Por Paco García Burgos, Consultor y analista político

Me sorprendieron las duras expresiones del Presidente del Poder Judicial Federal: se maquinó un gran fraude a la Constitución, esa ley constituye una traición a la soberanía popular, a la democracia, aunque se contaron los votos se modificó el efecto que deberían tener. No son palabras menores. Los diputados de la anterior legislativa son sus destinatarios.

Se las merecieron porque fueron ellos quienes votaron a favor de la ley que modificaba el período de gobierno del, en ese entonces recientemente electo, Ing. Jaime Bonilla. En mi artículo publicado en este mismo espacio el 11 de julio de 2019, planteaba 5 hipótesis sobre la inaudita decisión del Congreso del Estado. La quinta decía lo siguiente: Los diputados aprobaron la ley “… para no confrontarse con el equipo del gobierno electo a sabiendas de que su reforma constitucional no tiene futuro, de esa forma aceptan lo que se les haya ofrecido, votan a favor, pero saben que es letra muerta. Engañan pues al Gobernador electo”. Esa hipótesis se actualiza hoy.

En su momento se habló de que a los diputados se les habían ofrecido puestos, candidaturas, e incluso, según señaló uno de ellos, un millón de dólares. Más de uno, por su experiencia política, sabía que la reforma no tenía futuro, pero también votaron a favor recibiendo lo que les ofrecieron y engañando al Gobernador.  

La pregunta ahora es, ¿Qué sigue? ¿Qué va a pasar con esos exdiputados? ¿Se les abrirá un proceso? Lo más probable, estimado lector, es que pase lo que siempre pasa en México: Nada. La impunidad es el más grave problema que tenemos en el país, y de ella se deriva la corrupción y todos los demás. Los diputados votaron en la lógica de la impunidad: Vota, recibe lo que te ofrecen, comete un fraude a la Constitución, pues al final no va a pasar nada. Por eso lo hacen, porque saben que no va a pasar nada, es decir, porque saben que quedarán impunes.

Si no serán sometidos a un proceso penal, tal vez deberían regresar lo que les dieron, dejar el puesto que ocupan, no obtener la candidatura, o ya al menos, recibir el señalamiento de la sociedad para que no vuelvan a ocupar un espacio en el servicio público, porque ya lo hemos visto otras veces, corruptos de fama pública alcanzan candidaturas y posiciones de elección popular en nuestro Estado, ya no digamos puestos de designación.

Deseo que la dureza con la que se expresó el Ministro Presidente, nos haga reflexionar sobre la gravedad de esos actos para estar atentos, y evitar que suceda nuevamente.

paco@pacogarciaburgos.mx

*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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