Comentario Político de Paco García Burgos

El cambio de Alfonso Durazo, quien se va de candidato de MORENA a Gobernador de Sonora, es una nueva esperanza para que la seguridad pública en México mejore, ¿o no lo es? No. No lo es. Al menos no lo es en sí mismo.

Más allá de las cifras de homicidios y delitos, que por otro lado son las peores de la historia, quisiera reflexionar con el lector, por qué el cambio de una persona no es la panacea de uno de los tres más graves problemas de México. Y la respuesta es sencilla: Porque no todo depende de una persona. La seguridad de un país depende de instituciones, presupuesto, procedimientos, miles de personas, estrategia y principalmente voluntad política de cientos de servidores públicos. Por supuesto que quien esté al frente de esa Secretaría tendrá mucho que aportar, pero su éxito no depende sólo de ese cargo.

En el fondo de los problemas de México está la impunidad. Lo hemos dicho varios hasta la saciedad. No logramos entender que donde hay impunidad no hay justicia, y donde no hay justicia no hay paz. Mientras no se resuelva en mayor medida la terrible impunidad que vivimos en México, la seguridad seguirá sumida en los charcos de sangre de los muertos que a diario vemos por todo el país. Cuando menos del 0.1% de los delitos que se cometen terminan en una sentencia o reparación del daño, el mensaje que reciben los delincuentes es que pueden hacer lo que quieran porque lo más posible es que no les pase nada.

Eso va desde no respetar una luz roja en un semáforo, hasta cometer un homicidio.

De ser ciertas las acusaciones contra García Luna y contra el General Cienfuegos, una razón por la que se involucraron en actividades ilícitas es porque creían que no les pasaría nada, que podían relacionarse con los cárteles de las drogas sin que fueran llamados por la justicia.

Y tuvieron razón en lo que respecta a México, aquí no hay causa contra ellos, no es aquí donde están detenidos. No calcularon que Estados Unidos intervendría de esa manera, atreviéndose a detener a dos ex secretarios de estado mexicanos, uno de ellos, nada más y nada menos que el de la defensa.

Estos niveles de impunidad le impedirán a la nueva secretaría tener un éxito importante que se vea reflejado en las cifras. Para ello necesita el apoyo del Presidente de la República, principalmente en el tema presupuestal.

Necesita un incremento inmediato de al menos 2 puntos del PIB que se aplique a: programas de prevención de la violencia y de prevención de los delitos, más policías en la guardia nacional, en las corporaciones municipales, más agentes del ministerio público, más jueces; todos ellos mucho mejor equipados, con una capacitación excepcional, y sobre todo, un aparato de asuntos internos que tenga facultades de revisar todos los aspectos financieros y patrimoniales de los servidores públicos involucrados en las fuerzas armadas, la seguridad pública y en la procuración y administración de la justicia.

Mientras eso no suceda, no esperemos milagros de Rosa Icela Rodríguez.

Paco García Burgos

Consultor y analista político

contacto: paco@pacogarciaburgos.mx

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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