Por Lylia Ciriam Verdugo Ruiz.

A medida que transcurren los días, nos adaptamos a la “Nueva realidad”, es sólo reincorporarnos al mundo. Muchos países han debido hacerlo después de haber vivido alguna situación desagradable, como consecuencia de algún desastre natural o guerra. Por el momento dejaremos de lado todo lo que se dice de la Pandemia que hoy por hoy tratamos de sobrevivir en el mundo con nuevas reglas que habíamos dejado de lado respetar ese espacio de movilidad cercana entre una convivencia.

Lo que nos ha dejado como enseñanza las normas a seguir en nuestro trato cotidiano es, el recuperar el respeto al espacio de cada uno de nosotros, puedo decir que lo que espero que en el futuro es que se respete ese espacio entre cada una de las personas para que puedan  moverse sin la preocupación de afectar a la persona que está a tu lado, o que la misma, empuje el cuerpo de otro con el suyo al estar tan junto al momento de hacer fila para realizar algún pago a la entrada de un banco, o al momento de acudir a comprar víveres en un supermercado. Situaciones son muchas, como el ir a dejar a los niños a la escuela, acudir a una oficina de gobierno, etc. En general, la distancia de una persona y otra debe respetarse, que en muchos países es de un metro y medio, sin tomar en cuenta Finlandia, que en ese lugar el espacio que se deja entre una persona y otra al hacer fila en cualquier parte es mucho mayor. Para ellos, es de suma importancia dejar espacio suficiente para que la persona que está a su alrededor tenga la libertad de moverse o estirarse, sin estar al pendiente de afectar al otro porque entre ellos el espacio propio es tan importante como el espacio ajeno.

Que una persona invada nuestro espacio es incómodo, como cuando alguien lee sobre ti el libro o periódico que tienes en tus manos, ya no digamos lo que sucede en el transporte público, cuando las personas paradas están tan apretujadas una con otra que hasta respirar cuesta trabajo, lo que resulta estresante incluso para el chofer, en que hay momentos en que los pasajeros van casi sobre él.

Por más de dos meses evité salir de casa, ayer me incorporé a mis actividades fuera de ella, observé cómo la gente camina con orden, incluso parece que se retiran de donde hay aglomeraciones, pero en algunos casos la gente parece desorientada, y como si tuvieran miedo de platicar unos con otros.

Hay quienes ponen poco cuidado a las indicaciones en los restaurantes, pretenden ocupar las mesas que tienen letreros de “Ocupado” o “Sin servicio” medida que se tomó por parte de quienes prestan el servicio de  servir alimentos para conservar sus locales con pocos asistentes, pero las personas omiten respetar los espacios, quieren ocupar las mesas que no ha sido destinada para ello, hay otros que ya no traen el cubrebocas y llegan a molestarse cuando en algún comercio, en sus políticas de atención al público tienen letreros que dice “Si no porta cubrebocas, evite entrar a éste negocio, ya que no le atenderemos”, ¿Es tan complicado seguir las reglas? Supongo que sí.

Por otra parte, se comenta que hay comercios de alimentos en los que para dar el servicio a quienes deciden acudir a ellos para hacer más agradable el lugar y los locales no se vean vacíos, decidieron sentar muñecos de peluche en las sillas de las mesas que no deban ser ocupadas, en respeto al “Espacio personal” esto también ha causado reacciones entre algunos Médicos Especialistas en control de alergias o Epidemiólogos, a lo que explican que el material conocido como “Peluche” es uno de los que menos se recomiendan cerca de las personas, porque son fáciles de llenar de gérmenes, así que quienes presten este servicio deberán de buscar una manera distinta de hacer más cómoda la estancia a sus visitantes.

Como vemos, nadie tiene fácil el camino de transitar de convivir mejor, día con día nos iremos adaptando, con relación a las condiciones en que estaremos sobrellevando la Pandemia. Reglas son muchas: La observación del color del semáforo sanitario, se ha integrado a nuestras vidas, es curioso todo lo que debemos saber cada mañana, ya no sólo es el tipo de cambio, la línea de espera para ingresar al vecino país, o si ya permiten la entrada de turistas e incluso el movimiento de tráfico en la ciudad. Ahora se incluyen reglas sanitarias para una mejor convivencia, deberemos seguirlas por muchos meses más. Los niños son el mejor ejemplo para nosotros, su proceso de adaptación es distinto incluso más rápido, para ellos las medidas que se han incorporado a las actividades cotidianas, sólo hay que seguirlas y punto. Nos ponen el ejemplo, usan el cubrebocas, respetan el espacio personal, no sienten pena y son claros al decir a quien se acerca de más a ellos “Que respeten las líneas marcadas en los lugares”.

Con todo lo que debemos hacer, estamos aquí, cumpliendo el reto de vivir en una sociedad que se adapta, en donde cumplir con el espacio personal es mínimo comparado con lo que hemos vivido en los últimos meses, y sobre todo estamos ¡Vivos!

“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.

Charles Darwin

“La inteligencia es la habilidad de adaptarse al cambio”.

Stephen Hawking

  *LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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