Las vitaminas son nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Pueden ser vitaminas liposolubles o vitaminas hidrosolubles, dependiendo en qué se disuelvan, como su nombre indica. A diferencia de algunos minerales, actúan en dosis muy pequeñas. Además, nuestro cuerpo no es capaz de fabricarlas por sí mismo, por lo que es necesario incluirlas mediante la dieta.
Entre las funciones principales de las vitaminas se encuentran la activación de la oxidación de la comida, las reacciones metabólicas y la utilización y liberación de la energía proporcionada a través de los alimentos. De esta manera, es fácil darse cuenta de la importancia que conllevan estos nutrientes orgánicos para un completo estado de vitalidad celular y, en definitiva, para el organismo. De ahí la importancia de incluirlas siempre en la dieta o alimentación cotidiana.
De las 13 vitaminas diferentes que se conocen actualmente, podemos diferenciar dos grupos:
Vitaminas hidrosolubles: Se disuelven en el agua y el organismo no puede almacenarlas. Por esta razón, es necesario un aporte diario y controlado; el exceso es eliminado por el sudor y la orina.
Vitaminas liposolubles: Se disuelven en grasa. Estas sí se almacenan en los tejidos adiposos del cuerpo y en el hígado. Por lo que hay que tener precaución con los suplementos vitamínicos y consultar siempre con el médico, nutriólogo o farmacéutico.
Las vitaminas hidrosolubles:
Vitamina B1 o tiamina: Se encuentra en los frutos secos, cereales integrales, legumbres, levadura de cerveza y germen de trigo. La función principal de esta vitamina es liberar la energía que contienen los hidratos de carbono. Un déficit de la misma puede producir:
Una disminución considerable de la glucosa en la sangre o hipoglucemia, fatiga e irritabilidad, debilidad muscular, falta de concentración.
Vitamina B2 o riboflavina
Tiene la función de catalizar la oxidación de las grasas, proteínas e hidratos de carbono. Las fuentes ricas en esta vitamina son la leche, el hígado, las judías, las lentejas, los quesos y los frutos secos. Un déficit de esta vitamina hidrosoluble conduciría a trastornos visuales e inflamación de la mucosa bucal y garganta.
Vitamina B3, niacina o ácido nicotínico
Está presente en las leguminosas, frutos secos, cereales y levadura de cerveza, sobre todo. En cuanto a su función, favorece la conversión de los alimentos en energía.
Vitamina B5 o ácido pantoténico
Forma parte del sistema inmune, ya que ayuda a la defensa del organismo frente a infecciones. Además, también interviene en el metabolismo de las grasas, proteínas e hidratos de carbono. Se puede encontrar en todos los tejidos animales y vegetales, así como en la levadura de cerveza.
Una deficiencia de esta vitamina hidrosoluble podría conducir a una debilitación de las defensas del cuerpo, lo que favorecería el desarrollo de las infecciones.
Vitamina B6 o piridoxina
Interviene en el metabolismo de los aminoácidos y en la síntesis de la hemoglobina. La deficiencia transcurre con una mayor incidencia en los problemas dietéticos. Los plátanos, aguacates, cereales integrales y los vegetales en general son las fuentes más ricas en la vitamina B6.
Vitamina B8 o biotina
Se encuentra en muchos alimentos vegetales y animales, por lo que no suele ofrecer problemas dietéticos. Se une a ciertas enzimas relacionadas con la formación o utilización de dióxido de carbono, por lo que ejerce así función de coenzima.
Vitamina B9 o ácido fólico
Es esencial para la síntesis de ADN en las células de tejidos nuevos, como en los fetos. También interviene en la síntesis de los glóbulos rojos. La carencia induce anemia. Se encuentra, sobre todo, en las lentejas, judías, verduras e hígado.
Vitamina B12 o cianocobalamina
La fuente principal es el hígado. Esta vitamina es imprescindible para la síntesis de los glóbulos rojos. Además, no la produce ninguna planta o animal, sino solo algunos microorganismos. La deficiencia de esta vitamina también provoca anemia.
Vitamina C
Finalmente, la vitamina C interviene en la formación de las proteínas de los tejidos conjuntivos y en la regeneración del cartílago de los huesos. De esta forma, una deficiencia provocaría aberturas del tejido conjuntivo, hemorragias subcutáneas y dificultad en la cicatrización, entre otros problemas estructurales.
Como puedes observar, las vitaminas son unas sustancias imprescindibles para gozar de buena salud. No olvides adoptar unos hábitos alimenticios saludables para cubrir las necesidades nutricionales recomendadas.