcétera, tan comunes, indispensables y accesibles el día de hoy, eran propiamente una novedad y muy costosa por cierto. El ambiente Windows no existía aún -solo se utilizaba en computadoras Apple que resultaban demasiado caras- y, propiamente, las computadoras se utilizaban como procesadoras de palabras en Wordstar, que después avanzó a Word. Acceso por internet no existía, y comunicaciones a través de computadora se daban por medio de módems por los que se accedía a algunos sitios de información, de forma muy limitada.”

“Los procedimientos judiciales -como siempre- saturados de hojas y hojas que hacían los trámites cansados, tortuosos, agobiantes, aburridos y metódicos. Los controles de asuntos litigiosos tanto por particulares como por autoridades, eran en libros y libretas que, al paso del tiempo, formaban enormes archivos de papel, en muchas de las veces innecesarios y ciertamente estorbosos. Consultar cualquier asunto, si no era actual, era embromoso. Remitirse a los archivos, realizar una búsqueda de libros viejos y empolvados para dar con lo que se buscaba era en ocasiones una labor de días, y en ocasiones titánica. Y, claro, siempre y cuando no se hubieran extraviado por razones de cualquier naturaleza o dañado por las inclemencias del tiempo.”

“Había, pues, que buscar las ventajas de la modernidad para dinamizar la actividad, hacerla más segura, más eficiente, más ágil y, por supuesto, más controlada. En pocas palabras, había que innovar procedimientos, ir contra añejas costumbres, buscar patrones diferentes para hacer las cosas de maneras diferentes, para no hacerlas como siempre o porque siempre se habían hecho así.”

“En esa búsqueda de utilizar la modernidad en terrenos de la justicia, fue que surgió en 1992 en Baja California uno de los primeros programas de cómputo en el país destinado a organizar la actividad laboral de los abogados litigantes, que les permitiera dejar atrás las montañas de papel en el control de los asuntos legales, llamado “Litis Control”, al que le siguió otro llamado “Lex Control”. El primero era un preciso organizador de asuntos legales en todas sus fases, desde averiguación previa hasta amparo, o en materias civil o mercantil desde la interposición de la demanda hasta la conclusión final del asunto; el segundo facilitaba la búsqueda de términos legales a partir de las leyes incorporadas al programa, a través de captura vía escáner. Eran los inicios de la informática aplicada al campo jurídico, para aspectos prácticos, comenzando a conocerse como Informática Jurídica. Al paso del tiempo, muy corto por cierto, surgió el ambiente Windows el cual se hizo compatible con toda clase de computadoras y accesible a casi todos los bolsillos, lo que generó que programas similares se fueran comercializando en dicho ambiente desplazando a aquellos que solo eran útiles en sistemas antiguos, los cuales pasaron a ser obsoletos en muy corto tiempo.”

“Sin embargo, ese rápido avanzar de la modernidad y de la innovación, permitió que a partir de 1993 las herramientas de la informática se aplicaran con más énfasis en servicio de la seguridad, el derecho y la justicia. Así, a través de equipos modernos y costosos -en esas fechas- comenzó a introducirse en los procedimientos judiciales imágenes capturadas por escáner, fotografía o video, insertando en los textos aquellas que fueran siendo claras, objetivas e ilustrativas, de los asuntos que se sometían al conocimiento de la autoridad, de tal forma que fue avanzando un proyecto innovador denominado “Ventajas del manejo de gráficas e imágenes por computadora en el procedimiento judicial”, que se amplió, poco más adelante, al procedimiento de investigación; en ese transcurrir de los años -década de los noventa-, fue convirtiéndose en Informática Forense -esta especialidad nació precisamente en Baja California- puesto que, perfeccionando los métodos y procedimientos, fue poco a poco convirtiéndose en un útil y necesario elemento de investigación y soporte en búsqueda de la verdad.”

“Cobró inicialmente especial relevancia en asuntos mercantiles o penales derivados de la alteración o falsificación de documentos, registrándose el primer asunto judicial del país al que se le incorporó el uso de esta técnica en 1993, en Tijuana, al contestarse una demanda en un juicio ejecutivo mercantil en el que una institución educativa alteró un pagaré para obtener una ganancia indebida, no pactada, en el cobro de intereses moratorios. Adicionalmente, el uso del video en un procedimiento judicial se dio en 1994 -también por primera vez en la historia judicial del país-, cuando derivado de una intervención quirúrgica reconstructiva -prótesis peneana- fue necesario insertar en el texto judicial de contestación de demanda imágenes del procedimiento quirúrgico y ofrecer el video de la cirugía como prueba digital en el proceso. (Fue enorme la sorpresa que causó no solo en el Juez sino en todo el personal judicial esta contestación de demanda pues no tenían la remota idea de esta utilidad como medio de defensa; al final, el médico responsable de la cirugía fue absuelto de lo que le demandaban: mala práctica médica por la expulsión de la prótesis en pleno coito.)”

“El transcurso del tiempo permitió incorporar la modernidad, de manera oficial, a los procedimientos de investigación. Los Servicios Periciales de Baja California dieron cuenta de ello a finales de la década de los noventa, y se volvió a reinsertar en la PGJE, con énfasis, a partir de 2001. Así, se dio paso formal en México a la Informática Forense -en congresos nacionales de Servicios Periciales todos los estados del país desconocían el tema-, y a partir de 2003 a la Infografía Forense, de la que Baja California es precursor incuestionable, desde donde se desdobló no solo al resto del país sino a Centro y Suramérica. (Nota actual: Estos innegables avances en la investigación forense, le valió a Baja California ser sede nacional de congresos subsecuentes en la materia, en 2003 y 2005, lo que no ha vuelto a suceder desde entonces.)”

“La ruta técnico-científica que inició en 1990 ha permitido, apenas, que se comience a comprender a cabalidad en la actividad jurisdiccional, en la que no existe ningún antecedente previo. Apenas en 2009, una resolución disciplinaria del Consejo de la Judicatura Federal (redactada por el suscrito, aprobada por unanimidad de los Consejeros) precisó la diferencia entre evidencia digital y evidencia documental, y la forma diferente de comprobar conductas irregulares a través de la prueba pericial en Informática Forense, que es la ciencia de adquirir, preservar, obtener y presentar datos que han sido procesados electrónicamente, precisando aspectos técnicos en cuanto a rutas digitales e información digital.”

“Seguro estoy que al paso de los años lo anterior será más común de lo que parece; la satisfacción de divulgar que estos avances han salido de Tijuana -precisado así en Chile y en Colombia, entre otros lugares-, y que forman parte de la historia judicial del país, es algo que me permito ahora compartir. (Con información de mi libro “Especialidades Periciales. Métodos y Técnicas”. 2006)” �

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