Vi la película Los Dos Papas hace unos días y me gustó mucho. La recomiendo ampliamente. Me gustó por un lado porque habla bien de la Iglesia Católica. Vivimos en una época donde se habla mucho de ella, pero no siempre en los mejores términos. Entre los problemas de pederastia, financieros y otras acciones lamentables que cometen algunos ministros, se da pie a muchos para que solo se vea lo negativo dejando de lado todo lo positivo de la institución. Pero la película no cae en ese juego, transmite una imagen de una Iglesia viva, preocupada por los asuntos de la vida diaria de los católicos, una que está buscando cómo ser mejor.

Nos deja ver a dos personas. También a dos Papas. Me gustó mucho la escena del piano, no podría ser de otra forma siendo mi instrumento favorito claro está. Se ve a dos ancianos disfrutando uno del otro, conociéndose, tocando su alma a través de la música y de la convivencia entre hermanos.

El momento en la Capilla Sixtina cuando Benedicto XVI le dice al Cardenal Bergoglio que ha decidido renunciar, tiene una tensión y una intensidad que solo actores como Hopkins y Price pudieran llevar a la pantalla de esa manera. La actuación de ambos es verdaderamente sobresaliente, y la interacción entre ellos pasará a la historia como una de las mejor logradas. Bueno, eso creo yo que soy un espectador y no un crítico de cine.

Sobre todo me gustaron los diálogos entre ellos. El guionista tuvo el tino de recoger discursos, homilías, mensajes, declaraciones y escritos de ambos hombres, y entrelazarlos unos con otros para construir un diálogo y un encuentro que nunca existieron, pero que si hubieran existido serían muy parecidos a ese. Casi cada frase podemos rastrearla a una expresión de alguno de los dos. El guion es fundamental para cualquier película, y en ésta se logró una verdadera obra de arte.

La renuncia de Benedicto es única en la historia de la Iglesia, ha habido un par más, pero ninguna que haya derivado en dos Papas viviendo en el Vaticano, vecinos uno del otro, con una interacción frecuente en la vida real. Francisco se ha referido a Benedicto como el abuelo que vive en casa, y lo visita en ocasiones especiales dándole un lugar reverencial. La película es muy oportuna para ayudarnos a entender este acontecimiento único. Y hay que tomarla como lo que es, una película, ficción, rayando en una novela histórica hecha película. Vale la pena no perdérsela.

paco@pacogarciaburgos.mx

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