Por Paco García Burgos, Consultor y analista político.
En mi comentario político del 13 de febrero pasado, escribí sobre la detención en España de Emilio Lozoya, ex director de Pemex. En los últimos días recibimos noticias de que será extraditado, tan pronto como el día de hoy posiblemente. Se entiende que él mismo estuvo de acuerdo, o más bien dicho, que hizo un acuerdo con el gobierno mexicano para regresar sin poner más obstáculos legales, para obtener su libertad o ser sujeto de una condena que lo obligue a estar poco tiempo en la cárcel, a cambio de hablar, señalar, mostrar videos, acusar, etc.
Desde el propio gobierno se ha deslizado que Lozoya señalará al expresidente Peña, a su mano derecha Luis Videgaray, y también a legisladores de distintos partidos a quienes les “Ayudó” con unos pesos para que votaran a favor de la reforma energética, eso sin mencionar Odebrecht y otras linduras de su gestión.
Los dividendos políticos de la detención y extradición de Lozoya ya están siendo cosechados por el gobierno. La especulación en el país sobre lo que va a decir, y sobre las consecuencias, giran en torno a la detención al expresidente. Por lo que se ha filtrado, si se hace justicia, no habrá manera de que ni Peña ni Videgaray se salven de un proceso judicial.
Eso será sin duda un gran paso en la lucha contra la impunidad en México. Es fundamental para la viabilidad de México como país, que avancemos en la justicia combatiendo la impunidad. La falta de denuncia ciudadana, la incapacidad de las policías de todos los órdenes del gobierno, la incapacidad del sistema de procuración de justicia, y la falta de voluntad política, son factores de impunidad que carcomen la vida nacional.
La detención de Lozoya y su consecuente extradición, es una expresión de voluntad política para avanzar en la lucha contra la impunidad. Falta ver que se concrete, que tenga resultados, que algunos terminen juzgados por los tribunales mexicanos. Si eso sucede, habrá que aplaudirlo y esperar que ese rumbo se fortalezca en México, no sólo con quienes ya no son funcionarios, sino también y principalmente, con quienes siéndolo gozan de cabal impunidad.
*LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*
