Busco entre los diversos alimentos de la alacena una bolsita de fideos, confieso que mi relación con ellos no es muy buena. Aprendí la técnica de su preparación, y a pesar de seguir las instrucciones, ese alimento me queda de un sabor…poco agradable, ya no digamos como es la textura y consistencia. Desde hace un tiempo ya no intento prepararlos con ese sabor con el que cocinan las mamás que llenan de recuerdos los sabores.

Para mis amigos y familiares es algo sorprendente saber que no puedo preparar un alimento tan común en cualquier hogar de la familia mexicana, sólo pensar que me toca preparar fideos me provoca dolor de cabeza y me hormiguean las puntas de los dedos de las manos. Hay quienes me preguntan la razón de mi sobresalto, ya que puedo sazonar diversos alimentos, dar las indicaciones para elaborar otros platillos, adoro detallar como debe ser escogido, desempacado y acomodado cada ingrediente. Y me gusta la forma de sugerir aquello de los montoncitos o un puñadito de azúcar, sal o ajonjolí, tan utilizados en las medidas de la cocina de las abuelas, además deben tomarse en cuenta al momento de elaborar cualquier alimento de la cocina mexicana, son parte de nuestro ancestral arte culinario.

Tengo la fortuna de conocer datos importantes del arte de cocinar de tiempos pasados como el “Recaudo” que es un manojito de hierbas aromáticas y condimentos, que se agregaban a los platillos en tiempos ancestrales. Ahora sé, que había varios tipos de recaudos y que las cocineras celosas de sus secretos llegaban al punto de comprar los recaudos en las tiendas destinadas a ello para después agregarle o quitarle algún condimento o hierba, llegaban al punto de seleccionarlas de manera distinta y preparar con las mismas un solo manojito de plantitas que eran guardadas para alimentos que fueran preparados en el futuro. Incluso hay quien cuenta que entre las tías se acostumbraba envolver el recaudo en un trocito de manta para ser agregado a los guisos, para que nadie conociera sus secretos culinarios y así conservar “Los secretos de la familia”.

Cuando alguna persona me pide con delicadeza y tratando de evitar que trabajes mucho a la hora de preparar un alimento solicita “Sopa de fideo” palidezco, sonrío y pregunto “¿Quieres de la instantánea?” Por lo regular contestan que no. Así  estoy en libertad de preparar otro tipo de sopas, de verduras, de habas, de garbanzo y hasta de cebolla, que al momento de servirla en sus respectivos recipientes con tapa (Para que pueda conservarse el calor del queso y sea derretido encima), al ser servida ante el comensal es agradable ver la forma en que le cambia la cara al aspirar aquel aroma que algunos dicen es como recordar pedacitos de vivencias en Francia, les creo, no conozco Francia, pero si ese aroma los hace llegar a esos pasados escondidos en los pliegues de la memoria, me doy por satisfecha. Esa sopa de cebolla en particular la he bautizado con el nombre de “Repelente de Vampiros” quienes me conocen dicen que es cierto, por lo concentrado y delicioso de su sabor, pero debo decir a favor de esa sopa que es muy rica en nutrientes, sobre todo es todo un manjar en época de frío, aunque algunos recomiendan no consumirla cuando quieres cortejar a alguien.

El arte culinario es parte de cada uno de nosotros, adoro preparar otro tipo de pastas, y me quedan “Al dente” aunque hay quienes prefieren las pastas más cocidas, no es tan agradable su sabor si no están su punto, aderezadas con sus respectivas salsas. El poder elaborar alimentos más sofisticados, son formas de expresión para quienes cocinamos, ya sea carnes rellenas, con diferentes condimentos o verduras, y con otras presentaciones, escuchar que alguien llegue a pedir que le sea servida “Sopa de fideos” me provoca urticaria.

El día de ayer un invitado solicitó que le preparara sopa de fideos como supondrán intenté cambiar el menú, pero insistió mi joven comensal en que le sirviera ese platillo así que no me quedó otra más que abrir un sobrecito de sopa de fideos, con sabor casero. Evité leer el contenido por aquello de que traen polvos que no son propiamente de amor.

En estos días de estar en casa y cocinando cada uno los alimentos que más les agradan son momentos de expresar el cariño que tenemos a quienes amamos, elaborando ricos platillos  sencillos o sofisticados, nos permitimos degustarlos y compartirlos,  recordemos que si tenemos problemas al elaborar sopa de fideos u otro platillo no hay que arriesgarse a la venganza de los mismos. Sigamos disfrutando de los días que nos faltan de estar en casa acompañados de quienes amamos.

“El descubrimiento de un nuevo plato, es más provechoso para la humanidad que el descubrimiento de una estrella”

Jean Anthelme Brillant-Savarin

“Cuando mi madre nos daba el pan, repartía amor”

Jöel Robuchon

“No hay nada más sexi que una pera escalfada con un sorbete perfecto”

Lisa Hershey

Por Lylia Ciriam Verdugo Ruiz.  

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