Por: Psic. Felipe Aguilera Calleros.         

El miedo es una emoción completamente normal en el ser humano. Aparece como una respuesta ante un peligro específico, que bien pudiera ser real o imaginario.

Existen algunos miedos que van apareciendo en ciertas etapas de la vida de todo ser humano, estos se llaman “miedos evolutivos”, y son importantes ya que forman parte del desarrollo psicológico del ser humano desde las primeras etapas de vida.

Por ejemplo, antes de cumplir el 1er año de edad, comienzan los miedos hacia los estímulos que están en el entorno que rodea al bebé, como por ejemplo: Ruidos fuertes al caer los trastes o un fuerte martilleo. Y poco a poco, en el transcurso de estos meses aparece el miedo hacia las personas extrañas, el cual se disipará cuando el desarrollo cognitivo natural del bebé le permita recordar.

En la etapa de la niñez, que abarca desde el primer año hasta los dos años y medio, aun hay miedo hacia los extraños, o la separación de los padres. También inicia el miedo a las tormentas ruidosas, el viento que produce sonidos fuertes, y el miedo a insectos u otros animales de tamaño pequeño.

En la etapa preescolar que va desde los 2 años y medio hasta los 6 años de edad, ocurren cambios importantes, pues los estímulos externos que provocan miedo aumentan y comienzan los miedos a estímulos imaginarios (fantasmas, monstruos, etc.) Además del miedo a los animales salvajes o quedarse solo.

En la niñez media que va desde los 6 a los 11 años, el desarrollo cognitivo del menor le permite comenzar a tener miedos más realistas y desplazar poco a poco los miedos imaginarios. Los miedos más comunes son a las heridas corporales, al daño físico, el temor a la muerte, etc. Y es importante señalar que aparecen los miedos relacionados al ámbito escolar, como el miedo a un bajo rendimiento académico y algunos aspectos sociales.

Estos son los miedos evolutivos y esperables en las niñas y niños menores de 11 años. Es importante que los padres o tutores, acompañen a sus hijos para su correcta superación, ayudando a evitar tal vez el despertar de futuras fobias.

No lo olvides:

“El miedo no siempre es malo, la mayoría de las veces funciona como una advertencia ante un peligro”

¡Nos vemos en la próxima publicación!

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